lunes, 30 de enero de 2017

Completamente de acuerdo en este razonamiento de Errejón

Captura de la web de Errejón.


Por encima de lo que pienso acerca de Podemos y de lo que me inspiren las figuras más representativas de ese partido, debe estar la honestidad intelectual y ética. Y por eso me parece oportuno reconocer los aciertos cuando aparecen e iluminan un poco la trayectoria de los errores para poder distinguirlos entre sí y no condenar el conjunto de propuestas sin diferenciar lo aprovechable y positivo de lo que no es lo uno ni lo otro.

En efecto, un movimiento, una idea, un proyecto político no pueden estar toda la historia bloqueados y estáticos en las mismas circunstancias que les hicieron nacer. Lo mismo que los seres humanos no tienen a los 10 años la misma talla que tenían recién nacidos, ni los estudios y la formación son los mismos en el parvulario que en la universidad. Pues eso, que el cambio y la adaptación al medio es pura ecobiología imprescindible que nos posibilita encontrar respuestas nuevas a nuevos problemas; crear espacios, tiempos y recursos mucho más facilmente que hace años, lo que no tiene la menor lógica es empeñarse en aplicar a problemas nuevos fórmulas viejas y mucho menos eficaces y adecuadas de lo que se esperaba de ellas, a juzgar por los resultados, y así tratar de reducir  las dimensiones de una realidad compleja porque las recetas de antaño daban resultado en realidades más simples. La técnica del nudo gordiano da buenos resultado puntuales, es cierto, pero muy limitados, y para según que asuntos, pero no sirve como sistema de funcionamiento para todo. Ni mucho menos en este tiempo en que los recursos cognitivos e intelectivos de nuestra especie se han desarrollado lo suficiente como para capacitar soluciones mucho más acertadas que en épocas anteriores. 

La realidad es que en la política de a pie, en la que toca tierra y no se empeña en asaltar los cielos, no hay recetas previas, lo que hace cincuenta años pudo ser apto para aquel tiempo ahora puede ser un suicidio político o un desastre bien intencionado. Como aquella película autobiográfica de Igmar Bergman: Las mejores intenciones. O el refrán popular que dice "de buenas intenciones está el infierno lleno". De hecho, es el modus operandi de la mayoría de los políticos 'profesionales', que se quedan descolocados cuando por ejemplo la ciudadanía vota lo que ellos no se esperan y para lo que no tienen ni recursos ni capacidad de afrontar con acierto, como ha sido el caso español en 2015 y 2016, con el lamentable resultado de lo que tenemos ahora, tanto gracias al Psoe como a Podemos, que juntos habrían podido remediar este infierno, pero ambos permanecieron aferrados al formulario de siempre, donde priman los juegos de poder partidista, los egos al pormayor  sobre la urgencia del bien, común que antes no era nada más que una referencia teórica y ahora es la principal exigencia de la sociedad. Parece que Errejón, al menos, lo ha captado, como también lo captó en su momento y lo sigue captando la renovada IU, Alberto Garzón, Compromís, En Marea o Equo. Y es un alivio. Podemos tendrá que hacer un esfuerzo para superar la brecha entre un neoleninismo 2.0 a la vieja usanza y la realidad sociopolítica de nuestro tiempo; precisamente esa revolución  que tanto admiran en Lenin jamás habría sido posible si aquel líder revolucionario no hubiera roto fórmulas y esquemas del propio socialismo que en el caso ruso, al parecer, se les quedaba corto en "soluciones" ad hoc, y por no hablar de Mao Tse Tung en China o del prenda actual de Corea del Norte. En fin, que bienvenido sea este aire fresco de Errejón y de todas y todos los que tienen percepciones y lucidez similares. Lo dicho, es un alivio, aunque eso no signifique para nada que Podemos me acabe de convencer aunque respeto su existencia y me parece muy sano que exista.



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