viernes, 1 de septiembre de 2017

Greenpeace, conciencia verde


La venta de armas a Arabia Saudí es ilegal y corre el riesgo de hacernos cómplices en la comisión de crímenes de guerra.


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El (ilegal) negocio millonario de las armas españolas para Arabia Saudí

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¿Licencias para matar?
Arabia Saudí tiene un historial de uso de las armas que se resume en atrocidades y desvíos. Con tu apoyo podremos seguir trabajando en la campaña de desarme y paz para lograr avances en transparencia y control de la venta de armas.


Entre 2014 y 2016 España ha vendido armas a Arabia Saudí por valor de casi mil millones de euros. Desde 2015, una coalición de países encabezada por Arabia Saudí bombardea sin piedad a población civil, mercados, escuelas, mezquitas, funerarias, fábricas y hospitales en Yemen y mantienen un bloqueo naval y aéreo que dificulta el acceso de la ayuda humanitaria.
Un conflicto “olvidado” que ya se ha cobrado más de 10.000 víctimas mortales, según la ONU, y del que corremos el riesgo de ser cómplices.
Y es que más allá del dilema moral de tener relaciones comerciales con un país que viola los derechos humanos de forma flagrante, la venta de armas a Arabia Saudí es ilegal según el derecho internacional y español.
El pasado mes de enero el rey Felipe VI viajó hasta este país para cerrar el contrato de venta de cinco barcos de guerra ‘made in Spain’ al régimen saudí. Estas corbetas, fabricadas por la empresa española Navantia, estarían equipadas con cañones de diverso calibre, misiles, torpedos y pueden transportar un helicóptero de combate.
Desde Greenpeace, dentro de la campaña Armas Bajo Control junto a Amnistía Internacional, FundiPau y Oxfam Intermón, denunciamos que estas operaciones son ilegales y pedimos al Gobierno español que deje de vender armas a Arabia Saudí.
 No podemos ser cómplices de la violación de derechos humanos en Yemen, un país que antes del conflicto ya era uno de los más empobrecidos del mundo.

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Es fundamental que atemos cabos entre guerras, energías contaminantes, producción y venta de armamento y desastre ecológico a todos los niveles. Van en cadena. Todo el pack está sustentado por la visión devastadora de una economía desequilibrada por la injusticia y la desigualdad, que son las bases del capitalismo neoconservador, que dice ser 'liberal', pero sólo con sus intereses directos. Para el resto de asuntos humanos ese sistema está estancado en la esclavitud de una mano de obra sin derechos, en la explotación sin conciencia del patrimonio natural y ecológico de la humanidad y en el sufrimiento colectivo asumido como forma de vida que se "nutre" del exterminio masivo para favorecer a una minorías que se han hecho dueñas del Planeta a costa de fomentar necesidad y monopolizarla en grandes trusts mercantiles. Además intoxican con su avaricia sin fin las ilusiones de millones de miserables empeñados en matarse para reunir "su primer millón" de dólares o de euros al precio que sea, que suele ser venderse y claudicar, y salir del lumpen para pasar a formar parte de la casta de los millonarios y salir para siempre de la plantación, de la fábrica, del oficio  y del trabajo manual t casi siempre pésimamente remunerado, con que sirven a los amos del cotarro. Formar parte de ese entramado infernal ya es horrible, pero cooperar en su engrandecimiento fabricando las armas que eliminan a nuestros semejantes, seres indefensos, cuyo único delito es simplemente se reduce a no ser ricos de cualquier nacionalidad, es aberrante y moralmente repulsivo.
Mientras España siga fomentado la guerra, no levantará cabeza, como le pasa al resto del mundo, en donde sólo Bután y Costarrica están al margen de semejante barbarie. 
Qué horror y qué vergüenza, que en un Planeta tan grande la conciencia, que es el oxígeno del espíritu y de la naturaleza, sea casi inexistente. Y sin embargo es el Sexto Continente que aún no se ha descubierto porque este no-lugar hay que construirlo entre todos para poder descubrirlo en la medida en que se construye y se materializa. Y es el único espacio que, paradójicamente siendo inmaterial, nos permitirá  construir y habitar la vida necesaria, que en este sistema es cada vez menos posible.

Un mundo que se abastece por medio de energías limpias, que no mata ni caza por deporte, que no se intoxica con petróleo y derivados, que no acumula basuras innecesarias, sino que aprende a vivir con un índice de producto interior bruto medido en felicidad, equilibrio y empatía, como en Bután, un mundo que ha aprendido a diferenciar el ser del poseer y acumular, cuyos habitantes valen más por lo que son y por lo que hacen que por lo que acumulan y destrozan, cuya inteligencia y bienestar crece exponencialmente en la medida en que mejora en sus valores humanos y su capacidad para convivir y cooperar y no para desgastarse en competir y litigar.
Un mundo donde los grandes desiertos y espacios inhóspitos se conviertan en centrales fotovoltaicas, donde el átomo se funda y no se rompa produciendo contaminación y muerte, donde los muebles se fabriquen a partir de los montones de materia desechada como inservible y donde en la escuela se enseñe a usar la mente como lo hacen los lamas budistas: para producir el calor o el frío que necesitamos, para abrir canales de comprensión, para curarnos enfermedades y estar siempre vacunados sin necesidad de inocularnos las enfermedades primero. En este mundo eso ya es un hecho comprobado para algunos, luego  , eso significa que es posible si nos educamos en otra dirección más lógica y menos absurda y estúpida, en vez de ir de cabeza al suicidio colectivo. Un mundo libre donde internet sea la mente interactiva y solidaria, que cuando se desarrolla en la dirección adecuada no necesita ni teléfono ni satélites invadiendo el espacio y llenándolo todo de basura tecno-ilógica, porque la energía de la inteligencia humana es infinita, limpísima de residuos y transformable a voluntad...pero con una condición inicial: sólo estará  disponible a esos niveles si hay conciencia y alma que, como un filtro, la regulen y la adapten. En ese nuevo estado iremos descubriendo posibilidades inimaginables sin necesidad de destrozar el medio ambiente. Como los niños cuando empiezan a andar, nos hemos quedado cognitivamente en el taca-taca, pero creciendo como adultos en cuerpo, emociones e ideas de estructura paleolítica a la medida y altura del taca-taca que manejamos, y esas herramientas de funcionamiento rupestre y energía universal  las aplicamos a los inventos materiales no para ayudar a nuestro verdadero desarrollo, sino para crear necesidades en aumento constante, en vez usarlas para simplificar y facilitar el crecimiento de nuestra especie en direcciones sanas e inagotables en la medida en que sean más limpias y menos tóxicas también pensamos mejor, vemos más e intuimos soluciones aplicables, no tanto porque todo tenga que ser eterno y controlable desde una mente poderosa sobre las demás, que ya da lo mismo si se está conectados a la vida y a sus cambios siempre unidos a nuestra evolución,  como por la carencia de avidez en cosas y asuntos perecederos, inútiles, no reciclables y de vida fugaz. Somos nosotros quienes determinamos la velocidad de la vida y su desgaste eligiendo el modo y el sentido que le queremos dar. Pero eso no se aprende en la Wikipedia sino en la práctica y para ello hace falta una educación experimental, que desde la escuela nos enseñe a respirar y a tomar contacto con el cosmos desde nuestra conciencia que despierta y crece cada día, como las plantas: si la regamos, la podamos, la abonamos y la sabemos transplantar cuando lo necesite.

En cambio nuestra cultura depredadora como insectos aún sin conciencia, se dedica a picotear y a devorar sin saber lo que hace. Pilla ideas interesantes por internet, por ejemplo, y en vez de aplicárselas a sí mismos y experimentar aprendiendo lo que no saben y comenzar a crecer, las  emplean  para escribir libros que sólo colocan palabras en fila y no aportan nada, pero venden, aunque sea basura, o en hacer guiones para series de tv, en las que sucede lo mismo. Son producto comercial de tópicos deformados cuyo sentido no existe porque es una repetición de rutinas que ni siquiera han sido pensadas por sus autores, sino calcadas, llenas de inexactitudes ridículas, de personajes huecos y ramplones, pero con nombres copiados de aquí y de allá., que se acumulan en los contenedores del basurero efímero, cuya única trascendencia consiste en robar el tiempo de los humanos para fumárselo (ni siquiera para sacarle provecho de verdad), como los hombres grises en la fábula de Momo. He seguido la reposición en TV2 de "Fortunata y Jacinta" de Pérez Galdós...Un monumento narrativo y una realización que ya quisieran los esperpentos actuales. Un temazo para debate. Una escuela de pericia e ingenio. De cultura real con una base que no se va por las ramas. Si ahora preguntásemos a los guionistas de Puente Viejo o de Amar es para siempre, sin que consulten la Wikipedia, quién fue y qué escribió Pérez Galdós es muy posible que se quedasen en blanco o creerían que es un economista en cualquier tertulia televisiva, como creen que en España las chicas llevábamos las minifaldas a la altura de ahora o que había misas por la tarde a principios del siglo XX. Las minifaldas del 68, hasta en Francia, se quedaban por encima de la rodilla y de ahí no pasaban no tanto por decencia como por incomodidad. En  Chamberí no está la cúpula de San Francisco el Grande. Ni los personajes eran tan cretinos e inverosímiles como en esas series llenas de estereotipos inventados, que  confunden entretener con embrutecer y ni siquiera se plantean que los medios tienen la posibilidad de contribuir a la cultura o destrozarla.

Al menos en aquellos años había interés por documentarse, recuerdo que escribí, para preparar el nacimiento de mis dos hijas mayores, un par de novelas del Oeste de bolsillo, que valían cinco pesetas en los kioscos y por las que a mí me pagaban seismil, y en la editorial exigían documentarse en todo, un asesor las revisaba para evitar anacronismos e inexactitudes; la filosofía de los editores quedaba clara: "la gente lee muy  poco y los consumidores de estas novelillas al menos leen, procuremos que lo que lean le aporte datos reales que les informen en medio de la ficción de cada argumento, procurad que la historia, la geografía y los detalles y referencia sean reales, para que al menos así accedan a un poco de esa cultura que no les han dado, si la tuviesen no perderían el tiempo en este tipo de lectura". Sería un buen planteamiento para las series de TV. Menospreciar el marujismo de la audiencia de esa franja horaria es ir recortando, como Rajoy, los horizontes culturales de la inteligencia colectiva y una falta absoluta de respeto hacia los espectadores, que precisamente si están en un nivel deplorable, en vez de más carnaza necesitan más cultura, y recordar que la cultura debe ser amena, cercana, amable, digna  y creíble hasta cuando se trata de fantaseries de poco voltaje.
Todo esto, también es ecología, porque ese goteo diario puede hacer crecer o talar de un tajo las capacidades cognitivas de la audiencia.


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