lunes, 2 de enero de 2017



PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO


Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
De contino anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.


Nace en las Indias honrado,
Donde el Mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Es galán, y es como un oro,
Tiene quebrado el color,
Persona de gran valor,
Tan Cristiano como Moro.
Pues que da y quita el decoro
Y quebranta cualquier fuero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al duque y al ganadero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Mas ¿a quién no maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo menos de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Pero pues da al bajo silla
Y al cobarde hace guerrero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Sus escudos de Armas nobles
Son siempre tan principales,
Que sin sus Escudos Reales
No hay Escudos de armas dobles.
Y pues a los mismos robles
Da codicia su minero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Por importar en los tratos
Y dar tan buenos consejos,
En las Casas de los viejos
Gatos le guardan de gatos.
Y pues él rompe recatos
Y ablanda al juez más severo,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Y es tanta su majestad
(Aunque son sus duelos hartos),
Que con haberle hecho cuartos,
No pierde su autoridad.
Pero pues da calidad
Al noble y al pordiosero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Nunca vi Damas ingratas
A su gusto y afición,
Que a las caras de un doblón
Hacen sus caras baratas.
Y pues las hace bravatas
Desde una bolsa de cuero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra,
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Y pues al pobre le entierra
Y hace proprio al forastero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.


autógrafo
Francisco de Quevedo y Villegas  



Cada vez que recuerdo esta coplilla satírica de Quevedo sobre los efectos del pastón en el ser humano, no puedo evitar un estremecimiento cuando llego a esta evidencia profética:

" Nace en las Indias honrado,
Donde el Mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado." 



Para que luego digan que el poeta no es profeta. A ver si no, quién le hubiera podido contar con antelación a este mago de la clarividencia que cuatro siglos más tarde, en España seguiría pasando lo mismo que entonces, en el siglo XVII, o sea, que el pastón afanado al fisco sale de las Indias después de haber llegado a ellas tras azarosas peripecias bancarias, o sea de Panamá, aunque esta vez el oro deja mucho que desear en consistencia material y en honradez, que ya ni es oro ni es ná,sino todo lo contrario -sólo papelujos que se cambian como los cromos y códigos de barras,-  donde el mundo le acompaña, es decir toda la peña que trinca de lo lindo en cinco continentes, que no trinca solo como si no tuviese un cortejo de apoyo mutuo; y, obviamente, ya agotado por el periplo de ida y vuelta que es un mareo, -paradisíaco, sí es cierto, pero lo del mareo no se lo quita nadie,- ya rentado hasta la saciedad, viene a morir en España para ser enterrado y hecho desaparecer en Génova, de shobre en shobre,de cuenta en cuenta -como un rosario, que son muy devotos- y cual disco barcení en la últimas; sí, en el múmero 13 de esa calle madrileña, no en la ciudad italiana homónima a que seguramente aludía Quevedo porque esa calle entonces debía ser un trozo de descampado boscoso, pero la profecía de largo recorrido no se fija en detalles; allí, precisamente, descansa el pastón, en su mausoleo preferido y más señero: la sede del pp, la acróppolis finiquita de la simulación diferida.
Ahí queda eso, como prueba para escépticos y listillos, indiferentes al tesoro anticipativo que guardan dentro los poetas de verdad, no los corta y pega, of course!
Habría que tomárselos en serio. A los poetas. Y no a chirigota ni a truño de juegos florales o humillantes concursos amañados, fiestas de la vendimia y comparsas de carnaval con subvención pprovidente. Por eso, que nadie se extrañe si una mañana del crudo invierno madrileño,entre la niebla contaminada de la Villa y Corte, se encuentra a un poeta apostado a la puerta del Congreso, que le ofrece con aire de resignación una octavilla en la que se lee: "¿De qué te asustas ahora? Ya os lo dije, mindundis, cuando me negué a escribir una oda al preshidente para celebrar su 30 aniversario en el ppoder como dioshmanda. Es horrible ser clarividente en este plan, joder!"


No hay comentarios: