viernes, 1 de febrero de 2013

La esquizofrenia moral y la miopía política del pp

"El gobierno es una cosa y los partidos otra" acaba de decir Sáenz Santamaría en una rueda de prensa.


¿Es una declaración de principios? No. Es una declaración de que no hay principios que llevarse a la ética ni  a la lógica. 
Vamos a ver, Sor Aya, ¿no es el partido político la fuente ideológica y moral que alimenta a un gobierno, la escuela que forma los criterios políticos, económicos, sociales e ideológicos de los afiliados? Si el gobierno no tiene nada que ver con el partido, ¿eso qué quiere decir? 

a) El partido es sólo una fuente de financiación y una agencia de colocaciones para pijos sin luces, sin horizontes y con ambición desmedida.

b) El gobierno es sólo una función teatral que permite manejar el poder a gusto del consumidor neocon. Nada de servicio al bien común sino una taifa diseñada para facilitar los negocios propios, de los amigos y de la familia y asegurarse sueldos vitalicios a costa de lo que sea.

c) El partido es como una falla o como una caseta de la feria de Sevilla. O como un club de fútbol. Un lugar social donde coinciden personas agrupadas por el rencor historico, el fanatismo des-ideológico, las devociones populistas como los toros y el folklore, las procesiones o los sanfermines, la ambición económica y la mediocridad intelectual y ética.

d) El partido se enfanga en todo lo peor, desde la especulación, la corrupción, el todovale, las financiaciones ilegales, las mentiras oficiales, las trampas, las traiciones, la   presión de magistrados afines para defenestrar a los magistrados que investigan las redes enmierdadas del partido, la calumnia y la difamación contra los demás partidos cuando éstos ganan una elecciones, el salpicado de fango sospechoso contra los rivales, con el fin de tener distraídos a los ciudadanos mientras se va esquilmando patrimonio público derivándolo a lo privado y colocando en las listas electorales a los más feroces y violentos, testarudos y torpes, porque se piensa que ellos, sí saben "lo que hay que hacer gobernando como Dios manda" y a la vez se les tiene chantajeados con los "sobres" pensando que nunca hablarán por la cuenta que les tiene. Una "omertá" a la altura de cualquier Corleone. 

e) En ese ambiente se "forman" los futuros gobernantes. En ese caldo de cultivo crece esa flora y esa fauna. No hay referencias ni guía ni un ideario reflexionado por sabios, no hay aporte de base intelectual que ayude a descubrir el porqué social de esa asociación. Todo lo contrario. Está formado por la necesidad de medrar y trepar por la escala del poder. No hay más sociedad que la nuestra; los demás no existen y si dan señales, se les silencia y se les ningunea. Por eso es tan importante que el poder sea absoluto, es el único modo en que algo así puede gobernar. No sabe dialogar, ni debatir, ni  cooperar, ni construir más allá del cemento y el ladrillo de la burbuja. Es más, cuando "construye" no lo hace para cubrir necesidades de la sociedad, sino sólo para hacer negocio y lucrarse, aunque luego las construcciones estén vacías e inservibles y haya un superávit impresionante de viviendas y ciudades fantasma como en Valencia, por ejemplo, la de las Ciencias y la del nuevo Palacio de Justicia.

f) Mal que le pese a S.S.S y a su jefe, y por desgracia para los españoles, su partido y su gobierno son el eje de la misma rueda. Son una sola cosa. Como el cuerpo y la extremidades. Inseparables si quieren funcionar. El gobierno sin partido no tiene el apoyo que le sostenga, porque del partido salen los diputados legislativos y los senadores, ya que precisamente el pp no tiene la flexibilidad de elegir representantes que no estén afiliados, todo lo distinto e independiente le resulta sospechoso y le da miedo. Porque cree que no tiene nada que aprender, que tiene ciencia infusa, de la nada. Y así les está yendo.
Y el partido sin gobierno, para un ppero, no tiene sentido, porque quiere que los suyos manden y le favorezcan que para eso les apoya,les paga y les vota; por eso precisamente el pp nunca ha sabido ser una oposición digna e inteligente, sino un gallinero agresivo y escandaloso. Un establo donde lo más importante es que el pesebre esté lleno, se rebuzne y relinche más alto que nadie y se bata el récord de coces y desplantes maleducados, malencarados, amenazantes y chulos. Donde la manada pueda apoderarse del mayor espacio posible y dejar sin comida ni espacio a los miembros de otras manadas.

g) El drama del pp y, de momento, el los españoles es precisamente ése: que el partido y el gobierno que soportamos ahora son la misma realidad antropológica y que el elemento que los cohesiona no es una ideología ni una filosofía, ni un pensamiento superior que insufle inteligencia, solidaridad, respeto, apertura al futuro, evolución personal y compartida, ni capacidad de adaptación espacio temporal y humana. Lo único que les une es la obsesión por mandar, controlar, autoprotegerse con leyes ad propriam causam, enriquecerse y ocultarlo. Por eso siempre funcionan a la defensiva. Por eso siempre son rígidos y no saben aceptar sus errores sin echarlos sobre los demás. Hasta entre ellos mismos. Negando evidencias como el cobro sucio de los sobres, los trajes, las comisiones, los bolsos, las empresas privadas de la familia viviendo del desmantelamiento de los derechos ciudadanos y del sector público, al que acusan de ruinoso por experiencia propia, ya que ellos han cooperado a esa ruina de un modo espectacular y saben de lo que hablan. 

h) Un problema gravísimo del pp es precisamente ese dualismo dicotómico que pretende un absurdo silogístico con un intento absurdo de negar con palabras lo que confirman los hechos y negar con los hechos lo que prometen con palabras; un genuino y escolástico tollendo ponens / ponendo tollens. Una doble moral, una doble cara y una esquizofrenia institucional mucho más propia de casino de pueblo marujo y decimonónico, que de un grupo político que  pretende gobernar al estilo caciquil de Cánovas y Sagasta, en una España del siglo XXI incluida en un contexto europeo completamente distinto al de hace un siglo y medio. Con unas generaciones que han salido al mundo y ven lo que es gobernar y lo que es el pp. Generaciones que han leído y estudiado con más amplitud que el estudio utilitario de la supervivencia técnica. Esa base social unida al problema de la crisis, está haciendo que se vea lo que es y no es el pp. Es inevitable

i) Al pp sólo podría salvarle la humildad. El reconocimiento de su incapacidad más que manifiesta para afrontar la Guerra de las Galaxias con  cota de malla, escudo blindado, yelmo con la visera baja tapando los ojos, armadura, lanza y espadón de treinta kilos en la mente. Pedir perdón a los españoles, no sólo por lo de ahora, sino por haber impedido la transición real, por haber obstaculizado durante ocho años la democracia, por haber enrarecido la gobernabilidad y envenenado la convivencia, por engañar sabiendo que era imposible hacerlo mejor que el gobierno anterior, por no cooperar en nada que no sea suyo aunque sea un bien para todos, por el hecho de que no se les ha ocurrido a ellos. Por haberse alimentado de gürteles y gansterismo sobreado y de-sastres. De calumnias y de fango sobre el prójimo que molesta. 
Si el pp quiere salir de ésta tiene que convertirse, le urge la metanoia más que nunca hacia la transparencia para reconocer su verdadero estado del que no parece consciente. Y luego, pedir la ayuda de todas las fuerzas políticas, aceptar los cambios, la reforma de la constitución, la escucha, las correcciones, las sugerencias, las aportaciones de la ciudadanía. Convocar en vez espantar. Acercarse sanamente en vez de encerrarse en la soberbia, el orgullo del necio y el miedo y la agresividad desproporcionada e histérica del cobarde. Y si no sabe hacer eso, dimitir ante la incapacidad para afrontar con los recursos que tiene, las necesidades y urgencias de un momento crucial y gravísímo no sólo económico, sino social, cultural, moral y psicológico en toda la humanidad. 
Es un tiempo para almas grandes y con visión clarividente mientras España está sometida al poder de desalmados, dormidos y ciegos. Ya no es momento para juegos de poder. Si el pp no lo entiende debe dimitir en pleno y dejar paso  a que las opciones más preparadas junto con la ciudadanía y el poder judicial limpien el ambiente de lodo, podamos salir de las inercias medievales y comenzar de verdad el segundo milenio en nuestro país. 

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