martes, 3 de enero de 2017

Noche de Reyes en Eurolandia


 
Ya vienen los reyes ...



Queridos Magos de Oriente,pero ¿qué clase de Magos sois? ¿qué hay de vuestra videncia? ¿dónde os habéis dejado el péndulo, las varillas radiestésicas, la bola de cristal, los posos del café y las cartas del Tarot? ¿pero cómo se os ocurre en plena guerra y crisis de demencia general y en  pleno ataque europaranoico, montar el numerito de los camellos, los pajes y los regalos, justo en las concertinas de Ceuta y Melilla? Claro, como es África, no os podíais imaginar la que hay liada en una frontera española al otro lado del Estrecho. Ya veis, España es así de rara: reclama Gibraltar a los ingleses pero lo de esas dos anomalías reminiscentes en la costa del Magreb, -que territorialmente es Marruecos- desde hace seis siglos les parece de lo más natural que sean de  España. Es el comportamiento habitual en nuestros gobiernos: ver fatal lo que les hacen a ellos, y cuando eso mismo ellos se lo hacen a otros les parece estupendo. Pues así es en todo, majestades magas. 

Yo que vosotros me daría media vuelta y me iría con los regalos a otra parte; un país tan garrulo, ignorante, malcriado y tontuso no se merece que os molestéis en traerle nada especial, ni que desgastéis los últimos coletazos de la estrella de Belén en ese panorama desolador y desvergonzado y mucho menos pasándolas canutas en las vallas de marras, y con el riesgo de que os pille una vigilancia con un mal día y os corran a gomazos después de haberos hecho tirillas las santas entrepiernas con las dichosas concertinas. De verdad que no vale la pena, os lo dice una que  no habla por hablar y los lleva aguantando los 365 días anuales más los años bisiestos, desde 1947, uy, si yo os contara...se os quitarían para siempre las ganas de volver y hasta vomitaríais con efecto retroactivo los mantecados, los alfajores, el turrón, el mazapán y las seis copitas de mistela -para los tres pajes también, que en casa estaban en todo- y que os dejaban durante años, detrás de las cortinas del gabinete de las visitas. Hasta los camellos, si supieran lo que hay y siempre ha habido, potarían la paja que colocaban mis abuelos en la terraza en tres esportillas de esparto llenitas a rebosar.

No es por haceros un feo, de verdad, queridas y entrañables majestades, es más bien por vuestra seguridad y también por hacer un poco de justicia a quienes se merecen mucho más vuestros regalos que estos españoles en Babia, consentidores y cómplices sostenedores de tantas maldades políticas.

Me refiero a los refugiados que os iréis encontrando por el camino y pinchados en las mismas alambradas o internos en el algún CIE de exterminio, y que dentro de unos meses, con un poco de ayuda de la providencia y mucha suerte,puede que algunos de ellos me puedan contar en persona, tras algunas clases de castellano, esa aventura a vuestro lado. Ellos sí que merecen algo hermoso, porque además lo valoran todo muchísimo. Son bienaventurados y sorprendentemente felices solo por sobrevivir. Generosos con lo poco que tienen, con su tiempo y su cariño por los demás sean de donde sean. Y muchos de ellos viajan en familia y muchos otros llegan solos porque se han quedado huérfanos en su país o por el camino. Creedme, ellos merecen los regalos mucho más que tantos niños y adolescentes bordes e imposibles de complacer, ya tan saturados de juguetes, video-todo y caprichos en Pijolandia, que no están contentos con nada, ya están saturados por el consumismo que les está robando la infancia. Sí, es algo como la parábola del señor que prepara un banquete de lujo para sus más queridos amigos pero ninguno de ellos se presenta al convite, entonces, el anfitrión manda a sus criados a buscar mendigos por los caminos para que se sienten a su mesa y se den el gran festín. Pues algo así merece esta sociedad estupidizada y encallecida por un apego avinagrado y antipático a sus posesiones. Un portazo en las vallas, pero desde el otro lado, majestades. No vengáis y dejadles sin cabalgatas ni pamplinas, que les den a todos y que aprendan que los regalos se comparten y también se merecen cuando hay limpieza de corazón y además, se sufre la pérdida de todo sin haber hecho nada malo a nadie, simplemente, por el negocio de unos cuantos desalmados que han puesto el mundo patas arriba a base de bombas para llevárselo crudo; nunca mejor dicho, para llevarse el crudo, el gas, el coltán, los minerales, la pesca, las maderas,el marfil de los elefantes y las pieles, y el café y el cacao y el algodón y el trabajo gratis de los esclavos y las masacres de los cazadores por deporte, como el rey saliente de este país de mierda, majestades. Ni una chincheta se merece esta peña de egoístas eurocéntricos, que sí, que se merecen lo que les pasa porque ellos mismos se lo votan y lo revotan y cuando no hay votos para que sigan gobernando, se los regalan. Castigados sin regalos hasta que se curren un poquillo de humanidad. Ya les vale. Ni carbón se merecen. Y para los normales, sí, el regalo vivo de los refugiados, que son los verdaderos reyes magos de oriente y del sur, Melchores-Alí pelirrojos de Alepo, Gaspares-Omar castaños de Mossul, Baltasares-Ibrahim negros de Somalia, Melchoras-Fátima, Gasparas-Yoguini, Baltasaras-Marie...Luxe, Zoraida, Hadija...ellas y ellos, sí que son los mejores regalos.

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