Voy a presentar una demanda en los tribunales
El arranque del juicio contra Ana Julia Quezada, homicida confesa y acusada del asesinato de un niño, ha reavivado un viejo bulo en redes sociales que padecí cuando sucedió este crimen, hace más de un año
El arranque del juicio contra Ana Julia Quezada,
homicida confesa y acusada del asesinato de un niño, ha reavivado un
viejo bulo en redes sociales que padecí cuando sucedió este crimen, hace
más de un año. Ya lo expliqué en su momento: varios medios de extrema
derecha sacaron de contexto mis palabras, omitieron parte de ellas y me
atribuyeron algo que no había dicho. Si alguien quiere saber qué dije (y
qué no), aquí podéis leer mis palabras exactas y mis explicaciones al respecto.
La
novedad, sin embargo, no está en que este bulo renazca con ocasión del
juicio y que algunos medios se vuelvan a hacer eco de esa manipulación
sin el más mínimo contraste. Sino en una nueva versión de la misma
falsedad, difundida en esta ocasión por un medio conocido por haber
hecho negocio de la mentira y el odio.
El medio se llama La Tribuna de España y es el sucesor de La Tribuna de Cartagena, la misma web que –entre otras ilegalidades– difundió datos personales y fotos de la víctima de 'la manada'.
Entre
otras mentiras, en el artículo que me dedican aseguran que he dicho que
"Ana Julia se defendió de un niño xenófobo y machista", que "se está
juzgando a una persona por ser negra, inmigrante y mujer, que ha tenido
que soportar insultos y agresiones de un niño xenófobo que le decía que
se fuese a su puto país", que he calificado este crimen de "accidente" o
que "la pobre inmigrante de color se habría defendido de un niño
machista".
Todas estas frases son falsas. Jamás he
dicho nada así, ni en público ni en privado. Tampoco pienso algo ni
lejanamente parecido.
En el texto, entre otros
insultos, también se me califica como "bastardo", "despreciable roedor",
"portavoz del mal", "esbirro" y "pseudoperiodista". Si queréis leer el
artículo sin regalarle audiencia a este libelo, aquí lo podéis ver íntegro. Es tan zafio que sorprende que haya gente que pueda tomarlo en serio.
El
artículo busca dos objetivos: los habituales en este tipo de páginas de
noticias falsas. El primero, el lucro. La web está llena de anuncios:
cuanto más grande sea la polémica, mayor es el beneficio.
El
segundo objetivo es generar un discurso de odio contra mí, basado en
las mentiras. Lamentablemente funciona. Basta con ver los insultos e
incluso amenazas que he recibido por quienes se han creído esta
manipulación. "Bastardo", "miserable", "hijo de puta", "eres peor que la
asesina"... Desde que se publicó este artículo, el pasado viernes, me
han llegado cientos de mensajes de este tipo por la redes sociales.
En los próximos días voy a presentar
una demanda en los tribunales contra este libelo y sus responsables.
Dudo que sirva de mucho porque este medio y sus predecesores llevan años
incumpliendo la ley sin que nadie consiga frenarlos. Ya les han cerrado
varias páginas, desde que empezaron con La Tribuna de Cartagena, y aquí
siguen.
Os pido, eso sí, que me ayudéis a difundir la
verdad sobre lo ocurrido. Aunque me temo que será solo un paliativo,
incapaz de compensar la mentira.
Mi experiencia con
estas noticias falsas es que da igual lo que digas. Siempre habrá quien
prefiera creer la falsedad inventada o manipulada, si esta coincide con
sus prejuicios o con su ideología. Por eso las mentiras siempre corren
más que la verdad por las redes sociales.
Las fake
news funcionan por una razón: porque muchos prefieren creer la falsedad
si esta coincide con sus ideas o emociones. Y es evidente que la
posición editorial de eldiario.es y nuestras investigaciones
periodísticas nos hacen ser odiados por mucha gente. Gente que se agarra
a estas mentiras para reforzar sus ideas y prejuicios.
Pero
estas mentiras no solo se propagan por culpa de quienes las producen y
por el sesgo de quienes las distribuye. También en esto colaboran los
algoritmos de las redes sociales, que multiplican estas falsas noticias
sin control. Para estas plataformas, es más importate la 'viralidad' del
contenido –que la gente lo difunda– que la veracidad.
Quienes
crean estos bulos saben perfectamente lo que hacen y cuál es su
objetivo: destruir mi imagen como periodista, ya que no pueden desmentir
las investigaciones que eldiario.es publica. Se aprovechan de la gente,
también de quienes difunden estos bulos, que son víctimas de un
ejercicio de manipulación bastante burdo pero tremendamente eficaz.
No
es agradable pasear por la calle cuando hay miles de personas que
sinceramente me creen capaz de decir lo que dice ese artículo. O cuando
hay indeseables que me advierten de que tengo suerte si no me cruzo con
ellos de cara. O que me desean todo tipo de desgracias. Pero por mucho
que estas calumnias continúen, por muchas campañas que nos fabriquen, en
eldiario.es no vamos a agachar la cabeza.
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