jueves, 21 de mayo de 2015

Reflexiones a pie de urna



                                 Resultado de imagen de imágenes sobre las elecciones



Me pregunto si cuando la ciudadanía se escandaliza y echa pestes de la corrupción ppera, se para a pensar en quiénes están trabajando sin descanso, investigando y llevando ante la justicia la monumental podredumbre de basura y de indecencia que nos aplasta. Son fundamentalmente : siempre Izquierda Unida y Compromís, la eficaz llanera solitaria ex UPyD, Irene Lozano y de vez en cuando el Psoe. 
El resto de fuerzas políticas no dan la sensación de estar demasiado preocupadas por el hecho de que una red clientelar y mafiosa a nivel estatal, se haya convertido en la enfermedad más desastrosa de la historia de la democracia española y a la que se le dieron en las urnas, mediante el engaño premeditado, los plenos poderes sin control alguno, para machacar literalmente a la ciudadanía que no llega al listón millonario de la corrupción, y que se ha convertido en la víctima y en la materia prima de un enriquecimiento fastuoso e inmoral para una minoría cleptócrata sin escrúpulos, sin conciencia y sin humanidad.
El problema del pp es terrible: no sólo está corrompido de arriba abajo, de dentro afuera, de frente y de perfil, es que, para más inri, no tiene conciencia para verlo ni admitirlo ni para distinguir la corrupción de la normalidad, la ni la decencia de la indecencia, ni la enfermedad amoral de la salud moral. Lo "suyo" no admite peros ni críticas. Lo "suyo" es bueno, simplemente, porque es " lo suyo", se haga como se haga. Y sea como sea.
Es muy preocupante que una parte de la población sufra el mismo síndrome del pp y se apegue a "su" partidos, religiones, equipos de fútbol, fallas o grupetes de lo que sea, con la misma actitud acrítica, primitiva y absurda, que luego reproduce en la elección de opciones políticas terribles. 

Lo "mío" no es necesariamente lo único ni lo mejor ni lo más justo ni lo excelente, ni lo que debe prevalecer sobre todas las cosas y por encima de todo. Lo del apego cerril a lo "mío", o a lo "nuestro" en plan excluyente y no universal, ya viene marcado por una tara de fábrica: es miseria, es puro egoísmo y cerrazón, que automáticamente excluye " al otro", al diferente, y el bien común de mi/nuestro horizonte. 
Y esa emoción posesiva y tiránica que ciega el entendimiento, está en la base de la corrupción, porque nos impide valorar el bien común y sin él, la corrupción está servida en las instituciones, en las empresas, en la relaciones sindicales, políticas, comerciales, profesionales... y vínculos humanos como la familia o la amistad.

La corrupción no solo roba dinero, empieza por el engaño, por la doble moral, por confundir y manipular, por evitar la participación, la proximidad, la transparencia y la escucha, por vender una imagen que no se corresponde con la realidad, por devaluar lo bueno que no hemos hecho nosotros mismos, por esa tristeza que a muchísima gente le produce el bien ajeno y que es simplemente envidia. Miseria pura y dura que impide el bien común cuando solo se pretende el bien propio y se disfruta con el mal ajeno.
Las campañas electorales basadas en hundir a los mejores para que triunfen "los míos", son un triste ejemplo de esa cutrez psicoemocional, de ese lumpen autómata. En ellas se mezcla lo más noble de unos con lo más vil de otros. Hasta tal punto que en el sentido más deforme de la política, como le ocurre al pp, todas las canalladas son válidas si sirven para ganar en las urnas. Calumnia y embarra que algo queda, parece ser su mantra favorito junto al emblemático y fabresco "que se jodan". Se puede comprobar en como reaccionan cuando se van descubriendo los casos en ristras de corrupción.
La corrupción no les preocupa en absoluto, pero sí les ofende que se haga pública, que se sepa. El delincuente, para la amoralidad ppera, no es el que se lleva el dinero público a Suiza o se hace con trampas la sede de su partido o vive de cuentas en B blanqueadas en Hacienda,saqueando el Estado para privatizarlo en empresas familiares, como si Hacienda fuese el detergente del latrocinio. El delincuente no es el que manipula jueces, fiscales y magistrados con el mando a distancia del poder usado como arma letal de la democracia.

Lo importante, según esa calaña depredadora, y tan "legal", es pagar impuestos para adecentar el botín. No importa de donde proceda el dinero si paga un impuesto. No importa que la verdad no brille en los juicios, si perjudica el negocio. Por eso es fantástico legalizar la miseria esclavista de la prostitución, el derecho de pernada machista y terrible. Poner multa por denunciar en forma de tasas. El delito no es cometer infamias, es denunciarlo y que se sepa lo que hay, desestabilizar el lumpen, poner al aire sus miserias y trapos pringados. 

Hay muchas personas con sensibilidad, con humanidad y con decencia, con buenos sentimientos y que trabajan por la Justicia y los Derechos, que no tienen miedo a descubrir el pastel de la vileza corrupta y están empeñadas en una regeneración de la sociedad. Y esas personas son las que merecen nuestros votos. Las que se arriesgan a ser consideradas "el enemigo" por la delincuencia institucionalizada en forma de partido político. 

Alguien, de cuyo nombre no quiero acordarme, dijo unas palabras charlando tranquilamente sobre el tema: "Yo, por ejemplo, me voy a meter en política para no tener problemas con la Justicia y para que mis negocios, que son de la noche, no se me vayan al carajo. Y por la facilidad para los permisos y licencias. Siendo concejal del pp o de C's lo tengo mucho más fácil. Con partidos así por delante, todo se arregla. Son una garantía."

¿Manzanas podridas? ¿O partidos podridos? ¿Volverías a votar algo así? Tú misma. Tú mismo. 


                                       Resultado de imagen de imágenes sobre las elecciones 

No hay comentarios: