Propongo un ejercicio práctico de observación y realidades
indiscutibles. Partiendo de unas bases tangibles, de un compendio de
fuerzas diversas, de necesidades y de opciones posibles, para
gestionarlas. Sin prejuicios, ni ideologías inoculadas ni dogmas
heredados, que se han convertido en murallas y a base de protegernos del
"mal" acaban por aislarnos en cápsulas y burbujas que nos "protegen"
también de descubrir y desarrollar lo mejor de nosotros mismos. O sea,
que acaban por arruinar proyectos y soluciones inteligentes con sus
efectos secundarios, como el miedo, el poder, la opacidad, la falsa
prudencia o el cinismo, la ambición demoledora, la soberbia, el
dogmatismo cerril, el bloqueo y los cortocicuitos que se derivan de ese
conjunto de miserias que a través del tiempo se han convertido en
estrategias, en "virtudes" indeseables y hasta letales para cualquier
forma de inteligencia sana y eficaz, humana,pedagógica y terapéutica,
que sea posible en el plano más libre de interferencias ideológicas e
intereses espurios que entorpecen la recuperación del bien común como
sentido primigenio de toda operación y sistema de referencias privadas y
comunes. Esa realidad pura y dura en la que situarse para recuperar la
orientación, si es que alguna vez la hemos tenido en nuestras manos o
para descubrirla y/o diseñarla si es que por fin llegamos a la
conclusión de que esa orientación personal y colectiva nunca ha estado,
de verdad, a nuestro alcance y por esa razón en un tiempo donde los
cimientos de la política, de la economía, de las leyes y de la ética que
debería ser la amalgama universal, se han ido difuminando y borrándose
del contexto personal, social y global. El resultado, especialmente en
el caso español, es un desastre. Lo estamos comprobando cada día.
No tratemos a toro pasado y masacrado, de ponernos las pilas del
imperialismo hegemónico e ideológico como fórmula triunfal. No es el
'triunfo' de nuestras fijaciones lo que necesitamos, ni ganar
constantemente en el fútbol, el tenis o el mus, en los negocios sin
piedad, ni como potencia turística y dicharachera en plan sainete
resabiado, rancio y casposo como el amor loco por las banderas, las
procesiones y el españolismo o nacionalismos neuróticos, que acaban
justificando cualquier barbaridad que hagan "los nuestros" y que
convierte en "traidores" a quienes tienen la lucidez de disentir, de
analizar y proponer cambios adecuados e iniciativas prácticas
inteligentes y morales, sanas, justas y benéficas para la mayoría
social.
Todo ese barullo de prejuicios nos ata, no nos libera, aunque lo
pretenda con el jaleo y la euforia o el enfado sin más fuste que el
tirón mediático como argumento. Lejos de liberarnos nos encierra en una
cárcel inmaterial pero desastrosa, precisamente porque no la detectamos
como lo que es, sino como los cimientos de nuestras tradiciones, como
"seguridad" y "estabilidad" más falsa que un euro de metacrilato.
Exaltación banderil o lacística para hoy, significa ruina, caciquismo,
corrupción, miseria y opresión para mañana. Las banderas envuelven y
amarran, los lazos atan. Las barras son barrotes y las estrellas
ilusiones que nunca se materializan pero alienan de lo lindo: sin que lo
notemos.
Nuestras aspiraciones mejores, más inteligentes y eficaces las tenemos
que desarrollar nosotras, no están hechas, y ellas son las únicas
'banderas' que no pretenden ser solo reclamo publicitario inamovible y
exhibicionista. La patria no es un territorio para desfilar y pelearse,
camelar y acuartelar, sino un plano más de la dignidad personal y
colectiva que permite vivir y dejar vivir a quienes no piensan ni
sienten como nosotros y con ello nos enriquecen y nos educan en la
diversidad, el respeto y el diálogo, en la democracia de verdad, no de
pacotilla y cháchara. Y todo ello en un plano universal y mucho más
amplio que los límites culturales y fronteras geográficas. Nuestra
patria no es donde nacemos sin elección posible, sino donde elegimos yes
posible construir nuestra identidad y desarrollar nuestras mejores
capacidades en la convivencia y los valores más sanos, justos, éticos y
por tanto igualitarios en derechos e inteligentes en el modo de
gestionar la realidad. No el cuento chino constante de ideologías y
ocurrencias derivadas de las mismas, a favor de facciones y aparatos
partidócratas, interesados en que todo parezca que cambia para que todo
siga igual (Lampedusa dixit, con más razón que un santo) .
Tras este planteamiento nos vendrá bien situarnos en lo que tenemos
encima. ¿Qué le pasa a España para estar ''funcionando" sin gobierno, un
año y pico con Rajoy y otro medio año con Sánchez más dos inútiles
convocatorias electorales de por medio que no nos han servido de nada,
porque los 'elegidos' no dan una, ni responden ante sus
responsabilidades, ni saben como gestionar el fin de un bipartidismo
que les obliga a entenderse y a deshacer lazos y banderías a favor de,
según parece, su peor enemigo: el bien común?
Si el ataque frontal del pp contra el Estatut de Cataluya, entre 2006 y
2010, se perpetró en pleno "reinado" del Psoe, sin que éste moviese
pieza a favor de Catalunya, lo más lógico ha sido el resultado del
procès. Si el Poder Judicial toma las riendas del Ejecutivo y del
Legislativo, no para exigir al Estado una solución política, sino para
ratificar una condena inexplicable en una democracia, y justificar un
régimen totalitario y que usa la Constitución como arma letal de la
democracia, sus derechos y deberes, está claro que este estado no es de
derecho sino de desecho, no está para ayudar a la estabilidad en la
igualdad, sino para reprimir a los que salen peor parados en su
desgobierno del cacicato posfranquista, que reproduce los tics
dictatoriales en los tres poderes, sin saber ni querer evitarlo. Un
estado manada es lo que tiene. Luego se escandaliza cuando su ejemplo se
reproduce en los Sanfermines, en Puerto Urraco, feminicidios e
infanticidios patriarcales o en la caza a los barcos que salvan vidas
humanas cuando Europa decide que las deben dejar morir por el bien de
sus intereses racistas y neonazis camuflados de "sensatez" hitleriana o
trumpista, que se parecen tanto que ya casi no se distinguen a la hora
del matarile con los refugiados y cuya "legalidad" está por encima de la
legitimidad del porpio derecho a la vida. En vez de sacar los colores a
Europa, se apuntan al bombardeo genocida de sus miedos e intereses de
cortísimas miras fascistoides en comandita con un capitalismo
terminator, no solo para la especie humana, sino para todo el ecosistema
planetario. Y todo ese enjambre de miseria discurre mientras
intramuros, España se vacía, se deshace como entidad y como "patria" de
nadie que no tenga un par de of shores por esos paraísos de la
inversión evasiva de impuestos.
Entonces nos sale un Podemos que se merienda a la izquierda, que era el
único recurso del pueblo, no por populismo mangoneado desde aparatos de
poder en petit comité, sino por derecho participativo a la dignidad
organizada como demostró el 15M durante los cuatro años en que no se
perdió soportando manipulaciones estratégicas de obsolescencia
programada desde Somosaguas. Una vez abducida la peligrosa y eficaz
capacidad autogestora de la ciudadanía, reducida a escaños podemitas,
todo volvía a la "normalidad" de lo anormal si se presume de ser
democracia...Y ahí estamos, dando vueltas de tuerca a gusto de la
manipulación mecáncia que conlleva la pérdida de la esencia y de los más
decisivos "por qués", "para qués" y "cómos". Tres vacíos de sentido a
los que solo desde la ética se puede responder. Cuando no hay respuesta
aceptable por el pueblo, es que no funciona la ética y todo se reduce a
los "cuantos" , "los tantos" y a los "para quien", a "ganar" y/o
"perder". Una dinámica fenecida por su inutilidad en un tiempo nuevo en
retos cada vez más difíciles de sostener y aun más de solucionar desde
los viejos esquemas del desgastado y demoledor siglo XX. Porque estamos
globalmente en una transición forzosa de modelo social y económico, que
desde la amoralidad más cínica debe alcanzar la ética como objetivo
vital planetario si quiere sobrevivir al resultado de sus aberraciones
convertidas en sistema.
Y ante este panorama, España responde con otro periodo de pereza
política irresponsable, de miedo a la realidad, de pánico a tomar
decisiones y tendencia irrepremible a tomar las de Villadiego, y
mientras a ver si pasa algo que traiga consigo la solución: por ejemplo,
que la obstinación catalana y la sentencia del Supremo y el mirar para
otro lado de Estrasburgo, den pie a aplicar con motivos superlegales, un
155 justificadísimo que corte de raiz para siempre lo que la
inteligencia missing nunca podrá arreglar, más que nada porque nada
puede arreglar lo que no existe: inteligencia. A falta de ella, ¿qué
hacer? Vegetar. Zascandilear silbando melodías hasta que todo vuelva por
sus cauces, como siempre se ha hecho, con tal de que no vuelva a haber
una guerra civil y otro marrón con el que fingir el fin de la eterna
dictadura secular de los imperios hacia dios, que menudo trago, tener
que vivir tantos años en el escenario improvisando tejemanejes para que
no se note lo que hay ¿Para qué intentar hacer algo cuando está claro
que en España lo mejor es no hacer nada porque en un nihilismo
hereditario, la nada es el todo, lo máximo que se puede lograr? Ese
imperecedero, virgencita, virgencita, que nos quedemos como estamos...y
adónde iremos que mejor estemos...Sobre todo los "elegidos" que le cogen
cariño a los escaños y se acostumbran a la bicoca de ganar un pastón
sin dar hachazo, solo por predicar en el desierto de los parlamentos,
fingiendo la mar de bien que ayudan a que la ciudadanía siga cobrando el
paro y que tenga ayuda de Caritas asegurada cuando ya no lo cobre,
mientras concede privilegios en plan vista gorda y sentencias
liberadoras, a los mangantes que facilitan el tráfico giratorio de las
puertas del poder a base de comisiones, shobresh, discos duros
interestelares, enchufes y lo que haga falta. En ese plan, y con ese
legado de decencia institucional lleno de protocolos, solicitudes,
permisos y trámites infinitos, lo de alargar la toma de decisiones está
chupao. No solo no es un mal menor, son unas vacaciones infinitas que
les pagamos entre todas todas, desde la declaración de la renta, al IVA
aplicado hasta a la respiración, al sol, al aire, al agua, al uso de
parques y jardines, al permiso para opinar, a la barr de pan que se
compra el mendigo con el euro que le han dado en la puerta de la iglesia
o de la casa de juegos de azahar, a todo...Mientras obviamente los
grandes de España, en todas sus modalidades monetarias, se van de
rositas, se les devuelve dinero de Hacienda, en el caso de que hayan
tenido que pagar algo.
En ese plan ¿qué falta hace un gobierno, vamos a ver? A la vista está
que se puede estar sin él, el tiempo que haga falta sin que no solo no
se hunda el mundo, sino que todo está igual o mejor que cuando se
gobierna.
¿No deberíamos plantearnos si no nos estarán tomando el pelo con tanta
parafernalia gubernativa y en realidad somos nosotros a cada instante
los que decidimos qué hacer, cómo actuar, qué decidir? ¿No será que nos
han comido el tarro desde el tiempo de los Reyes Católicos y su
publicidad imperialista y su inquisición, para que sobrevaloremos lo que
en realidad es el gran negocio de las minorías caciquiles que fundan y
manipulan los imperios desde sus intereses particulares a los que llaman
pomposamente "patria", y de los que en realidad somo víctimas, carne de
cañón y mano de obra baratísima y controladísima?
Se suele afirmar que el fin del Imperio Romano fueron los bárbaros. Pero
no es toda la verdad, los bárbaros remataron lo que el cristianismo
deshizo desde dentro quitando la esclavitud, la mano de obra gratuita
que mantenía el Imperio a cambio de comer zurrapa y tener un techo
precario y ningún derecho, en la gran empresa de los de siempre.
El cristianismo como base fundamental aportó la igualdad de la
fraternidad y cuando los gerifaltes imperiales iban despertando sus
conciencias lo primero que hacían era dejar libres a los esclavos que
habían comprado en el mercado como si fuesen pollos o calabacines, y
considerarlos sus hermanos e iguales. O sea, con derecho a ser libres,
autónomos y dueños de sus decisiones, respetando a todos sus iguales,
incluso a las especies no humanas. Desde ese ángulo, adiós legiones y
conquistas sanguinarias, adiós explotación de nuestros semejantes...Pero
el equipo reptiliano se las arregló para dar la vuelta a la tortilla y
a partir del siglo IV, año 313 con el Edicto de Milan, convertir en
"cristianos" de pacotilla a los dominadores derrotados por el amor
fraterno, ¿cómo? bautizando a la fuerza a todo el Imperio y nombrando
"pontífice" al responsable de la insoportable cristiandad que los estaba
arruinando sin compasión con su puñetero cambio de valores, que
afirmaba que no hay diferencia alguna entre últimos y primeros y que las
riquezas son un maromo para crecer como seres libres, inteligentes y
felices, que cuanto menos se posee más ricos somos en humanidad y más
libres para elegir el camino más saludable y menos corrompido. Y que la
propia vida y el resultado de las propias elecciones son nuestra
verdadera riqueza que aumenta y se revaloriza al compartirla. El mundo
al revés. La ruina del sistema que se fundamenta en la rivalidad, en la
desconfianza, en la mentira, en la especulación, en la hipocresía y en
la crueldad disfrazada de y legitimada como necesidad...sin contemplar
planos de la existencia mucho más inteligentes y liberadores, que nada
tienen que ver con hacer el primo y la estupidez, el miedo y la maldad
interpretada como signo de astucia y egocentrismo. Sino todo lo
contrario.
Tras el olvido y la tergiversación programados durante siglos de los
mensajes más humanitarios, sanos y lúcidos, hemos ido dando lugar a este
finiquito planetario que es la consecuencia de todo un programa
alucinógeno consistente en ejercer como depredadores cortoplacistas de
todo, incluido lo más sano, lo más sabio y lo más verdaderamente eficaz,
para sacar beneficios perecederos y tóxicos. La política no se queda
atrás en el viaje hacia el desguace total. Y voilà.
Pero no perdamos la esperanza, ellos mismos nos están dando las claves de nuestras opciones con su inutilidad. Sí se puede
vivir y estar divinamente sin gobiernos. Los municipios son la clave. Y
seguramente un estado municipalista federal sea la clave de que de
verdad todo funcione. Desde las grandes distancias es imposible gobernar
nada sin interferencias y tinglados. La transparencia es imposible en
la distancia. En Madrid no tienen ni idea de cómo gestionar Mota del
Cuervo, Albarracín, Chelva, Ponts, Siurana, Soria, Avilés, Aracena, Portugalete, Castro Urdiales, Lalín, Motril, Valdepeñas, Zafra,
Villablino, Chillón, Palencia o Fuentealbilla. No nos afectan en la
realidad los rifirrafes de mindundis en la parra, aunque sí nos afecta
al bolsillo tenerles que pagar un pastón a 350 elementos en el
Congreso más los 266 del Senado, representantes de sus partidos , no
nuestros, está cada vez más claro. Ya lo descubrieron en el pasado las
Comunidades y Germanías, los condados catalanes y las taifas árabes.
Necesitamos como fundamento un municipalismo fuerte y participativo al
máximo si es que queremos que esto cambie. Creo que llamarse
anticapitalistas quita mucha visión y aceptación al movimiento
municipalista, los "antis" reducen muchísimo psicoemocionalmente la
aceptación de cualquier propuesta. Y lo importante precisamente son las
propuestas que corrijan y regeneren tanto "anti". No soy antibelicista,
trabajo por la paz. No soy antiviolencia, trabajo por el respeto a la
dignidad y la integridad de los seres humanos. No soy anticapitalista,
sino que estoy a favor de los trabajadores y trabajadoras, porque sin
ellos ni hay capital ni hay vida; el mayor capital es el ser humano; no
soy anti nada, estoy a favor de todo aquello que hace mejorar, integrar,
asumir, corregir lo que no funciona, regenerar lo mejor que tenemos y
crear sin dañar a nadie ni a nada, lo mejor que necesitamos para ser lo
mejor que somos. No es lucha, es trabajo, no es cabezonería es lucidez,
no es ceder en lo indecente para que sea posible le menos indecente y no
lo decente, es realizar la honestidad y demostrar que sí se puede
construir aquello que beneficia y mejora la vida de todos si somos
capaces de dejar personalmente nuestros egos, manías e ideas fijas
negativas para los demás, haciendo constantemente una autocrítica
constructiva y auténtica, aceptando el bien común por encima de los
intereses de unos pocos. De ese modo no hace falta el combate porque ya
el equilibrio ha ocupado todo el espacio del desajuste y cuando algo se
desajusta se nota inmediatamente, y se puede cambiar de dirección sin
grandes trastornos, que nacen de convertir en inercia y sistema "legal"
todo lo que nos hace daño en la legitimidad de nuestra esencia humana,
que además no es solo "nuestra" es de todos. Si la dignidad es solo
patrimonio de uno solo, no es dignidad es postureo. La dignidad como la
vida es universal y parte integrante tanto del yo como del nosotros. Los
DDHH son inconcebibles sin los deberes correspondientes. Por eso la
mismas siglas acogen ambas caras de la misma realidad indivisible.
Es la realidad cotidiana la que nos abre el atlas infinito de sus
problemas y del apasionante camino para encontrar soluciones a todos los
niveles, desde el territorio de la conciencia siempre nuevo y por
descubrir. No nos limitemos a lo que nos cuentan, porque entonces no
podremos crecer por dentro y nos destruiremos por fuera y por dentro. Y
sería una pena que tras tantos siglos y esfuerzos por la evolución, todo
se nos vaya por el desagüe de la estupidez y el conformismo resignado,
de quienes no ven ni tres en un burro y pretenden,para más inri, dar
lecciones de óptica y ciencia política envasada al vacío y a años luz de
la realidad. Aunque, eso sí, sacando tajada de todo lo que pillan sin
que ningún código ético les sirva de línea roja.
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