Comentarios: 57 | ANA PARDO DE VERA
Santamaría insiste en que la causa que afecta a la titular de Sanidad se archivó en 2011.
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Don Rajoy seamos serios, porfa. Usted no es justo por mantener en su cargo a una señora sospechosa, ministra, para más inri, y anotada en la lista de los cohechos y prevaricaciones de su compinche Bárcenas. Usted es otras cosas, como un buen colega, una buena tapadera o un amigo cómplice, pero justo no.
¿No puso usted el grito en el cielo cuando un ministro de Justicia socialista tuvo el despiste de irse a cazar sin un papelito de licencia, su partido pidió la dimisión y el ministro dimitió porque consideró que un servidor público no se puede permitir infracciones, por mínimas que sean, por las que cualquier ciudadano tendría una multa y él no podía ser una excepción, sino aún más exigente consigo mismo por el hecho de ser parte del Gobierno? No me diga que no canta la Traviata su sentido de la justicia, don Rajoy. Por lo que está pasando, ustedes demuestran que pidieron la dimisión de aquel ministro, no porque se equivocó o tuvo una negligencia, sino simplemente porque era socialista y estaba en un gobierno que ustedes querían aferrar a toda costa. Ya que cuando ustedes delinquen no pasa nada.
No quiero pensar que usted es un cínico, un mafias o un imbécil, que son los tres adecuados calificativos que merece una persona en esta situación que usted llama "justa". Prefiero dejar en puntos suspensivos el epíteto y que usted se lo piense despacio, que recuerde que por algún lado, entre sobre y sobre, debe tener aparcada y olvidada su conciencia. Y que la recupere cuanto antes. Y si aún no la ha estrenado, que la vaya descubriendo. Es su obligación, Presidente. Usted debe dar ejemplo de verdadera justicia real y no de tapujo y apaño amiguista; aunque Mato sea inocente, al estar implicada, debería salir de ella misma la decisión de dimitir hasta que la Justicia aclare el caso. Lo mismo vale para usted. Ustedes como partido, mayoritariamente, están en entredicho judicial, son objeto de investigación por la Justicia que no tiene amiguetes. La fetén. No la suya. Comprenda que no puede haber dos justicias: una para el pp y otra para el resto de españoles. La misma medida que ustedes aplicaron a aquel ministro socialista por un despiste, se la deben aplicar a ustedes mismos ahora. Dimitan. Sean valientes y prueben un trago de honestidad. Sienta de lujo. Y da credibilidad. Ya que ética no tiene por ningún sitio, díganos, al menos, Don Rajoy, dónde están esa sensatez y sentido común de que tanto hablaba en su campaña electoral ¿No nos dirá ahora que Bárcenas se la ha llevado a Suiza en el maletín de los 22.000 euracos para colocarlos a plazo fijo o para invertir en preferentes helvéticas?
No quiero pensar que usted es un cínico, un mafias o un imbécil, que son los tres adecuados calificativos que merece una persona en esta situación que usted llama "justa". Prefiero dejar en puntos suspensivos el epíteto y que usted se lo piense despacio, que recuerde que por algún lado, entre sobre y sobre, debe tener aparcada y olvidada su conciencia. Y que la recupere cuanto antes. Y si aún no la ha estrenado, que la vaya descubriendo. Es su obligación, Presidente. Usted debe dar ejemplo de verdadera justicia real y no de tapujo y apaño amiguista; aunque Mato sea inocente, al estar implicada, debería salir de ella misma la decisión de dimitir hasta que la Justicia aclare el caso. Lo mismo vale para usted. Ustedes como partido, mayoritariamente, están en entredicho judicial, son objeto de investigación por la Justicia que no tiene amiguetes. La fetén. No la suya. Comprenda que no puede haber dos justicias: una para el pp y otra para el resto de españoles. La misma medida que ustedes aplicaron a aquel ministro socialista por un despiste, se la deben aplicar a ustedes mismos ahora. Dimitan. Sean valientes y prueben un trago de honestidad. Sienta de lujo. Y da credibilidad. Ya que ética no tiene por ningún sitio, díganos, al menos, Don Rajoy, dónde están esa sensatez y sentido común de que tanto hablaba en su campaña electoral ¿No nos dirá ahora que Bárcenas se la ha llevado a Suiza en el maletín de los 22.000 euracos para colocarlos a plazo fijo o para invertir en preferentes helvéticas?
Comprendemos que entre los españoles civilizados y ustedes hay un abismo de valoración de las situaciones desde los parámetros de la ética. Que ese abismo es el causante de las tétricas "dos Españas". No se trata de una España roja y de otra azul, diestra o zurda. Es una España despierta y otra dormida. Una es ética, o al menos lo intenta, y la otra reduce la moral al divorcio, al aborto, a tapar la homosexualidad como una enfermedad vergonzante y su culmen es la misa del domingo; pero del latrocinio del abuso de poder, de la soberbia prepotente, de la avaricia desorbitada que ha desencadenado el drama de los desahucios, las preferentes y la actual crisis bancaria con evasiones fiscales escandalosas y sueldos de vértigo para los ejecutivos arruinadores, de ese partido , de la envidia por cualquier cosa buena a la que ustedes no lleguen, gula de sueldos oficiales y sobres cohecheros, ira contra todo lo que no nace de ustedes, la lujuria concupiscente que les produce el obsceno placer del despotismo y violación de los derechos confirmada in situ con el mantra de la Fabra, más la pereza social e insolidaria; de esos graves pecados mortales de necesidad para sus víctimas, ustedes ni flowers, ni se coscan, pasando sobre ellos y pringados en ellos como si nada.
Ustedes hablan de una justicia absolutamente falsa, porque es partidista, carece de ecuanimidad, se regodea en el caciquismo y en la complicidad, en rebajar a los demás para destacar uno mismo, porque acusa y fustiga en otros lo que a esa "justicia" sui generis le desborda y le rezuma sin capacidad ni siquiera de detectarlo. La corrupción absoluta. Tan absoluta que seguramente jamás la han distinguido de la normalidad ética, que, obviamente, desconocen por completo. Son como los mentirosos compulsivos o los esquizofrénicos, incapaces de distinguir la verdad de la mentira ni la alucinación de la realidad. Ahí radica el fracaso de su gestión, Presidente.
Cuando alguien que no sabe distinguir la corrupción de la normalidad se empeña en gobernar, tarde o temprano saltan los circuitos de seguridad. Es como los olores fuertes o como el humo: por más que se quieran tapar, desbordan todo intento de camuflarlos con su persistente intensidad. Y ese pestucio, Don Rajoy les acompaña por donde pasan. Lo mismo en autonomías que en el gobierno central. La corrupción de ustedes es tan ingente y extensa que tapándola sólo consiguen agravarla y hacerla aún mayor. Se han convertido ustedes y la monarquía, en las mofetas institucionales. No podemos soportar este hedor, don Marianete. Hágase cargo, porfa. No se lo decimos por inquina, ni por odio, ni por intolerancia, se lo decimos por higiene elemental. No se puede ni imaginar como huelen la Mocloa, el hemiciclo y la Zarzuela por todo el mapa español. Aquí no hay quien viva ni quien respire. Han superado el listón corruptófilo, hasta ahora insuperable, del felipismo añejo y revenido. Quiten el estercolero, saneen su entorno, limpien, desinfecten, dimitan, hagan un ayuno terapéutico de poderío, ponganle sordina a la Aguirre para que no se haga ilusiones, que ella también canta la marcha triunfal de Aida, cambien de dieta y curen su empacho de poder cegato y torpe. Ya verán qué cambio. Y que a gusto se quedan después del lavado intestinal de su Génova al completo. No teman nada, que más cornás dan el hambre, los desahucios y los suicidios. Y todo ese capital de injusticia acumulado, les está rentando la putrefacción y el hedor insoportable que está acabando con la democracia, pero que también acabará con ustedes si esto sigue in crescendo o estancado y podrido. No lo duden.
Cuando alguien que no sabe distinguir la corrupción de la normalidad se empeña en gobernar, tarde o temprano saltan los circuitos de seguridad. Es como los olores fuertes o como el humo: por más que se quieran tapar, desbordan todo intento de camuflarlos con su persistente intensidad. Y ese pestucio, Don Rajoy les acompaña por donde pasan. Lo mismo en autonomías que en el gobierno central. La corrupción de ustedes es tan ingente y extensa que tapándola sólo consiguen agravarla y hacerla aún mayor. Se han convertido ustedes y la monarquía, en las mofetas institucionales. No podemos soportar este hedor, don Marianete. Hágase cargo, porfa. No se lo decimos por inquina, ni por odio, ni por intolerancia, se lo decimos por higiene elemental. No se puede ni imaginar como huelen la Mocloa, el hemiciclo y la Zarzuela por todo el mapa español. Aquí no hay quien viva ni quien respire. Han superado el listón corruptófilo, hasta ahora insuperable, del felipismo añejo y revenido. Quiten el estercolero, saneen su entorno, limpien, desinfecten, dimitan, hagan un ayuno terapéutico de poderío, ponganle sordina a la Aguirre para que no se haga ilusiones, que ella también canta la marcha triunfal de Aida, cambien de dieta y curen su empacho de poder cegato y torpe. Ya verán qué cambio. Y que a gusto se quedan después del lavado intestinal de su Génova al completo. No teman nada, que más cornás dan el hambre, los desahucios y los suicidios. Y todo ese capital de injusticia acumulado, les está rentando la putrefacción y el hedor insoportable que está acabando con la democracia, pero que también acabará con ustedes si esto sigue in crescendo o estancado y podrido. No lo duden.
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