Benoît Hamon, la última esperanza de llevar la izquierda al Elíseo
Posicionado a la izquierda del resto de candidatos, el que fuera ministro de Educación con Manuel Valls, su rival en segunda vuelta, se impone en las primarias del PS francés.
ANDREA OLEA
PARÍS.- Las encuestas lo
daban por ganador el domingo, pero no por ello pareció menos exultante
en su comparecencia tras conocerse los resultados: Benoît Hamon se proclamaba vencedor en segunda vuelta de la primaria de la izquierda francesa
con cerca del 59% de los votos y una participación en alza frente a la
primera ronda. “Este es el triunfo de una izquierda viva que vuelve a
levantar cabeza”, aseguraba ante sus seguidores el nuevo líder del PS y
candidato socialista a las elecciones presidenciales.
Hace unos meses, pocos habrían apostado por
la victoria de este disidente del gobierno de Hollande frente al
todopoderoso primer ministro Manuel Valls. Pero un programa
cargado de propuestas relativamente innovadoras, combinado con su
distanciamiento de las políticas gubernamentales, lo han convertido en
la alternativa más convincente para representar al socialismo en la
carrera al Elíseo.
Si hace dos años fue el propio Valls quien
provocó su salida del ejecutivo, en el que Hamon había ejercido durante
apenas cinco meses como ministro de Educación, anoche el nuevo candidato
presidencial se cobró su revancha: de forma un tanto simbólica, tomó el
micrófono para celebrar su victoria sin esperar a que un Valls
compungido concluyera su discurso de derrota. “He hablado con Manuel
Valls y tenemos nuestras diferencias, pero no serán irresolubles cuando
se trate de luchar contra nuestros verdaderos enemigos”, afirmó con
una gran sonrisa mientras las televisiones cortaban la intervención en
directo del contrincante vencido para dar voz al protagonista de la
noche.
A partir de este lunes comienza una tarea
titánica para el nuevo aspirante al Elíseo: lograr recomponer un partido
socialista hecho trizas y, al mismo tiempo, atraer al resto de sectores de la izquierda para crear un frente común que tenga alguna oportunidad de llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Un programa innovador para un hombre del aparato
Benoît Hamon se sitúa en el ala izquierdista
del PS, pero no ni mucho menos un antisistema: el exministro y diputado
bretón, de 49 años, ha desarrollado casi toda su carrera en el seno del partido socialista. Entró
en política con 19 años a través de los sindicatos estudiantiles y tras
diplomarse en Historia, su primer empleo recién salido de la facultad
ya fue como asistente parlamentario en el PS.
Dos años después, en 1993, pasaría a
presidir el Movimiento de Jóvenes Socialistas y desde ese momento, a
excepción de un breve paso por la empresa privada, siempre ha ocupado
cargos en el aparato socialista, como asesor de Lionel Jospin y Martine Aubry, diputado, eurodiputado, portavoz y ministro ─de Finanzas entre 2012 y 2014 en el gabinete de Jean-Marc Ayrault, y brevemente como titular de Educación ya con Valls como jefe de gobierno─.
Las desaveniencias en materia económica y
social con Hollande y Valls han sido continuas y forzaron, en última
instancia, su dimisión del ejecutivo. En su programa electoral, se ha
posicionado netamente a la izquierda del resto de candidatos, miembros o
no del Partido Socialista, con un programa de corte marcadamente ecologista y social.
Junto a la promesa central de campaña de
aprobar un salario mínimo universal de 750 euros para los mayores de
edad, ha incluido otras medidas como la derogación de la controvertida
reforma laboral y el fin del estado de urgencia (ambas medidas, firmadas
literal o figuradamente por Valls). También, la legalización del
cannabis y de la eutanasia, un impuesto a las máquinas que reemplacen a
trabajadores humanos, y el impulso de un nuevo modelo productivo
centrado en la transición ecológica.
Ese posicionamiento le ha valido el apoyo de socialistas como el exministro Arnaud Montebourg (también del ala izquierdista y descalificado como candidato en primera ronda), así como de renombrados Ecologistas como Nicolas Hulot o el periodista y diputado de los Verdes Nöel Mamère, con el que Hamon fundó en 2007 el think tank progresista La Forge para refundar la izquierda.
Su lema de campaña, “Hacer latir el corazón
de Francia”, denota un intento de insuflar de nuevo ilusión a un
electorado de izquierda profundamente decepcionado con el socialismo
tras cinco años de gobierno del PS. Con la diferencia de que esta vez,
el nivel de escepticismo está mucho más alto que antes de la llegada de
François Hollande al poder. Inmediatamente después de conocerse el vencedor de la primaria, Mediapart
(medio digital de izquierda crítica) publicaba una elocuente viñeta con
el rótulo: “Las urnas han hablado. El socialista que traicionará al
pueblo es: Hamon”.
En busca de alianzas
Consciente de su tirón entre los jóvenes
frente a otros candidatos, esta franja de edad ha estado en el corazón
de su discurso durante la campaña. De hecho, su propio equipo se sitúa
en una edad media relativamente baja en comparación con el resto de
aspirantes al Elíseo. “Funcionamos casi como una start-up”, aseguraba a Público uno de sus colaboradores, que lo define como alguien “cercano y jovial, concienzudo con su trabajo pero de trato sencillo e inclinado a delegar y negociar”.
Su apertura al diálogo podría facilitar la
búsqueda de pactos con el resto de sectores de izquierda, pero para
lograr una eventual alianza que garantice el acceso al Elíseo hará falta
poco menos que un milagro. Tras conocerse su victoria en la primaria,
Hamon anunció que quiere entablar negociaciones con el líder del Partido
de la Izquierda, Jean-Luc Mélenchon y el candidato de los Ecologistas, Yannik Jadot.
Por el momento, nada está escrito. Un
último sondeo, realizado entre la primera y la segunda vuelta de la
primaria de izquierda y publicado el domingo por la noche, mostraba un
nuevo vuelco en la intención de voto: aunque la ultraderechista Marine
Le Pen seguía en cabeza, el candidato de centro-izquierda Emmanuel
Macron, hasta ahora tercero, recortaba distancias con el conservador François Fillon ─salpicado por el supuesto cobro por parte de su mujer de 600.000 euros por empleos ficticios─, y Hamon arrebataba el cuarto puesto a Mélenchon.
“La unión de la izquierda es su talismán”, afirmó el candidato
socialista el domingo. Ahora le toca que encontrar la fórmula mágica
para conseguir esa alianza.
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