La resistencia está en saber escuchar a la tierra: Jonh Berger a Desinformémonos
Fernanda Navarro
En
el número fundacional de Desinformémonos, en octubre de 2009, el
escritor John Berger, quien falleció hoy en París, Francia, concedió una
entrevista a la filósofa Fernanda Navarro para publicarse en este
portal. “No hay que confundir la intención deliberada de desinformarnos
con el estar desinformado”, nos advirtió entonces. Y saber escuchar a la
tierra.
A continuación republicamos la entrevista completa:
París | Francia. El
encuentro fue el 2 de Octubre en Paris, donde Berger suele pasar la
mitad del año; la otra, en los Alpes franceses cerca de la frontera con
Suiza, donde vive con y como los campesinos de la región. Después de
recordar su inolvidable viaje a México, invitado al Encuentro zapatista
realizado en la Universidad de la Tierra, en San Cristóbal de las Casas
en 2007, empezamos a platicar de la idea de la nueva revista virtual
Desinformémonos. Le pareció original y a la vez puntual para los tiempos
que corren en que los que información, lejos de cumplir una función
formativa, aturde y confunde. Sin embargo, hizo la aclaración: “No hay
que confundir la intención deliberada de desinformarnos con el estar
desinformado.”
Añadió que justamente -en los últimos
tiempos- había estado pensando en la necesidad de abandonar ciertas
palabras con las que a diario nos atosigan los medios y los políticos
con sus discursos, vaciándolas de todo sentido, de todo significado.
Palabras como democracia, libertad, derechos humanos, justicia,
progreso, desarrollo, resultan huecas, sin ningún referente real.
FN. Es decir, lo que estás sugiriendo es
abandonar esas palabras que pueblan nuestro vocabulario, esas ideas que
nos habitan y condicionan nuestra manera de ver el mundo y la vida.
JB. ¡Exactamente! acepto. Lo que hay que
hacer es redefinir las cualidades humanas, sus necesidades, sus
limitaciones, la capacidad de vernos a nosotros mismos desde nuestras
propias experiencias, con nuevos conceptos.
Por otro lado, es preciso tener otra
perspectiva del tiempo, con un sentido histórico, no sólo considerar el
presente en su inmediatez, como lo hace la clase política bajo el
capitalismo, que sólo busca la ganancia inmediata, sin pensar en las
consecuencias futuras ni en el pasado, es decir, en los sacrificios de
tantos muertos que dieron sus vidas para lograr lo que hoy tenemos.
FN. ¿En la medida en que logremos
configurar una nueva mentalidad, desinformándonos, que prioridades
habría que tener para la lucha de resistencia y dar un paso más hacia la
acción?
JB. En primer lugar, escuchar…
FN. ¿Me permites un paréntesis? No sé si
conozcas a un autor alemán, Carlos Lenkersdorf, que vivió 20 años con
los tojolabales. Pues bien, su último libro se intitula justamente
“Aprender a escuchar”. Ahí explica el significado de la escucha en las
lenguas de origen maya. Hace la distinción entre oir y escuchar . Señala
que escuchar implica comprender, ponerse en el lugar del Otro, en la
piel del Otro y así se llega a explicar por qué en ninguna de las 14
lenguas que se hablan en Chiapas existe la palabra “enemigo”: porque la
escucha -al propiciar la comprensión- hermana, y entre hermanos, no
puede haber enemigos. Así, resulta que la palabra enemigo la aprendieron
en español, en castilla.
JB. Me parece muy interesante.
Justamente me refería yo a la importancia de escuchar y de observar toda
la naturaleza, toda la physis, lo que tiene existencia física; lo que
no ha sido creado por el hombre. Y así podemos ver que la naturaleza
abarca una gran complejidad y cohesión de diferentes elementos que
nos causan asombro, que nos maravillan, que nos producen el sentimiento
de lo sagrado…el reconocimiento de que a pesar de todo, la vida es un
don, un regalo, y que desde luego en la naturaleza no hay lugar para la
dictadura del mercado. Sin embargo, no hay duda alguna de que
actualmente vivimos bajo una dictadura económica.
FN. En efecto, cuando se habla de la naturaleza humana, hay un cambio.
JB. Sí. Se han resaltado cualidades y
riesgos de la naturaleza humana en todo tiempo y en todo espacio. Se ha
considerado el pensamiento como la capacidad humana más distintiva y
única pero no se ha destacado lo suficiente un peligro: el pensamiento
abstracto. Es decir, cuando una idea se ve separada de sus consecuencias
concretas.
FN. Y sin embargo, se le atribuye al
pensamiento abstracto una gran cualidad, a nivel del conocimiento. La
abstracción permite la universalidad de los conceptos. ¿No es cierto?
JB. Eso se ha exaltado mucho, en cambio
el aspecto negativo se ha mantenido más silenciado, como es el caso de
la impresionante capacidad del ser humano de ejercer la crueldad, y que
está ligada siempre a una idea abstracta referida al Otro, al diferente.
La posición opuesta -dice emocionado- es la que sí toma en cuenta las
consecuencias y la concreción, como en el caso de Antígona cuando se
dirige a Orestes : “Yo lloro, tu gobiernas”.
Berger habla más adelante de la
distinción, cada vez más abismal, entre ricos y pobres. Alude al
filosófo francés del siglo XIX, Proudon, para quien la propiedad era
sencillamente robo. John Berger afirma que hoy en el fondo los ricos
padecen todos de paranoia, lo cual se advierte en su constante
recurrencia a expresiones como “terroristas”, dirigidas a todo aquello
que pueda constituir una amenaza. Y, por otro lado, la creciente
consideración de luchadores sociales como delincuentes o criminales
potenciales. Destaca también los lazos solidarios que se dan en estos
sectores. Y hace un señalamiento interesante respecto de los pueblos
indios: “debido a su fuerte sentido de identidad y su fuerte relación
con la naturaleza, tienen un potencial de resistencia especial -aunado
a la capacidad de paciencia que han mostrado- que hace que no necesiten
ser rescatados”.
FN. Finalmente, quisiera preguntarte
como describirías el periodo histórico que vivimos actualmente. Como
decías al principio, no tiene sentido decir que no tiene precedentes, ya
que esto puede decirse de cualquier época…
JB. Bueno. Justamente, últimamente he
buscado un punto de referencia que no pretende ser una definición
exacta, sólo una aproximación. Me temo que es bastante fuerte, incluso
brutal, sobretodo para quienes consideran la era de la globalización
como un periodo marcado verdaderamente por la eliminación de
fronteras lo cual abre una cierta idea de libertad. El punto de
referencia que he encontrado para describir la actualidad es la prisión.
Y no es una metáfora, es real. Pero para describirlo es preciso pensar
en términos históricos.
Michel Foucault mostró como el estado
penitenciario fue inventado a fines del Siglo XVIII, ligado a la
producción industrial, a sus fábricas y su filosofía utilitarista.
Después vino el modelo del Panóptico, tal y como Jeremy Bentham -maestro
de John Stuart Mill y apologista del capitalismo industrial- lo
concibió al introducir la circularidad de las celdas y el
guardián-mirador al centro para la vigilancia constante y absoluta.
Hoy, además de la tecnología moderna que
tiene acceso hasta lo más intimo de tus ideas, suenños y
planes, tenemos otra realidad que nos ofrecen los oasis en que se han
convertido las fronteras paras los migrantes de tantos países del tercer
mundo que, anónimos, hambrientos o mutilados, dejan sus vidas, sus
sueños y sus nombres en las esquinas de los primeros mundos prometedores
de libertad y progreso.
Y en los países ricos, donde hay empleo y
bienestar, se reportan suicidios como ahora en France TeleCom. o el
nuevo tipo “legal” de muertes por “surmenage”, exceso de trabajo, donde
al empleado se le exprime hasta la última gota.
El punto de referencia final no es
táctico, es estratégico. El hecho de que los tiranos del mundo sean
ex-territoriales explica la extensión de su poder de vigilancia, pero
muestra también la inminencia de una debilidad. Operan en el
ciberespacio y duermen en copropiedades aseguradas. No saben nada de la
tierra que los rodea. Son incapaces de escuchar a la tierra. Ahí, son
ciegos. Localmente, están perdidos.
La resistencia está en saber escuchar a
la tierra. La libertad se descubre poco a poco, no por fuera, sino en
las profundidades de la prisión.
Volviendo al ciberespacio, éste ofrece
al mercado una rapidez prácticamente instantánea para el intercambio.
Se le utiliza noche y día para las operaciones de la bolsa y es gracias a
esa rapidez que la tiranía del mercado puede ejercerse en un espacio
fuera de todo territorio. Sin embargo, tal rapidez tiene un efecto
patológico sobre quienes la practican: la anestesia. Poco importa lo que
adviene, al final de todo el negocio, el “business”, continúa.
Sin embargo, en la prisión mundial
actual, el ciberespacio ha encontrado la manera de revertir sus efectos y
utilizarlos contra los fines de quienes lo iniciaron.
FN. Es la idea de Desinformémonos.
JB. Efectivamente.
FN. ¿Desde abajo?
JB. Si, recogiendo, escuchando, las voces de la tierra…abajo.
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