sábado, 27 de octubre de 2018



¿Por qué los denunciantes o alertadores de corrupción no somos una línea política ‘roja’ (o morada)?

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra y autor de 'El libro negro del Ejército español'.

Un día después de estar en el Parlamento Europeo exponiendo mi caso y el de varios compañeros más, gracias a Esquerra Republicana de Catalunya (Jordi Solé) y Unidos Podemos (Javi Couso), la realidad española nos aplastó de nuevo. Después de la esperanza y la ilusión recogida en Bruselas, la sargento María Serrano se encontró desahuciada (su vivienda precintada) y yo recibí una notificación de la Sala V de lo Militar del Tribunal Supremo confirmando que el próximo 30 de octubre a las 10:30 horas resolverán el último de los recursos pendientes en su tribunal (hay más en el TC y en el TEDH). Con menos de dos semanas de antelación y solo un día después de volver del Europarlamento. Curioso.
En esta permanente amenaza, para los denunciantes de corrupción resulta imposible no preguntarse por qué no estamos en la agenda política o por qué no constituimos una línea roja (o morada) para los partidos políticos. Atesoramos años de sufrimiento a nuestras espaldas, injusticias, desahucios, deudas jurídicas, incontables mudanzas, situaciones penosas… pero nada de ello hace que los políticos nos consideren lo suficientemente relevante como para incluirnos en una negociación presupuestaria ni para calificarnos como una línea roja o ‘morada’. Y resulta desesperante, además de incomprensible.
Ello no quiere decir que no recibamos ayuda, de hecho, en el Parlamento Europeo estuve gracias a dos partidos políticos, Esquerra Republicana de Catalunya y Unidos Podemos, y en muchos otros foros políticos, autonómicos o locales, hemos sentido el mismo apoyo. Pero este soporte se diluye, incomprensiblemente, en el Congreso de los Diputados.
Pensemos en el último acuerdo entre el PSOE y Unidos Podemos. Conste que me parece un gran acuerdo, histórico diría, y que será necesario explicar a la ciudadanía la importancia de sostener o mejorar el equilibrio de fuerzas actual en las próximas elecciones (cuantos más escaños tenga el PSOE y menos Unidos Podemos, peores acuerdos se conseguirán para la ciudadanía; y a la inversa), pero ¿cómo puede ser que no estemos los denunciantes de corrupción y nuestra protección en dicho acuerdo? ¿Cómo puede ser posible que se nos olvide en un momento tan importante? La respuesta solo puede ser que somos intrascendentes políticamente hablando.
Quizás se deba a que no somos colectivo numeroso, por lo que no suponemos votos, o a que somos incómodos, pues solemos callar más bien poco. Lo desconozco, pero la protección de los alertadores y denunciantes de corrupción se antoja imprescindible en un país cuyas pérdidas por corrupción suponen entre 50.000 y 100.000 millones de euros al año, según diferentes estudios (la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, CNMC, la cifra en 90.000 millones de euros). Es decir, en España entre el 5% y el 10% del PIB se pierde en corrupción todos los años. De hecho, el coste del acuerdo PSOE y Unidos Podemos se cifra en unos 5.000 millones de euros, lo que supone unas 20 veces menos de lo que se pierde en corrupción.
Pero lejos de conseguirse la mencionada protección, la represión continúa. El último caso conocido es el cese de Macarena Olona, una abogada del Estado especializada en corrupción que trabaja en Mercasa. Cese que impediría a la misma declarar en el caso de corrupción investigado. Mercasa es una empresa pública en la que se sospecha de comisiones de 20 millones de euros que afectarían tanto al PP como al PSOE. Y que sea el Gobierno de Pedro Sánchez el que la cese huele bastante mal.
Europa aprueba una nueva directiva
Dado que los políticos españoles no han sido capaces de aprobar una ley de protección a los alertadores o denunciantes de corrupción (la propuesta existente de Ciudadanos de aprobarse sería catastrófica), será la Unión Europea la que previsiblemente apruebe una directiva al respecto. Directiva que debería suponer un antes y un después en España. Igual que es Europa la que alienta y premia a los denunciantes de corrupción, como es el caso de Ana Garrido, galardonada en este octubre de 2018 con el Premio Transparencia Internacional entregado en Dinamarca.
Los denunciantes esperamos que la aprobación de esta directiva suponga un cambio en el Gobierno socialista de Pedro Sánchez, un gobierno que, si bien en la oposición siempre resultó muy cercano a los denunciantes, en el poder está comportándose con nosotros igual que el Partido Popular, pues lejos de reparar el daño causado, a día de hoy ni tan siquiera contestan al teléfono. Comportamiento muy triste y muy habitual en los partidos políticos, especialmente el PSOE, pero que debe corregirse por propia iniciativa o en su defecto por la presión del resto de partidos políticos que les apoyan (Unidos Podemos, Esquerra Republicana de Catalunya, PdeCAT…).
Los denunciantes de corrupción nos jugamos recuperar o no perder nuestras vidas ni nuestros futuros, pero los ciudadanos se juegan casi 100.000 millones de euros anuales.

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Es curioso que en cuanto se suben al carro del poder, los políticos dejen en último lugar los problemas concretos de la ciudadanía para dedicarse sobre todo a los grandes asuntos complejos y a miles de años luz de la realidad cotidiana, que, paradójicamente, es el motor de todo lo demás, sin ella, no habría grandes asuntos ni grandes movidas ideológicas, culturales, financieras, económicas o estratégicas. El verdadero protagonista de la Historia es ese motor anónimo de los pueblos, que lejos de ser una abstracción en los discursos de los organizadores teóricos, sí tiene rostro: millones de rostros unidos en la diversidad de una conciencia común que da sentido a la misma política y a la misma vida. Solos no podemos hacer nada, por muy maravillosas, alucinantes y millonarios que seamos.
Lejos de ser  un juego para élites, la política es una obligación para todos y todas. Unos organizan lo que los demás necesitan, exigen, gestionan y proponen: la vida colectiva que no sería posible sin la vida privada y viceversa. Ambos aspectos hacen de la participación y el compromiso mutuo la verdadera herramienta del convivir, con la ética como cimiento y estructura fundamental del edificio común. 
Por eso pone los pelos como escarpias el hecho de que con tanta frecuencia entre en conflicto la moral con la praxis político-económica y los "profesionales" de la cosa pública duden constantemente entre lo sano y lo enfermo, y acaben eligiendo una praxis tóxica, pero  que facilita sus movidas de partido mientras se carga de un tajo la base, el sentido y la sustancia de una sociedad justa, igualitaria, libre, fraternal (y no solo con los vecinos de al lado sino con cualquier ser humano que necesite de apoyo y solidaridad, con urgencia o a la larga).
Nada de lo que hacemos en particular, sea para bien  o para mal, es ajeno a los demás, y viceversa; la conciencia de esa ecuación práctica es la política. Las forzadas devoluciones de migrantes, la venta de armas a un gobierno genocida declarado, alegando los mismo argumentos que Donald Trump: first we! no se puede llamar política sino, antipolítica desvergonzada, porque nos degrada como pueblo y sociedad, dejando los valores humanos reducidos a basura.
En el siglo XXI la polis ya no está amurallada, ha dejado de ser el reducto de unos pocos, la polis ahora es un hecho global. McLuhan lo advirtió hace muchos años y a este fenómeno que ahora vivimos a tope, lo denominó "la aldea global". 
Aunque los grandes tinglados del pastón se empeñen en seguir como siempre, en realidad, a base de leñazos, hace tiempo que se acabó el prestigio del señor feudal, y del renacentista ególatra que le daba a la pluma y a la espada a base de maquiavelismo y mecenazgos de ilustres y narcisos caciques refinados, para pasar al Instagram de la Historia como el más listo, el más guapo, el más rico y el más devoto del poderío. No debemos olvidar a peña super genial como por ejemplo Gesualdo, principe de Venosa, creador y compositor de unos madrigales de belleza sonora increíble, y también, un gran millonetis, sobrino de un papa, vínculo excelso, que le dejó en herencia la impunidad ante el asesinato y descuartizamiento a sangre fría de su amada esposa y el amante con el que al parecer le puso los cuernos (a saber le habría hecho él para que ella le correspondiese con semejante tributo). Y nadie le juzgó ni le condenó. El poder y su glamour eran suficientes salvoconductos para cualquier animalada por el estilo. Ni justicia ni nada que se le parezca. Como los bancos y las hipotecas. O los presos políticos, por opinar, oponerse a algo y decirlo en público.

Nuestra tradición acopling fashion viene permitiendo esas aberraciones desde siempre, de tal modo que ante el poder y las artimañas, todo se permite. Y no. Ya no. Ahora un Gesualdo abusador y criminal sale en los periódicos y acaba en el trullo,(y si es en Norte América, según en qué estados, hasta pueden aplicarle la pena de muerte) Nadie le compra sus productos, ni le pide autógrafos en sus libros estupendos, ni va a ver sus películas y dejan de invitarle en los medios, en muchas ocasiones, no tanto por coherencia, como por negocio y publicidad para la empresa...
Igual está, en España a nivel cívico, el tema de la corrupción política y el hartazgo unánime con una Casa Real de origen franquista y dictador, a cuyos miembros ya hay que proteger frecuentemente y llevar por lugares poco concuridos para que sus víctimas no les regalen el oído con aclamaciones fervorosas tales como, chorizos, corruptos, parásitos, Borbones ladrones, etc, etc...El pueblo lo tiene claro: no puede ser delito expresar el malestar que produce un estado semejante, de súbditos a la fuerza y sin consultar, solo por devoción caciquil al testamento contra-político de un matarife y dictador de larga duración.

La lucidez de la realidad se impone, precisamente a través de un instrumento de control de masas implementado por USA desde al Pentágono y la Reserva Federal, el FMI y el BM, para controlar mejor el mundo. Qué paradojas, ¿verdad? Ahora resulta que el montaje está dejando en cueros los enloquecidos planes de dominio absoluto, por parte de los yankies, de un 'mundo mundial' , que se nos va quedando cada vez más chico y más y mejor conectado, precisamente gracias al despertar de conciencias mediante la globalización y conocimiento inmediato de maldades y burradas estructurales, que sin internet y sin las redes jamás habríamos podido descubrir, una vez superado el impacto de la confusión mediática y su estruendo, que cada vez se observa con más distancia y sentido crítico, a base de saturación y escarmientos. Sin Internet, por ejempo, jamás hubiésemos sabido en la base social, quién es Corinna, a qué dedica su tiempo libre, qué doble vida llevaba el rey demérito,  ni donde está Botswana.

 La política es la regla básica del núcleo social, no la costra de mandamases que hace lo que le da la gana con los votantes, en cuanto se ve en la cima del glamour poderoso: el gobierno y la oposición. Conquistada la máxima altura del mangoneo, la ciudadanía, el pueblo, que hizo posible el triunfo de los interfectos, pasa inmediatamente a la rebotica, a la trastienda, a los bastidores o a regentar la portería del gran edificio, a ser las kellys que limpian la escalera y el ascensor del "señorito" como en las pelis de los 60 y 70 con Gracita Morales y López Vázquez. Es cierto. Pero hay otra realidad en paralelo, como el hecho de que ahora, ciudadanos perjudicados por las instituciones de los estados de desecho, como es el nuestro hasta el día de hoy, puedan ir a un Parlamento como el europeo, puedan hacer pública su problemática y la injusticia con que se les trata y puedan señalar que el poder de sus "patrias", como el del emperador del cuento, está en cueros, aunque por esos mundos se jacte de ser otra cosa.  Y mientras la conciencia ciudadana del pueblo, se despierta, se une, de atreve y se planta. Desde ahí, da vida a e implementa otras formas de mirar, de entender, de construir...Hasta que de pronto la construcción se alza imparable y no hay más remedio que admitir su existencia y acogerla, admitiendo la cantidad de bienes que aporta su innovación regeneradora y creadora de nuevos paradigmas.

Así que, mucho ánimo, Luis Gonzalo Segura y las compañeras y compañeros que están en tu situación en cuanto a derechos vulnerados y  pisoteo de la dignidad. No estáis solas. Somos legiones enteras de antisoldados creando paz y entendimiento, respeto y consenso, cariño y solidaridad de hermanos en medio de la jungla-manicomio. Cada día hay más despiertos y comprometidas por la gran causa humana. No es una lucha lo que necesitamos, porque las victorias siempre dejan derrotas, heridos y  muertos. Esta vez no. Esta vez la victoria está siendo una propuesta universal a favor del bien común sin excepciones. Lo que se está gestando es un mundo distinto, una gran ciudad global y diversa donde todos y todas tienen un lugar digno en el que descubrir lo mejor de sí mismos en compañía de la gran familia humana, sin discriminaciones supremacistas. Es una resistencia noviolenta y generosa en el comprender al ser que somos colectivamente, sin admitir ni ceder a las maldades 'estratégicas', y por ello, invencible de todas todas. ¿Por qué? Porque no queda otra si se quiere sobrevivir y que el Planeta nos siga soportando...of course.

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