Los cadáveres de Gila
por Luis Gonzalo Segura
Zona siniestrada con los restos del A400M (ABC)
En las Fuerzas Armadas nadie asume responsabilidades
Uno de los problemas a los que nos enfrentamos es la ausencia de (auto)críticas en momentos como este mientras que lo suele acontecer es una serie de loas en su sentido más teatral, cuyo daño a la milicia puede que sea irreparable.
Tanto el JEME como el JEMA se dedicaron a difundir el año pasado notas internas dirigidas a los militares en las que venían a decir que todo era perfecto, que su trabajo era impecable y que el mundo era maravilloso.
Lo curioso es que la carta del JEMA se produjo después de los escándalos de las facturas falsas en las mudanzas que afectaron a unos 2.000 oficiales del Ejército del Aire o la bochornosa auditoría en Getafe, mientras que la carta del JEME se difundió después de destaparse una insoportable cantidad de casos de corrupción que hoy son casi una avalancha. La posición del JEME fue tan cuestionada que incluso hubo militares que se negaron a leer su carta porque la consideraban una tomadura de pelo.
La mayoría de los militares muertos en conflicto se deben a negligencias o accidentes
Por desgracia, hay que resaltar que no se realizan investigaciones en profundidad ni se asumen responsabilidades por los sucesos. Un dato revelador es que de los 170 muertos españoles en zonas de conflicto solo el 20% de ellos (34/170) lo han hecho por culpa del enemigo (a veces ni siquiera solo por ello) y en la mayoría de los casos restantes se han debido a claras negligencias de los altos mandos militares. Se pueden resaltar los 62 fallecidos por el Yak-42 (hubo catorce quejas y una pregunta parlamentaria antes del accidente) o los 6 fallecidos en el atentado de Líbano por la ausencia de un inhibidor que se suponía debía estar instalado.
Federico Trillo en la zona del accidente (Chema Moya, EFE; El País)
Al JEMAD no le hicieron ni caso, sus órdenes no se cumplieron o mintióEn este último caso llama la atención que el entonces JEMAD, Félix Sanz Roldán (hoy director del CNI), ordenó que se implementaran los inhibidores (según él) al entonces JEME, Carlos Villar, seis meses antes del atentado. Dicha orden no se cumplió y no sabemos muy bien el motivo: no le hicieron caso, hubo una negligencia en la tramitación o en realidad no se emitió. Cualquiera de las opciones resulta inquietante.
Sea como sea, nadie ha pagado por la responsabilidad de estas negligencias que tantas vidas de militares han costado ni se presume que algo así pueda pasar.
Momento del accidente en Líbano (REUTERS; El País)
El ejército de Gila ya nos cuesta 40.000 millones de euros y más de cien muertosTenemos el submarino que no flota (S-80), al avión que no vuela (A400M), el carro de combate que ha estado años sin disparar (Pizarro) o el otro carro de combate que se ha comprado para escenarios que no se van a producir (Leopard). Son, sin duda, argumentos suficientes para un monólogo del que nos podríamos reír mucho si no fuera porque la factura asciende a 40.000 millones de euros (“que ni podemos, ni podíamos pagar”, Constantino Méndez, Secretario de Estado para la Defensa, 2011) y la cantidad de muertos debido a negligencias o recortes en mantenimientos y horas de vuelo es intolerable.
Los peligros de los dispendios mencionados y los recortes a los que obliga habían sido advertidos el año pasado por Irene Lozano (UPyD), la cual argumentó que el despilfarro en los PEAs (Planes Especiales de Armamento) abocaba a una reducción en mantenimiento, entrenamiento y horas de vuelo que podría causar accidentes aéreos (y de otras clases). Y los ha causado, por desgracia.
El ministro de Defensa ignoró a Irene Lozano
El ministro de Defensa y la cúpula militar, como suele ser habitual, ignoraron el informe a pesar de basarse en un concienzudo trabajo asesorado por el prestigioso analista Bernardo Navazo. Desde entonces, se han producido varios accidentes aéreos que se podrían haber evitado.
Hay que investigar la gran siniestralidad de los aviones militares
Es por ello que la cantidad de accidentes aéreos vinculados con las Fuerzas Armadas que se han producido en los últimos años debería ser sometido a una investigación rigurosa de forma inmediata (en España se han estrellado 3 Eurofighters, algo que no ha sucedido en ningún otro país).
La conclusión que podemos obtener de todo esto es obvia: la impunidad y la falta de autocrítica son las principales responsables de la repetición periódica de las mismas o parecidas negligencias fatales.
El coronel Candil ya denunció las puertas giratorias
No todos los oficiales permanecen inoperantes ante los graves acontecimientos que se producen. El coronel Candil criticó con dureza en el año 2009 al antiguo JEME, Carlos Villar (sí, el mismo de los inhibidores) debido a su fichaje por Santa Bárbara junto al que entones era AJEMA, Sebastián Zaragoza, que fichó por Navantia, en dos ejemplos de manual de lo que es una puerta giratoria.
El JEME Carlos Villar Turrau y el AJEMA Sebastián Zaragoza
Este oficial hizo una enorme contribución la sociedad denunciando estos lamentables sucesos, consiguiendo desmarcarse
de ellos y demostrando que no todos son iguales en las Fuerzas Armadas.
Por desgracia, tanto él como la juez -acosada- del juzgado territorial
número 12 de Madrid o el general que denunció al teniente coronel que se
estaba construyendo un chalé en Javalí Nuevo (Murcia) son gotas en el
océano y ni siquiera tuvieron éxito en sus denuncias (el teniente coronel fue absuelto después de gastarse 92.000 euros y las puertas giratorias
están más vigentes que nunca porque el PP votó en contra de una
propuesta de UPyD en 2014 para eliminarlas (¿Tendrá algo que ver que el ministro de Defensa que provenga de la industria armamentística?).Ha llegado la hora de reflexionar y cambiar el modelo
La autocrítica dignifica, la loa confunde, el castigo ejemplifica y la impunidad envalentona. Lo dicho: más autocrítica, menos teatro, más justicia y menos impunidad es la fórmula para evitar más fallecidos por negligencias o deudas disparatadas de 40.000 millones de euros.
PD: Al menos, el pasado día 30 de abril detuvieron a dos tenientes coroneles de intendencia y registraron sus despachos, ¿al final teníamos razón los que denunciábamos corrupción?
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