domingo, 8 de julio de 2012

SÓLO NOS QUEDA SUBIR, YA NO PODEMOS HUNDIRNOS MÁS

Decía Einstein que la imaginación y la intuición son más importantes y eficaces que el razonamiento sistemático. Y es muy cierto. Nuestra civilización, en cambio, lo ve al revés. Y es esa actitud robótica mental la que no permite a la humanidad salir del pantano de una crisis constante que se manifiesta como tensión, amenaza y desastre en plan espada de Damocles. Siempre pendiente sobre el futuro del planeta y sus habitantes.
No hay nada más que echar un vistazo a Europa y a España, en concreto, para comprobar la trascendencia de esa afirmación de aquel físico genial. 
"La imaginación al poder" fue el mantra-fundamento del mayo del 68, pero nunca se llegó a poner en práctica realmente; la mayoría eligió "el colocón al poder" y unos se emborracharon de falsa libertad, otros de sexo a tutiplén que llegó a convertirse en patología e incapacidad para convivir más allá de la búsqueda de sensaciones placenteras, otros, de aventuras comunales -de comuna- y escapadas a la India, a Katmandú o en busca de chamanes americanos a ver si los hongos alucinógenos conseguían pasaportarles al paraíso sin tener que esforzarse nada más que por financiar los billetes de avión y el equipo Coronel Tapioca, y todo por ver si es que la imaginación se escondía en aquellos parajes llenos de santones, vacas sagradas, moscas y hambre, otros, directamente quisieron acortar distancias con el nirvana a base de LSD, hachis y marihuana, mescal y plumas de colores. El resultado ha sido, justo el revés de lo que se pretendía. Tras comprobar que Don Juan era un personaje literario y que Castaneda era mortal de necesidad, como todo el mundo, después de tanta fanfarria chamanística y que no hay panaceas ni la escapatoria como life's way daba resultados algo más lustrosos que hastío, aburrimiento, autodestrucción y la mediocridad como vía de expiación hacia una resignada sensatez, la reacción consistió en arrinconar para siempre el lema sesentayochista y la reflexión de Einstein; entonces los visionarios de la mescalina y el porro, decidieron sustituir el mantra demodè por la recuperación del lema más viejo del mundo: "la especulación al poder". Y ese programa tuvo la virtud tóxica de excitarles mucho más que cualquier droga. Les inyectó en vena la depredación sistemática y aquí y ahora tenemos el resultado. Para especular bien hay que de-formarse primero. Universidad sin contenidos, masters ramplones, viajes, cursos, prácticas very, very happy fashion...y además, el chute de adrenalina contra natura de una ambición depredadora que ya es incapaz de ver personas detrás de las cifras y estadísticas. Hasta la política, los caminos paraespirituales, esotéricos y los voluntariados, que eran en origen un servicio y una pasión por la cooperación al bien común y una vía para mejorar la condición humana, se han convertido, primero en oficio y después en negocio con beneficio, siempre generando y cultivando el monstruo del poder, hasta llegar al paroxismo de la tecnología al servicio de la estupidez y de la maldad entendida como vía de una perfección que cada día mejora un poco más las bases desoladoras de la extinción. 
En ese ambiente de miseria estructurada como meta en la vida, no queda un sólo hueco sano para que germine la imaginación, la intuición, la inteligencia integral y mucho menos las cualidades necesarias para salir del atolladero involutivo en que la humanidad se asfixia y se envenena con sus propios miasmas. No sólo se ha olvidado la imaginación, es que está penalizada socialmente e infrautilizada al servicio deprimente de la publicidad y del consumismo delirante que al mismo tiempo que produce el espectro de la riqueza, asesina silenciosamente a sus criaturas, como un Cronos implacable y autoregulador de su locura reproductora. 
Sin embargo la imaginación y la intuición combinadas, siguen siendo la única salida posible del maremágnum caótico en que cada vez es más difícil la supervivencia y mantener intactas las constantes   intelectivas y sus dos principales recursos, que son hijos directos del matrimonio entre alma y espíritu,entre inteligencia y vida ilimitada. Entre mente y amor. Ahora o nunca. Es imprescindible el esfuerzo y el salto cualitativo interdimensional. Hay que dejar de ser animales racionales y empezar a ser humanos de verdad, no sólo en apariencia. La racionalidad usada  exclusivamente desde el cerebro reptiliano es barbarie planificada en libros, escuelas, iglesias, parlamentos o universidades. Es mucho más perjudicial para nuestra especie que la ignorancia. Porque no es sabiduría sino habilidad que se emplea para fines meramente animales, con la perversión añadida de que el cerebro pensante animal se ha hecho más potente y sigue siendo igualmente primitivo. Cruel como un tigre o una víbora, pero sin su inocencia elemental. Y en vez de defenderse y atacar a sus congéneres en igualdad de condiciones naturales, usando su "razón"se ampara en la injusticia, la manipulación, la avaricia, el mercado, las armas, la competitividad, la envidia, la "no- es-ciencia", el falso arte que sólo sirve para recoger dinero y la política, para hacer del mundo un campo de exterminio donde, como en las manadas de animales normales, domina la ley del más fuerte en tretas, patrañas, engaños y delitos que se valoran como virtudes. ¿La imaginación? Secuestrada. ¿La intuición? Enterrada por la lava ardiente y estéril de la mediocridad. ¿La creatividad? Cotizando dividendos de plástico en Wall Street al servicio de quien pague mejor la traición a la vida, a la justicia, al genio y a la libertad.

El sistema y el partido político que ahora nos gobiernan, en España y en Europa, están condenados a la extinción, porque destruyen la vida para obtener dinero que destruye el medio ambiente y la salud de todos. Un verdadero círculo vicioso. Un nudo gordiano que hay que cortar limpiamente. Como se certa un vínculo destructivo o una cadena que obstruye la conciencia. Y de la destrucción han hecho su razón de ser, de estar y de medrar. Sólo podremos superar esta locura, si cambiamos personalmente y seguimos uniéndonos en ese cambio tan especial, que se contagia en el encuentro y aumenta y se intensifica con la intencionalidad que se comparte. En la acción que está aprendiendo a utilizar con inteligencia la intuición y la imaginación. Por fin, podremos superar el lema del 68. Ya no será "la imaginación al poder", porque ya hemos comprobado lo que es el "poder" y sus secuelas. Será la imaginación al servicio del bien común. Y el único líder siempre justo e incorruptible, será el acuerdo, el diálogo y la corresponsabilidad. Ya es el tiempo. Y no debemos esperar sentados a que las cosas cambien solas, porque nunca lo harán si nosotros no trabajamos para cambiarlas. Toda pirámide de poder se sostiene sobre una base de miedo y de inhibiciones. Removamos la base y la pirámide caerá para que se construya una esfera: un mundo nuevo, donde no hay más jerarquía que el bien común , ni más gobierno que el imperativo categórico kantiano: Vive de tal modo que tu conducta se pueda convertir en ley universal. Sólo así no necesitaremos políticos "profesionales", sino simples gestores adminsitrativos que se releven con frecuencia en sus responsabilidades, para que ellos mejoren también y no se establezcan vicios y corrupciones que se acaban por ver como "normales" hasta por los jueces y magistrados, jefes de estado y de gobierno, y no como el delito que son.

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