sábado, 31 de mayo de 2014

Reflexiones sobre Can Vies y Gamonal

 

Peridis

Forges


Un aspecto importantísimo en el nuevo tiempo político que estamos estrenando tiene que ser y es la participación ciudadana directa en las decisiones político-administrativas de sus representes. En este año ya van dos casos de conflicto muy lacerantes para los ciudadanos y muy vergonzosos para los ayuntamientos. Gamonal primero y ahora Can Vies nos muestran que algo se está moviendo con mucha fuerza en las conciencias, pero que no está bien canalizado para que los problemas que surgen en la gestión municipal, en este caso de Barcelona croncreetamente, se puedan solucionar sin que haya destrozos urbanos, tensiones, agresiones y daños de todo tipo entre dos funciones inseparables, que son la cívica y la administrativa, de la misma ciudadanía que está inadecuadamente dividida entre "el poder" y los "súbditos", una verdadera anomalía democrática, puesto que  en una verdadera democracia el poder soberano es de la ciudadanía, se legitima en las urnas que son la herramienta electora de algunos ciudadanos para que sirvan al resto, no para que lo humillen, lo manipulen, lo exploten y hagan negocio a su costa, cobrando un sueldo que sale de los impuestos públicos. Una aberración, a la que estamos tan acostumbrados que la sobrellevamos como las gripes estacionales , o los atascos de tráfico. Pero eso tiene arreglo. 

Si analizamos el caso Can Vies podemos preguntarnos qué ha pasado para que un buen día aparezca una orden municipal en cualquier sitio, así por las buenas, decretando el derribo de un edificio que es un bien común histórico utilizado para determinadas funciones cívicas y culturales en el barrio, y valorado por la mayoría de vecinos como algo característico y propio que cumple una función importante en la comunidad. ¿Puede un Ayuntamiento democrático tomar decisiones de ese tipo sin consultar primero a los verdaderos propietarios y usuarios del espacio y del inmueble públicos, si son los ciudadanos los que hacen posible al Ayuntamiento? Es como si el administrador de una finca quisiera derribarla contra la voluntadad de los propietarios que la habitan. Necesitaría el permiso de y el acuerdo con la comunidad de vecinos. 

Unas preguntas imprescindibles: ¿Acuden habitualmente las delegaciones de las comunidades de vecinos a los plenos de los Ayuntamientos para enterarse de lo que se cuece en el municipio y exponer sus necesidades, exigir atención y explicaciones a los concejales y al alcalde sobre las decisiones que toman y que pueden beneficiar o perjudicar a los ciudadanos? ¿O se deja todo en manos del "poder", renunciando sin más al ejercicio de control cívico sobre ese mismo "poder", que en realidad debe ser un servicio unificado entre ciudadanos y gestores, transparente, impecable, con información y con participación necesaria para que funcione lo mejor posible? ¿Conocen y ejercen los ciudadanos su derecho a participar en los plenos municipales? ¿Les informan sus gestores sobre  ese derecho cuando llegan a gobernar la alcaldía o se callan para ahorrarse trabajo y garantizarse el derecho de pernada municipal? ¿Acaso nos enseñan en la escuela el fundamento participativo y civil de la democracia, de un modo práctico, o sea, dialogando, exponiendo y escuchando activamente? ¿Nos educan de un modo práctico, en casa y en la escuela, para gestionar la resolución de los conflictos, sobre como dar los mensajes adecuados para que sin herir a nadie, el contenido llegue directo y completo al otro, pueda tocar su núcleo consciente y abrirle a la capacidad receptora? Las asociaciones de vecinos pueden ser un terreno muy fértil y disponible para conocer y aprender ya de adultos, estos valores fundamentales de la comunicación interpersonal, básica para funcionar en todos los ámbitos.

Si se hace habitual esa participación activa y responsable de los ciudadanos desde la base en los asuntos públicos, el caciquismo irá desapareciendo de nuestro tejido social y con él irá desapareciendo también el clientelismo y, finalmente, la corrupción, que es el último grado y el más grave, del mal que mata la democracia. La participación cívica nos educa en la igualdad, en la libertad y en la solidaridad y nos cambia la costumbre horrible que llevamos en los genes del señorío feudal y la servidumbre de la gleba. De la opresión de los jerifaltes y el reventón de los oprimidos por asfixia abusiva. Así nos pulimos todos, los unos a los otros, unos el ego tiránico y avasallador, que mata por violencia y otros el ego miedoso y sumiso que mata por rencor depresivo. Todos necesitamos esa pedagogía participativa y sensata.

Seguramente muchos millones de españoles no conocen su derecho a participar en los plenos de los ayuntamientos y diputaciones, que evitarían con toda seguridad casos tan vergonzantes como estos de Can Vies y Gamonal  y tantísimas barbaridades que seguramente se hacen 'normalidad', como los casos de Jesús Gil, qepd, Julián Muñoz-Pantoja en Marbella, Carlos Fabra en Castellón, el alcalde Burgos Javier Lacalle y la voz de su amo Méndez Pozo o la pobre Isabel Carrasco, qepd, en León con sus trece cargos públicos a cuestas. Por eso los vecinos de las comunidades se refugian en lo único que conocen: la indignación, la rabia, la resignación, la frustración y el rencor con que la impotencia corroe el ánimo social, que a la vez permite la existencia impune de la casta.
La casta se termina con la asunción de responsabilidades compartidas desde la conciencia individual a la colectiva y viceversa, cambiando en la praxis el concepto de 'poder' por el de servicio público. Pero eso no nos lo van a dar hecho. Lo tenemos que construir entre todos. Los gestores que elegimos han salido del mismo entorno social y político que todos nosotros. Tienen los mismos referentes. Una educación ética nula pero beata, represiva  e hipócrita hasta las cachas, una total falta de costumbre de responder de lo que se hace desde los cargos 'poderosos', ni dar cuentas a nadie, hasta que se descubre un delito -en la carencia de código ético, el delito sólo existe ¡si se descubre!- y es entonces cuando debe entrar en el asunto la Justicia en su vertiente Penal. En una democracia, la Justicia es la forma natural de comportarse con ética y los tribunales tienen menos trabajo que en las tiranías, donde todo funciona con acusaciones por daños, juicios y sentencias amañadas casi siempre, donde las condenas son un cómplice tirón de orejas al amiguito del colegio y ningún ladrón con pedigrí, ni aún condenado y en prisión, devuelve ni un céntimo. Se funciona a golpe de litigio, abogados tramposos que se consideran los mejores y hábiles para mentir y dar la vuelta a las pruebas más flagrantes o los fiscales se convierten en defensores de la pillería de alto copete,  con juegos de trampas leguleyas que se sirven de la Ley para escapar a su rigor e irse de rositas. Haciendo 'legal' tanto lo ilícito moral cmo lo ilegítimo social y personal.

Es la forma solapada de hacer un trampantojo sobre una paz social inexistente y un estado de malestar crónico, que se tapa con otro tampantojo: el consumismo y la distracción de los medios con el miedo y el tremendismo, la tecnología frivolizada con su creación de falsas necesidades, usados como feria de vanidades y vaciado de conciencia. Y de bolsillos. Una vampirización energética de  la esencia humana en pro de la nada. Carente de sentido, pero arrolladora en su desorden caótico y vertiginoso, sin dar tiempo para ver, pensar, elegir ni decidir conscientemente, sino empujados por lo perentorio, el temor difuso a cualquier evento incontrolado y por los "problemas" que nos crea ese mismo sistema atroz de sobremorir creyendo que se sobrevive.
Much@s ilus@s siguen creyendo que es suficiente salir a la calle a gritar para soltar la mala uva concentrada  y que así, por lo menos, se desahogan echando pestes contra los tiranos, pero eso sirve de muy poco si sólo se queda ahí, y no se toma posesión plena de los derechos con acciones participativas contempladas en esa misma Constitución que se nos está quedando vieja sin haberla puesto en marcha ni siquiera al 50%.
El éxito de la PAH, por ejemplo, no son los escraches solamente, sino sobre todo haber aprendido a manejarse con las leyes que sustentan los derechos y descubrir el método para reclamar in situ su cumplimiento al amparo de la justicia y de la denuncia con fundamento y recursos judiciales y ofertas de negociación con la banca. Aportando ideas y soluciones nuevas, para que nadie salga arruinado y perjudicado si se puede evitar. Hay que desarrollar habilidades sociales e institucionales y asumir cada uno su parte de responsabilidad, así desaparecerá poco a poco ese estigma dual de víctima-verdugo para ejercer de ciudadanos libres, iguales en derechos y deberes, mutuamente respetados y respetuosos.

Aquí cuelgo este apartado de la normativa legal  que rige los plenos municipales en España. Por si le sirva a alguien y le anima a participar y a 'empoderarse' de su responsabilidad como ciudadanos en pleno ejercicio de sus derechos y libertades para que la casta no tenga excusas ni agarraderos con que justificar la represión como "defensa" del orden social. Los violentos y los antidisturbios se retroalimentan con el mismo negocio, se necesitan. Sólo el conocimiento de nuestros derechos y leyes justas nos evita los dramas sociales y la esclavitud ante los tiranos que hemos elegido y estamos cooperando a que nos degraden degradándose a sí mismos y viceversa. En eso que se llama corrupción pandémica de toma y daca. A grandes males, simples remedios. Y contra la corrupción institucional, la participación civil democrática. Además de los ruidos del destarife y el rifirrafe, sobre todo hacen falta muchas nueces con sustancia.

TÍTULO IX PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Artículo 33º.- Regulación y especificaciones.-

La participación ciudadana en las sesiones plenarias se regulará por lo previsto en el Reglamento Municipal de Participación Ciudadana, con las siguientes especificaciones:
  • La intervención escrita u oral, en asunto a tratar por el Ayuntamiento Pleno, de los representantes de las Entidades o Asociaciones inscritas en el Registro de Entidades de Interés Municipal o de personas individuales con el aval de cuarenta firmas, se realizará siempre con anterioridad a la lectura, debate y votación de la propuesta de acuerdo.
  • Dado que la intervención escrita de dichas Asociaciones, Entidades o personas físicas avaladas con cuarenta firmas, se realiza a través de la lectura del escrito por el Concejal delegado competente, no será necesaria la suspensión de la sesión, pero sí procederá ésta en todo caso, cuando la intervención se produzca oralmente. Finalizada la intervención oral, será reanudada la sesión.
  • Los referidos intervinientes no podrán entrar en debate en ningún caso con los miembros de la Corporación.

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