lunes, 5 de mayo de 2014

Vender la cabra

Un eslogan publicitario



Lo malo del caso es que los ciudadanos están hasta la coronilla de tanto eslogan vendido como bálsamo de Fierabrás. Hartos de promesas irrisorias. Hartos de propaganda sin fuste, que nunca lleva a cabo lo que dice que va a hacer e incluso acaba por hacer lo contrario de lo que dijo que haría antes de llevarse las urnas al huerto del fraude ético electoral. Hartos de encuestas amañadas y maquilladas como la que esta misma mañana publica El País con una gráfica escandalosa en la que se trata de aniquilar la opinión y el desapego de una gran mayoría de ciudadanos que vacila entre votar a partidos pequeños y la abstención.  Que nos pinta unos jóvenes -milagrosamente- más viejos que sus padres, deseando que ganen otra vez Zipi y Zape en alternancia. Ahora resulta que los jóvenes de menos de 35 años adoran a Suárez, al que no conocieron, a Felipe Gonzalez, al que sólo han visto en mítines del psoe cada cuatro años y montándose una fundación maravillosa para su propia gloria imperial con Amedo y el caso Marey de alabarderos o con el Gal y toda la corrupción concomitante montando la mascletá del mayo electoralista, y, luego, para remate de la jugada,  nada menos que al rey, que es un dechado de virtudes, decencia, trasparencia, amor a la justicia, imparcialidad, antinepotismo y fidelidad. De responsiblidad política y social, de sensiblidad humana, de coherencia, de respeto y amor a la Naturaleza, especialmente, a los animales en extinción en el continente africano y que tanto está haciendo para que el Gobierno enderece su pereza solidaria, su sentido de la justicia, su anorexia en derechos humanos, su comportamiento caciquil y su garrulismo cultural... con esa sensiblidad maravillosa e innata que le tiene esclavo del deber humanitario de noche y de día, olvidado de sí mismo y dedicado a visitar y acoger desahuciados y parados de interminable duración, dejándolos acampar en sus jardines zarzueleros mientras les va buscando soluciones, como si se tratase de su hija y su yerno, cuando su pueblo lo pasa de puñetera pena, un alma de Dios, este rey, que ha querido cobrar tan sólo el simbólico sueldo base para que el resto del dinero de la casa irreal vaya a los bancos de alimentos, a las escuelas-barracón, un rey sin par, discreto, humilde, sabio, desapegado del poder y del dinero, en el que los jóvenes están encontrando un modelo de conducta y de valores envidiables, que les anima a no tirar la toalla, a no dejarse vencer por el infortunio de los que nunca pueden navegar con la Fortuna de un Bribón mientras la subvencionan. 
Ya sabemos que la cosa laboral está cada vez peor en el mundo mediático, pero llegar a estos extremos en la fabricación del consentimiento, desborda cualquier previsión. Ya no se trata de Maruhenda y la Razón de la sinrazón, ni de Inda o Alfonso Rojo en la Sexta Noche...ya se trata de El País. La cosa va en aumento  y no puede ser más descorazonadora.
No sabemos dónde han hecho las preguntas estos sabuesos de la investigación sociológica. No sabemos si se la habrán inventado o si se han limitado a pasar las preguntas entre Puerta de Hierro, La Moraleja, Serrano Street, Genova Road,  Colón Square o Rosales Avenue...El caso es que las respuestas no coinciden ni de coña con lo que dicen y opinan los jóvenes ciudadanos normalitos. O sea, la mayoría que sufre lo que hay, precisamente gracias a los admirados y pomposos héroes de la filfa conocida, soportada y denostada por la inmensa mayoría, que al parecer, según esas encuestas, dice una cosa en cada sitio; o sea, que da una opinión en la vida diaria, se manifiesta a miles por pasar el rato y despotricar por vicio y tiene otra cara reservada, en plan serio y modosito, para mostrársela a Anabel Díez, la de El País, cuando toque entrevistar y encuestar de verdad, no de broma, como en la calle, en la indignación y en la reivindicación de desahuciados, marginados, recortados, maltratados y olvidados, que son mayoría real, mucho más real que la familia del malestad en el escaparate.
Precisamente el domingo por la noche en El Objetivo, Ana Pastor entrevistaba a un joven de 28 años, universitario en precariado crónico con recidivas, representante e impulsor de una asociación en precariedad militante nacida a raíz del 15M, que ya no sabe por donde salir del trance machacador. Se supone que preguntar a los damnificados no interesa, obviamente. Mejor preguntar, para evitar las sorpresas desagradables, a quienes ya se sabe que van  a responder lo que conviene contar a ciertos niveles de manipulación mediática. Estamos listos con las encuestas en vísperas del voto... ¿Hasta qué punto se desprecia la inteligencia del ciudadano medio, -que no mediocre-, y su capacidad para ver y discernir lo que tiene delante de sus ojos, de sus contratos , de sus recortes y de sus recibos impagables, de sus matrículas astronómicas, de sus EREs a capricho del menú empresarial y de sus IRPFs, IVAs, sus preferentes y demás rajoyadas, blesadas, ratadas y juancarladas al uso y abuso?
Ahora resulta que los jóvenes españoles son más carcas que sus padres, que adoran el pasado, a Suárez que duró un suspiro y seguramente por eso fue tan bueno, a González que fue un fiasco pseudo socialista y duró una eternidad, y a su malestad, que ha superado los conceptos de tiempo y espacio y se ha hecho como Franco: interminable, pero mira por donde, no han reparado en Aznar, en Zapatero ni en Rajoy... Porque están convencidos de que cualquier tiempo pasado fue mejor, igualitos que Jorge Manrique, con el mismo alcanfor pero sin la chispa del verso, y están convencidos de que sher eshpañol es cosha fina  y ser bipartidistas, ni te cuento, lo mehón de lo mehón...lo másh shenshato y lo másh eshtable...como nos va tan bien en esta estabilidad maravillosa que llena los bolsillos de repente a cambio de desahuciar viviendas y revenderlas en plan SAREB a chinos y rusos mafiosos y aprovechados de la miseria del prójimo para forrarse...Qué reconfortantes son estos datos ¿verdad? ¡Pedazaco de encuesta!

Mintiendo como bellacos, los políticos y sus turiferarios mediáticos, sólo conseguirán que la abstención se apodere del electorado por puritito asco visceral; y seguramente es eso precisamente lo que pretenden todos ellos montando estas pirulas indecorosas y manoseadas por lo bajinis, ¿qué mejor manera de censura política que la que uno mismo se impone en las urnas por náuseas y arcadas, no? Porque la abstención de los que ven a medias lo que hay, favorece el aumento de la mayoría de ciegos kamikazes votantes que no son capaces de distinguir el huevo del cambio de la  castaña de la repetición sine die
¿Dónde termina el desgaste erosivo de la desinformación tergiversadora, el analfabetismo sociopolítico, las ideas confusas y comienzan la poca vergüenza y la manipulación? Menudo acertijo tenemos pendiente para resolver antes de que nos planchen al vapor y con la raya en medio. Un asquito.


Forges

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