lunes, 25 de febrero de 2013

Defiende la salud mientra asfixias y dejas sordo al prójimo



Defender la sanidad con el rugir de los motores
La Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública ha organizado una marcha motera este domingo contra la privatización de los centros de salud.

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El manicomio también se quiere mostrar solidario y organiza, para "defender la sanidad pública" una marcha motera el domingo próximo, para hacer ruido ensordecedor que aumente los pacientes de los otorrinos y los compradores de sonotones, también para dejar el aire ciudadano hecho cisco. Irrespirable. Y que así prospere en las farmacias la venta de mascarillas y tapones de cera para los oídos. Colirios para el humazo y jarabes para las toses. 
Esto sólo puede ser idea de Ana Botella, de Esperanza Aguirre. Quizás de Cospedal...O de Jordi Pujol junior, que seguramente se ha visto perjudicado con el descubrimiento del chollo evasor y quiera recuperar dividendos en inversiones sanitarias. O cosa de Bárcenas que está en la misma situación y con despido laboral como chanchullero pagador del pp y supercabreado por la entrega a lo Judas que le han hecho sus beneficiados en el último momento.
Sólo a unos individuos atacados por una rabia sorda contra la humanidad o a unos descerebrados congénitos, se les ocurriría reivindicar la sanidad pública dejando la salud ciudadana por los suelos con tal ataque de mal gusto. Sería como manifestarse por la paz a cañonazos.
Está claro que los horteras y aspirantes al Cottolengo también tienen derecho a dejar su sello protestón. Pero sería mucho mejor que eligiesen otro método más suave y humanitario que poner las motos a rugir y a jorobar la calma dominical y el merecido descanso de la ciudadanía. Y a llenar de CO2 el aire de las ciudades. Por ejemplo, podrían salir a cantar en coro canciones de protesta, bien armonizadas y graciosas. También un desfile con cascos y ruedas de moto rodando por el asfalto con tracción manual, o vestidos de moteros, tocar armónicas, flautas dulces, rascar botellas de anís del mono con una cuchara, platillos, tapaderas, gaitas, acordeones y bocinas de distinto sonido. Pedorretas y palmas, matasuegras, pitos y silbatos. En fin,salir de lo facilón, lo molesto y lo incoherente y antipático, para disfrutar lo imaginativo y lo gracioso, lo agradable y lo simpático. 
Está muy feo intentar manipular el dolor de un país en quiebra con una exhibición de pijos motorizados, que sólo quieren hacerse notar; que mientras una gran mayoría de ciudadanos carece ya de sueldo y de puesto de trabajo, estos mequetrefes se gasten un pastón en comprar motos y atrezzo motero, que cuesta una fortuna y así de paso exhiben también su glamour, por eso en vez de bicis silenciosas, discretas  y ecológicas, necesitan motos de amplia cilindrada para dejar bien claro su ego exhibicionista. Y ahora, también, reivindicador de las enfermedades que produce su medio de transporte favorito. Es imposible que mentes normales, que superen el listón borderline, puedan intentar algo semejante. O manicomio o Cottolengo, No queda otra.

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