El gráfico del momento político actual debe tratarse con la encuesta del CIS en el eje de ordenadas y la carta de Pablo Iglesias, en La Vanguardia, en el eje de abscisas.
La encuesta del CIS, que anuncia un gran crecimiento del PSOE y el sorpaso de Cs al PP, nos induce a pensar que Sánchez y Rivera pueden desear que el mes de julio pase de largo, lo contrario de lo que le interesa a Unidas Podemos que tiene poco más de 15 días para subir a bordo de la gobernación aunque sea como grumete sino quiere hundirse del todo.
La carta de Pablo Iglesias, como si intuyera lo que iba a decir el CIS unas horas después, era un ofrecimiento abierto a Sánchez sobre la base programática del canon progresista. Un ofrecimiento en toda regla desde el título –Queremos que sea en julio- a lo que decía el texto de forma más expresa: “votaremos no el día 23 porque pediremos un gobierno de coalición pero sino lo conseguimos cuando baste mayoría simple estamos dispuestos a revisar nuestra posición”. Así de fácil se las ponían a Fernando VII. Peligrosamente fácil. Por eso la vicepresidenta Carmen Calvo no tardó ni un minuto en devaluar la oferta de Iglesias calificándola de triquiñuela táctica. Y es que una nueva cita en las urnas solo le daría al PSOE esa espectacular renta que señala el CIS si la responsabilidad de la repetición de elecciones recayera en otro o en otros. Tras la encuesta y la carta abierta en las próximas semanas vamos a asistir a un juego de sombras chinescas y efectos ópticos teatralizados de muy dudosa fiabilidad.
En lo que se refiere al PP y a Vox he de reconocer que no entiendo la encuesta del CIS. No me cuadra que bajen los dos a la vez pero este tripartito es un enigma, como se sigan sacando los ojos se van a cargar la reconquista.
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