¿Votará Rajoy a Aguirre?
EL PAÍS
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En fin, cuando se trata de pronosticar sobre Rajoy y sus intenciones, amigo Iñaki, yo, personalmente, me quedo en blanco. Quam tabula rasa in qua nihil scriptum est. Como ante la intención de voto de una ameba o de un paramecio con cara de póker, caídos por casualidad en un mesa electoral, ante una urna, y con contracciones mecánicas controladas en el desplazamiento de su duda cartesiano-paralizante. Tengo la impresión de que Rajoy en el fondo, fondo, siempre vota en blanco, menos en las ocasiones en que la papeleta le incluye como cabeza de lista. Y no porque sea un narciso, sino porque su nombre es lo único que siempre ha oído e identificado sin que le plantee ningún dilema sobre el que decidir; es que simplemente es lo único que reconoce como realidad asumible; en cuanto desplaza su atención hacia algo más, she nosh pierde. No sé, es un pálpito que me asalta cuando le veo o le escucho. Y no porque esté poseído por un instinto maquiavélico, qué va. Shimplemente esh por shentido común, de eshe que dioshmada, como todosh shabemos muy bien. En realidad Rajoy es un neoDescartes-descartes. La duda es lo suyo. Tanto que se ha quedado descartando a vivir en ella deshde shiempre. Se ve que ya al nacer cayó allí, y ¿adónde ir que mejor le vaya y más rentable le salga visto lo visto? ¿para qué cambiar, shi ashí le va de maravilla? Descartando por shi acasho toda inclinación al cambio, ya peligrosha de por shí, que luego véte a shaber la que hay que liar para shalir de ella. Lo mejor de lo mejor, esho: quietosh paraosh. Como la economía de baja eshtofa, la de losh pobresh. No la otra, que va shola, shin neceshidad de eshfuerzosh ni de ajushtesh ni de nada. She coloca el pashtón lejosh y a eshperar la coshecha de losh beneficiosh. Y luego que Montoro reparta shuertesh y lash suertesh repartan shobresh. Como desbe sher, como shiempre ha shido, prodiósh!
Penetrar en la intencionalidad de Rajoy es pura espeleología en el vacío. O sea no tocar fondo jamás, por mucho que se baje. Nunca hay suficiente cuerda disponible para tales descensos. Todo está vacío. Pero no un vacío según los místicos que es el ser sin aditivos, sino en el vacío de la nada. Vamos, de la nada de nada absolutely. Ahí donde no hay ná que rascar por más que se intente. Llevo casi una legislatura tratando sacar en claro una sola idea producida por Rajoy. Una sola. Pero no hay forma y mucho menos, fondo. En ese vacío solo flotan ráfagas que relampaguean un instante bajo el objetivo de las cámaras y las fotos. Y luego, trash el plashma, la nada. Todo ya va de por shí por donde hay que ir y haciendo lo que hay que hacer. O sea, nada. Que es lo más inocuo y menos peligroso para la amebidad connatural y sush poshibilidadesh exishtencialesh.
En cuanto a lo de Esperanza Aguirre, creo que incluso, ella seguro que prefiere la duda abstinente de Rajoy a su hipotético voto destroyer. Como chulapona de barrio venida a más, reencarnada en chulapona pija por caprichos de la genética, esta marquesa del pueblo, tal que la Belén Esteban del pp, conserva el tufo supersticioso populista y ya escarmentada por haber sufrido aquel accidente de helicóptero junto al colega Mariano,en el que el toque del gafe hizo que cuatrovientos se convirtieran de pronto en cuatrocientos, y al que seguramente sobrevivieron gracias a que la esperanza es lo último que se pierde, ella sabe por experiencia, que si Rajoy la votase, la gafaría indefectiblemente, como gafa todo lo que toca e incluso ¡lo que piensa!(¿?) Desde la economía a los trenes gallegos, a los parajes naturales achicharrados del corredor mediterráneo, a los ministros y a los reyes, a Monedero, a Rubalcaba, que acaban dimitiendo y abdicando porque ya no pueden más. Los agota con su presencia. Y de hecho él es sin lugar a dudas el ángel exterminador del pp. Un personaje a caballo entre Buñuel y Berlanga, según se mire desde el sarcasmo a la astrakanada. Andalucía, Valencia, Castilla La Mancha, Extremadura, Asturias, Catalunya, Canarias, Baleares...en pleno hundimiento. Y es que la nada es ese remolino negro destroyer y sacamantecas de la realidad, que Michael Ende describe maravillosamente en La historia interminable, como si hubiese conocido a Rajoy en persona para inspirarse. O como si, al estilo Julio Verne, hubiese tenido la premonición clarísima de este fenómeno de imposible noúmeno que lo explique. O sea, de estosh piesh sin cabeza, acéfalos, o de eshta cabeza shin piesh. Ápoda. Mishmamente. Como una ameba. Ainsh!
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