De "estúpida y cruel como su fiesta de los toros"
calificó el genial Luis Cernuda la "existencia española". Y así
seguimos, permaneciendo en la estupidez y en la crueldad como si la
existencia no hubiera avanzado aquí desde aquellos años 60 en los que el
poeta publicó Desolación de la quimera, que
contiene esos versos en el poema 'Díptico español'. La última estúpida
crueldad ha llegado en forma de impuestos: el IVA a las corridas de
toros se ha rebajado al 10%, mientras el cine seguirá tributando al 21%.
La explicación del ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, es que
los toros constituyen un "espectáculo en vivo", como los conciertos, el
teatro o la danza, que también han visto reducido su gravamen. Pero
resulta estúpida y cruelmente paradójico que se considere espectáculo en
vivo una práctica que consiste en matar y cuyos artífices son conocidos
con el nombre de matadores: otra burla de los señoritos con cartera. Y,
aun en términos fiscales, comparar el crimen de los toros con la música
en vivo, el teatro o la danza es un insulto a músicos y cantantes,
actores y dramaturgos, bailarines y coreógrafos.
La
bajada del IVA a las corridas de toros no es una ocurrencia más de estos
Gobiernos del PP, sino la chulesca ratificación de que, con sus leyes,
la estupidez y la crueldad siguen rigiendo nuestra existencia. En un
Estado cuya Audiencia Nacional condena chistes sobre Carrero Blanco,
militar franquista que fue eliminado porque representaba la continuidad
de una dictadura inaceptable (que mató poetas o los obligó, como a
Cernuda, al exilio, y que no ha sido juzgada), el aparato político y
judicial no condena a quienes jalean y perpetran el vil martirio de los
animales. La Ley Mordaza y el fomento de la tortura animal son
estupideces y crueldades que se inscriben en el mismo relato sin fin de
la España más negra, y por eso son los mismos quienes ahora siguen
escribiéndolo.
Bajar el IVA a los toros es legitimar los reglones de
sangre de nuestra historia, y sus autores están identificados. No es
casualidad que quien inició este inmoral proceso fuera uno de los
ministros más vergonzosos de todos los tiempos: José Ignacio Wert.
Siendo ministro de Cultura, aprobó el Plan Nacional de Fomento y
Protección de la Tauromaquia (PENTAURO), prometiendo una rebaja fiscal a
los empresarios de la muerte: la Asociación Nacional de Organizadores
de Espectáculos Taurinos (ANOET), que preside el francés Simón Casas, o
la Unión de Criadores de Toros de Lidia, que preside el ganadero Carlos
Núñez. Cabe recordar que estos perversos criadores de víctimas crearon
en 2015 la Fundación del Toro de Lidia con el objeto de frenar un
abolicionismo imparable, y que echaron el resto contratando a un bufete
de relumbrón para perseguir antitaurinos
por la vía judicial. Un esfuerzo en el que han fracasado: no es solo
que las personas abolicionistas no seamos delincuentes y no puedan
echarnos su guante ensangrentado, sino que la historia asumirá que es su
violencia la que constituye delito. Tiempo al tiempo, aunque sea eterno
para sus muertos.
La promesa del incapaz Wert quedó
pendiente y la ha cumplido ahora el nuevo secretario de Estado de
Cultura, Fernando Benzo, un ultra de la tauropatía que en 2013 reactivó
en el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte una Comisión de Asuntos
Taurinos que llevaba 14 años inactiva. La obsesión de Benzo era bajar
el IVA a los toros, con la intención de frenar la agonía de un sector
que necesita del apoyo económico porque ha perdido el apoyo social y el
tren de los tiempos. Teniendo en cuenta lo que los conciertos, el teatro
o la danza han importado históricamente a los responsables de la
cultura del PP, no me sorprendería que el secretario de Estado haya
aprovechado sus reivindicaciones solo para favorecer a los maltratadores
de toros. Tampoco es casualidad que el tal Benzo dirigiera la Oficina
de Santiago Calatrava (ese arquitecto…) y llegara a estar imputado en
una de sus causas, que fue archivada. Otro asunto.
El maltrato animal de los espectáculos taurinos mancha la imagen de España en el exterior, como demuestra un amplio estudio realizado por Cambridge University Press,
pero el Gobierno del PP sigue empeñado en defender el cortijo de los
maltratadores. Al escándalo del IVA se une la indignante y esperpéntica
concesión por vía extraordinaria de la nacionalidad española a un torero peruano.
Dice el gobierno que lo ha hecho porque el peruano es "defensor y
promotor de la fiesta de los toros" y, por tanto, está en "sintonía con
los valores sociales de nuestro país". Se me ocurren pocas falacias tan
descaradas, teniendo en cuenta el rechazo mayoritario de los españoles
por la tauromaquia. Y se me ocurren pocos descaros más ofensivos,
teniendo en cuenta que hay menores nacidos en España y acogidos por
familias españolas a los que no se concede la nacionalidad española
porque sus padres biológicos no lo son. Más de 100.000 firmas
piden la nacionalidad para ellos. Pero, claro, solo son niños, y a este
Gobierno de capillitas le importan más los toreros que los niños.
Benzo el tauricida preside además el Consejo de Administración de
Acción Cultural Española (AC/E). Como tal, será comisario general del pabellón de España en la 'Expo Astana 2017, Energía para el Futuro',
que se celebrará entre los próximos 10 de junio y 10 de septiembre, y
que "tiene como objetivo reevaluar nuestra actitud hacia la energía y su
consumo". En una vuelta de tuerca más de la burla de este Gobierno,
nuestro flamante pabellón llevará el nombre de 'Energía para el Planeta'
e invitará a sus visitantes "a viajar por el espacio y el tiempo para
descubrir cómo y por qué España se ha convertido en líder indiscutible
en la utilización de energías renovables, en su implantación e
investigación".
En fin, Benzo es el comisario de esta
otra tomadura de pelo de los del PP. La estafa con recochineo de
quienes mantienen el 'impuesto al sol' pero bajan los impuestos a los
toros. Benzo, el compinche de los taurinos que reciben ayuda para matar,
es el mismo Benzo compinche de las eléctricas y el oligopolio, que
impiden el autoconsumo y el desarrollo de las energías limpias. Tres
formas de violencia: contra los animales, contra el planeta que da
título al pabellón de Astana y contra los ciudadanos. Las violencias de
quienes Cernuda acusó de "enemigos enconados de la vida". Los que
condenan al cine a la asfixia económica y condenan a Cassandra a prisión
e inhabilitación por hacer chistes sobre un garante de la dictadura
franquista. Será que estos del PP sí eran amigos de la vida del
almirante. De su estúpida y cruel existencia.
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