La voz de Iñaki

¿Dónde estaban ustedes?

EL PAÍS  

                                          
                           Ahí andaban....agobiaos por arrastrar tanto peso
                        


La gran pregunta definitiva y definitoria para los buitres. ¿Dónde estaban ellos en el momento del horror? Pues estaban donde tenían que estar según su condición innata de depredadores: poniendo la mano para pillar los dineros públicos que rescataron a sus bancos, relamiéndose con el botín de Botin&friends. A lo suyo, como siempre, que consiste en el expolio de lo nuestro. Es el ABC de su catón, de su finalidad especialista en los finales del prójimo. Como los buitres. Se nutren de los despojos por rapiña, por eso la Justicia y los DDHH, que impiden despojar y condenan la rapiña, les ponen de los nervios. Tiene toda la lógica de lo inhumano, que se llama crueldad. La misma con la que Hitler practicaba por ley la eugenesia quitándose de encima a los dependientes, a los que sufren, a los débiles, a los pobres que el mismo sistema se encarga de hacer posibles. La escoria inevitable que deja la avaricia y la miseria de alma, de corazón y de inteligencia. 

¿Acaso no se dan cuenta de que en los países más adelantados, los que tienen un nivel de vida y progreso mejor, hay cobertura para todos? No, no es porque tienen más dinero, es porque tienen más conciencia, más inteligencia colectiva y más cultura ( de coleo (cultivar), no de cháchara erudita solamente) y porque hay una regla universal que consiste en que la abundancia, el progreso y la justicia van de la misma mano. No son cosa de negocios y de números, que son sólo herramientas al servicio de la Justicia y de los buenos sentimientos de nuestra inteligencia emocional. Cuando los números y los negocios van por su cuenta sin una fuerza intelectiva ética que los oriente y vaya reconduciendo, los instrumentos y la máquina se apoderan de la realidad y de la voluntad, nublan el entendimiento, bloquean e incluso destruyen la conciencia y llevan al caos inevitablemente. Nuestros cerebros financieros están atascados en ese nivel. En el nivel cobarde y violento del miedo; el miedo es debilidad, carencia de recursos superiores, incapacidad par crear nuevos instrumentos innovadores para el bien común, limitación intelectual y volitiva, llena de complejos y tinieblas. Mediocridad humana, quiero y no puedo espiritual que se traduce en la materialización miserable de un puedo y no quiero envilecido. Y tapadera de la miseria que produce y cultiva tanto en los pobres, materialmente, como en los ricos, ética e intelectualmente. Entonces el dinero, por muy abundante que sea, nunca soluciona nada, porque ha pasado de ser una energía que facilitaba el intercambio de los productos del trabajo, a un bien absoluto que se valora por sí mismo, sin tener un valor real, sino sólo simbólico y cuyos acumuladores minoritarios lo utilizan como arma contra la humanidad a la que explotan sin trabajar ni esforzarse, puesto que su trabajo, que realizan las máquinas de pensar controladas por esclavos a sueldo,  consiste en el engaño explotador del trabajo ajeno y su plusvalía. Una desigualdad insaciable tan cruel y ciega que está acabando con el Planeta y la vida sin que estos buitres se den cuenta de que ellos tampoco van a escapar del colapso que es producto de su depredación. El ego y sus tentáculos es la enfermedad que mata la vida universal mientras intenta perpetuar la vida parcial, sin visión de conjunto, pretende una verdadera aporía. Un disparate imposible. Como la voracidad mecánica de las células cancerosas,que por comerse todo, mueren matando el cuerpo que las hace posibles.

Gracias, Iñaki, hermano, por tu lucidez y tu alma grande, que en momentos oscuros siempre está de guardia, como una farmacia de humanidad que nunca cierra.   
                             Según parece, también estaban posando ahí
                                       
                                      
                                         Bandada de buitres al acecho