martes, 23 de octubre de 2018

De momento, nada de lo que se ha hablado hasta ahora entre Iglesias y sus contertulios políticos parece que ponga en riesgo nada básico. Al contrario, se tiene la sensación de que hay una voluntad de diálogo desde el Parlamento central hacia los parlamentos periféricos. Todo lo que sea acercarse y dialogar bienvenido sea. Tal vez el propio gobierno debería alegrarse de tener un brazo cooperante en Unidos Podemos, y con más iniciativa incluso que el propo Sánchez, al parecer más preocupado por su actividad exterior que por acercarse a lo menos grato y espinoso, como es el el diálogo y la escucha en las Comunidades que no gobierna el Psoe...Es cierto que Iglesias es un riesgo siempre, porque no sabe a veces ver sus competencias y límites, pero para eso ya están los otros...e Iglesias no es tonto, aunque sea demasiado bocazas a veces y se pase de rosca si no hay alguien cerca que le aterrice a tiempo. Esperemos que lo haya y que el entrañable "coletas" le haga caso cuando sea preciso. Seguro que lo hará. Peronalmente, más que Pablo Iglesias me preocupa la actitud del Gobierno en el tema de Arabia Saudí y su concepto del tráfico de armamento con genocidas como sustento de la economía española, estando el patio como está...


La ronda de Pablo Iglesias

Iglesias debe reconocer que el terreno en el que se mueve es muy resbaladizo, las curvas muy peligrosas y no debe ignorar que el infierno está empedrado de buenas intenciones




Pablo Iglesias se reunió con Oriol Junqueras en la cárcel de LLedoners, el domingo habló por teléfono con Puigdemont, que le propone un encuentro presencial, y ayer visitó a lehendakari en Vitoria. Una ronda extremadamente interesante desde todos los puntos de vista. En primera instancia, para recabar apoyos para los presupuestos y, en un plano más ambicioso, para explorar vías de salida al contencioso catalán y al problema territorial. Una ronda muy interesante, sí, y que es muy dueño de hacer, pero de una ambigüedad muy peligrosa.
Porque ¿está actuando simplemente como secretario general de Podemos o como extraoficial enviado especial del Gobierno español? ¿Del Gobierno o del presidente del Gobierno? Es decir, está coordinado con Sánchez, seguro que sí, pero ¿está coordinado también con Meritxell Batet, ministra de Administraciones Territoriales, o con Borrell, que se esfuerza en desenmascarar al independentismo fuera de nuestras fronteras? ¿Está hablando Iglesias en su nombre exclusivo o también ‘sotto voce’ en nombre del presidente? ¿Solo escucha o también transmite mensajes? Es decir, ¿va de solista, va de explorador, va de embajador?
Aclarar estos extremos es de la máxima importancia aunque solo sea para esquivar los disparos de la oposición, que están tirando con bala. Iglesias debe reconocer que el terreno en el que se mueve es muy resbaladizo, las curvas muy peligrosas y no debe ignorar que el infierno está empedrado de buenas intenciones.

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