Este jueves, el rey recibe a la presidenta del Congreso antes de abrir una ronda de contactos sin esperanzas.
Todas las posturas parecen inamovibles. Por cierto, ¿estas posturas son
decisiones de partido que los líderes ejecutan? Formalmente, sí, pero
más bien parecen decisiones de los líderes que los partidos acompañan con disciplina y con un grado de asentimiento interior desconocido.
La misma pregunta vale para Podemos. Iglesias no tiene a su lado un especialista estrella como Iván Redondo, supongo que la influencia más directa debe ser la de Irene Montero y no sólo por razones obvias sino por su rango en la formación política. Pero da la impresión de que, en este caso, aunque con sus bases, la rotundidad de la postura se asienta en la convicción personalísima de líder y que no alterará, aunque algunas voces próximas y de peso andan por ahí murmurando objeciones.
Y en la otra acera, la petición de Sánchez de que la derecha desbloquee la situación con su abstención es una carta a Papá Noel. Es cierto que el mandato de estabilidad del 28 de abril compromete a todos los partidos, pero es igualmente obvio que ese patriotismo les resulta muy sofisticado. Su patriotismo es más bien de balcón y de esencias. Casado espera crecer y Ciudadanos está amarrado al rotundo 'no es no' de Rivera a Sánchez. Y Rivera es un hombre de palabra. Bueno, en este caso, en otros muchos con su palabra ha hecho juegos malabares. En fin, que los partidos callan y los líderes cantan el No nos moverán de Joan Báez.
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