lunes, 11 de febrero de 2013

La foto del día



Un rayo cae sobre el cimborrio de la cúpula de San Pedro tras la renuncia del papa. Yo no sé qué tiene ese hombre, pero cuando vino a Madrid para la fiestuqui de los peregrinos, en el 2011, en la misa del aeródromo de Cuatro Vientos hubo un tormentazo de padre y muy señor mío, donde se volaron las carpas, los atriles, los manteles del altar y los libros de lectura litúrgica; cayeron rayos a diestro y siniestro, hubo heridos por un tubo entre los asistentes, el propio papa casi sale volando con el vendaval y tuvieron que sujetarlo entre dos sacerdotes.
Cuando estaba a punto de visitar Valencia en 2006, un terrible accidente de metro mató a cuarenta personas y dejó un montón de heridos y mutilados, en la estación de metro de Jesús.
Cuando visitó Colonia en 2005, una trastornada mental asesinó en Taizé al Hermano Roger, su impulsor, un hombre ecuménico y sin fronteras religiosas abiertas a todas las posibilidades espirituales, que precisamente se había excusado por no poder asistir al encuentro con el papa, debido a su edad avanzada y envió en su lugar a otro hermano de la comunidad.
Durante este papado se ha descubierto todo el lodazal histórico de una pederastia endémica que no ha habido forma de ocultar ni camuflar. El Vaticano se ha revelado como un nido de víboras traicioneras que se devoran entre ellas, pederastas, corruptas, metidas en logias de poderes nada espirituales y en finanzas que ya venían de antaño, más las intrigas pala-ciegas y complots para asesinar al propio papa, la venta de información confidencial por parte del camarero pontificio...en fin, para alucinar en colores...Todo un curriculum impresionante. Parece que ese ancianito inofensivo y frágil mueve unas energías muy poco relacionadas con Jesús de Nazareth; más bien se diría que están descaradamente en el dark side de  la movida religiosa. Una vela a Dios y 500 al diablo. Es normal que tanta descarga de los bajos fondos cósmicos y astrales, tengan a Benedicto hecho unos zorros y ya no le queden fuerzas ni para decir amén. 
Parafraseando a Fama, aquella serie de los 80, podríamos decir "Ex-santidad, usted buscaba la fama, pero hay famas que  cuestan la salud, la paz y el alma, desgastan lo suyo, sobre todo si el que las proporciona es tan heavy como parece..." En momentos así es imposible no recordar el Apocalipsis de Juan de Patmos: 
"¡Aquí la inteligencia y el que tenga talento!  Las siete cabezas son siete colinas donde está asentada la mujer y siete reyes, cinco cayeron, uno está allí, otro no ha llegado todavía pero durará poco tiempo. Combatirán contra el Cordero, pero no podrán vencerle porque es Señor de Señores y Rey de Reyes y los que le acompañan son buenos y fieles. La fiera acabará por odiar a la prostituta, la dejará asolada y desnuda, la devorarán, la quemarán; sin saberlo están cumpliendo el designio del cielo, por eso acordarán con la fiera cederle su realeza para que se cumpla lo que ellos mismos han provocado. Esa mujer que has visto es la gran ciudad, la emperatriz de los reyes de la tierra.
Luego vi como bajaba un ángel que iluminó la tierra y gritó:
-"¡Cayó la gran Babilonia!
Se ha convertido en morada de demonios, 
en guarida de todo espíritu impuro, 
en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante;
porque el vino del furor de su fornicación
lo han bebido todas las naciones,
los reyes de la tierra se aparearon con ella
y los comerciantes se hicieron ricos
con su lujo desaforado..."
(Apc 17-18)

Y ahí queda, incombustible y transparente a través de los siglos, la invitación de Juan: "Aquí la inteligencia y el que tenga talento", reconocerá los acontecimientos  que estamos viendo cada día en todos los ámbitos :sociales, políticos, económicos y religiosos. No hay que ser el Oráculo de Delfos ni la Sibila de Cumas, para ver con claridad, como en el espíritu el tiempo y el espacio no existen. Juan vio este presente en su momento, no como futuro, sino en la realidad de su propio presente. Como en una cinta de Moebius. En un momento cuántico. 

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