Es como si hubiésemos entrado en una incomprensible máquina del tiempo que nos hubiese transportado de repente a la España del siglo XVIII. O quizás es que nunca hemos salido realmente de aquella época, enredados en chapuzas históricas entre reyes incapaces, guerras civiles y sucesorias, golpismos militares, un par de repúblicas abortadas y una actitud miedosa, cerril y dictatorial que persiste aún a pesar de que los ciudadanos intentan encontrarle el punto a la democracia, que a trancas y barrancas no acaba de cuajar y recula hacia lo malo conocido y soportado, antes que arriesgarse a lo bueno por descubrir y realizar entre todos.
Para quienes hayan olvidado la historia de España, es una ocasión única observar al gobierno actual y ver como reproduce fielmente la sociedad idiotizada del reinado de Carlos III y su valido Squillace, que terminó con el motín generalizado en la capital del reino y en más de 30 capitales de provincia, con el resultado de la capitulación del monarca que por seguridad se vio obligado además de refugiarse en Aranjuez, a apartar del cargo al valido, que había intervenido por su cuenta el gobierno, había promulgado leyes injustísimas para "modernizar" la sociedad y llenarse los bolsillos con métodos mafiosos, precisamente a golpe de recorte a las clases más humildes, encareciendo los artículos de primera necesidad, especialmente el pan, subiendo los impuestos a las nubes y hasta obligando por fuerza y por ley, a cambiar la longitud de la capa y el sombrero redondo típico de la época y del lugar, para imponer capas cortas y sombreros de pico, más acordes con la moda del momento cortesano. Hartos ya los españoles de tanto atropello y de tanta imbecilidad "renovadora"se levantaron en masa, con el apoyo hasta de soldados y justicias que no quisieron reprimirles porque compartían el mismo estado de indignación, obtuvieron hasta el apoyo de los jesuítas, lo que les valió a éstos la expulsión del reino de España.
Pues en esas andamos. Sólo hay que escuchar o leer las noticias. Ver y escuchar al Presidente del Gobierno, a los ministros y diputados del pp, para verse de improviso ante la España de Esquilache y del Borbón embobado y fuera de tiesto, al que también le influyó el valido para que gastase en obras faraónicas como palacios, edificos oficiales pantagruélicos o puertas autodedicadas como la de Alcalá, imitada en el franquismo por el arco de la Plaza de la Moncloa, mientras el pueblo, bajo la bota del poder, carecía de lo fundamental. Como en el franquismo de mi infancia, adolescencia y juventud. Como ahora. El pp nos está dando marcha atrás con su modo de des-gobernar en retroceso.
Anoche en las noticias, vi y escuché a Montoro, ministro de Hacienda, decir que las pagas extras sólo las van a recibir los funcionarios que no llegan a mileuristas, pero que además, en un acto de maravillosa generosidad, tanto su "malestad" como sus Esquilaches adosados, han renunciado a esa paga, en plan solidario y responsable. Un diputado le preguntó como es posible que el Presidente del Gobierno hubiese dicho lo contrario el viernes, que el Consejo de Ministros lo hubiese aprobado, se hubiese expuesto al Congreso como cosa hecha, y de repente se publicase el cambio radical en el BOE antes de consultarlo y aprobarlo en la Cortes y que Montoro a toro pasado acudiese a informar de la buena nueva...El diputado no entendía nada y los ciudadanos, tampoco; da la sensación de que tampoco el propio ministro sabía por donde le daba el aire, acerca de un presidente de gobierno en estado de insensata y desnortada liquefacción, que por su cuenta va tomando decisiones que, obligatoriamente en un democracia, debería rectificar y exponer en el Parlamento antes de publicar a su aire en el BOE lo que le dicta su iluminación momentánea, su acojone repentino al ver a toda España amotinada por tales barbaridades insostenibles o lo que ha leído o escuchado por ahí. Este gobierno se parece cada día más a Gurb, el marciano inventado por Eduardo Mendoza. No entiende. No sabe. No ve. No puede. No da una. Y cuando la intenta dar lo hace al revés. Y su perfecto paradigma es el propio Rajoy.
Ahora los ciudadanos nos preguntamos cómo es posible, si la economía española está en las últimas, que de la noche a la mañana, se recorte al revés. O sea, que hasta hoy sólo pensaban recortar las pagas a los que menos cobran y mantenerlas para los sueldos más altos, o sea, quitarlas a los pobres para que las siguieran cobrando los que no las necesitan. Pero una vez que a Mariano se le ha aparecido el fantasma del marqués de Esquilache, ha preferido una lavada de cara de los altos cargos con la ejemplar renuncia a la bonificación navideña por solidaridad, en plan campaña franquista añeja: "siente un pobre a su mesa por navidad" y así quedar impecables y tan fuera de tiesto como un Papá Noel en verano. Mientras el resto del año el pobre seguirá olvidado y exprimido como un cítrico.
Ahora nos queda enterarnos si de verdad ese arranque a lo Carlos III con el agua al cuello, se corresponderá con la realidad y si no habrá sido un maquillaje oportunista para calmar los ánimos y al final, a la chita callando, no cobrarán esa paga añadida y repartida en otros conceptos. Porque un pp capaz, sin ningún remordimiento, de prevaricar, cohechar, engañar, intrigar, calumniar, arruinar las arcas del Estado de las autonomías que ha expoliado con toda impunidad, "ajusticiar" al juez que investigaba sus pirateos y mentir durante ocho años, como un bellaco, no se regenera de repente porque el Códice Calixtino le haya iluminado las entendederas.
No podemos eliminar la sospecha y la desconfianza escarmentada de nuestro ánimo golpeado por tanta desvergüenza ya convertida en tradición y, como Santo Tomás, hasta que no sepamos de buena tinta la verdad de esas espectaculares y mosqueantes decisiones, no nos lo vamos a creer. Estamos tan escaldados, tan hartos de que nos tomen el pelo, que ya nos es practicamente imposible a estas alturas creer en los Reyes Magos, en los tres cerditos y en el Capitán Trueno.
No podemos eliminar la sospecha y la desconfianza escarmentada de nuestro ánimo golpeado por tanta desvergüenza ya convertida en tradición y, como Santo Tomás, hasta que no sepamos de buena tinta la verdad de esas espectaculares y mosqueantes decisiones, no nos lo vamos a creer. Estamos tan escaldados, tan hartos de que nos tomen el pelo, que ya nos es practicamente imposible a estas alturas creer en los Reyes Magos, en los tres cerditos y en el Capitán Trueno.
Si resulta que es tan fácil regular la balanza ¿por qué no se hace lo mismo con la inversión? , ¿por qué no se sube el IVA de un modo equitativo y no generalizado? ¿por qué los sueldos y privilegios de sus señorías y el alto funcionariado no se recortan en proporción y los sueldos más humildes no se respetan? ¿por qué, como ha hecho Obama para quitar el desempleo, no se invierte dinero del Estado en vez de darlo a la banca amiga que ha arruinado a todos y "premiar" con descuentos a los evasors fiscales?
Nadie creerá que esta crisis sea real y no un invento maquiavélico, mientras todos los jerifaltes sigan con el mismo tren de vida. Cuando vayan a pie al Parlamento y sin escoltas, cuando no dispongan de aviones particulares para ir a ver un partido de fútbol en vez de acudir al incendio más grave que Valencia ha sufrido. Mientras el dinero que debería mover los Canadair del 43 Grupo apagaincendios, se emplee en bagatelas viajeras del Presidente. O mientras la señorías pperas esteń cobrando hasta cinco sueldos y no sólo no se avergüencen cuando se les dice, sino que se enorgullecen de ello, no creeremos que esas buenas intenciones no sean parte del marketting del miedo a la bajada en popularidad electoral. Este estado de cosas no lo soluciona un golpe de efecto tipo Caritas, sólo lo solucionan paquetes de medidas eficaces, justas y necesarias. No es acentuando la miseria como se arregla la miseria, sino poniendo abundancia en la escasez para poder superarla, subiendo impuestos a los ricos y gastándolos en quitar miseria y desempleo.
Nadie creerá que esta crisis sea real y no un invento maquiavélico, mientras todos los jerifaltes sigan con el mismo tren de vida. Cuando vayan a pie al Parlamento y sin escoltas, cuando no dispongan de aviones particulares para ir a ver un partido de fútbol en vez de acudir al incendio más grave que Valencia ha sufrido. Mientras el dinero que debería mover los Canadair del 43 Grupo apagaincendios, se emplee en bagatelas viajeras del Presidente. O mientras la señorías pperas esteń cobrando hasta cinco sueldos y no sólo no se avergüencen cuando se les dice, sino que se enorgullecen de ello, no creeremos que esas buenas intenciones no sean parte del marketting del miedo a la bajada en popularidad electoral. Este estado de cosas no lo soluciona un golpe de efecto tipo Caritas, sólo lo solucionan paquetes de medidas eficaces, justas y necesarias. No es acentuando la miseria como se arregla la miseria, sino poniendo abundancia en la escasez para poder superarla, subiendo impuestos a los ricos y gastándolos en quitar miseria y desempleo.
El otro golpe maestro ha sido el espectáculo de la reprimenda con efecto retroactivo del Presidente del Congreso a la pijuela diputada Fabra. Al cabo de unos días, cuando el clamor general se hace ya un rugido, se le lee la cartilla públicamente. O sea, que si nadie hubiese protestado, todo hubiese sido normal, ya que en el momento de la ofensa nadie se extrañó ni estuvo en desacuerdo, ni los compañeros de escaño, ni el Presidente de la Cámara; al contrario, hicieron una piña defensora alrededor de la interfecta, poniendo verdes a los ofendidos. Y la respuesta de la susodicha ha sido espectacular. No se arrepiente. Sólo confiesa no sentirse orgullosa de su exabrupto. En fin, todo sea por el marketting y el maquillaje de la Señorita Pepis. Una cara pública y otra privada. Y lo malo sólo tiene de malo la publicidad que se hace a sí mismo. Es decir, que se sepa. Mientras no se sabe y nadie dice nada, no es malo, sino bueno y útil. Como en los tiempos de Esquilache. Así se funciona cuando nada funciona. O sea, cuando el pp gana las elecciones; sólo Dios y ellos saben realmente cómo y a qué precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario