Mirad dónde nos mandáis
El mandato de las urnas era más claro y transparente de lo que nunca fue. Todo antes de que nos entreguéis al trifachito. Parece tan obvio decirlo que hasta da vergüenza
Nos mandáis a un futuro regido por los que creen que la vida de una clase vale más que la vida de los perdedores y por los que creen que una posesión vale más que la vida otro al que consideran un desecho
"De
todo esto resulta, observando mis esfuerzos, que nunca he intentado
nada demasiadamente (...) Es por esta razón que me abandono a mi suerte,
sin esperar nada de ella"
Fernando Pessoa. El libro del desasosiego
No tengo la menor duda de que Ignacio Escolar acierta
cuando afirma que en el desencuentro que nos aproxima al abismo sólo hay
una cuestión real grave, un impedimento infranqueable: que Pablo
Iglesias entre o no en el Consejo de Ministros. No me cabe duda tampoco
de que ambos partidos creen tener razones de calado para mantener su
numantina resistencia a variar de postura. De lo que tampoco cabe no
tener certeza es de que tales razones no son realmente pesadas sino para
aquellos que ven comprometido su futuro político de tal cuestión. Ese
no es el debate de los ciudadanos y menos de los ciudadanos progresistas
o de izquierdas o como quieran llamar a los que acudieron a las urnas
-al grito de Pedro y Pablo- para frenar la llegada al poder de la
ultraderecha. A eso fuimos esta vez. Sin duda posible. El mandato de las
urnas era más claro y transparente de lo que nunca fue. Todo antes de
que nos entreguéis al trifachito. Parece tan obvio decirlo que hasta da
vergüenza.
Unas elecciones no arreglarían nada y lo
sabéis. Uno subiría otro bajaría y os necesitaríais igual. O
probablemente no, porque la derecha no va a dejar pasar otra oportunidad
y unas elecciones serían una ruleta rusa en la que casi seguro nos
vamos a meter un tiro en el cráneo y otro en el corazón que es lo que
algunos buscan.
Así que en vez de mirar a los ombligos
del poder mirad a dónde nos envía vuestra postura como sociedad y como
país. A ver si, dado vuestro sesgo cognitivo, una visita a lo que os
depare la Historia os importa más que esa solemne estupidez de los
relatos que ya no hacen soñar a nadie. No se trata de equidistancia sino
de que no es cierto que uno tenga culpa y otro no. La culpa es de
ambos. Y tened presente que unas nuevas elecciones sólo serían
moralmente aceptables si los que no fueron capaces por dos veces de
hacer lo que sus electores les demandaron se apartaran para dejar el
paso a líderes que sí sepan aceptar que los gustos y los deseos propios o
de los partidos no conforman la democracia sino que son los deseos del
pueblo.
Mirad que nos mandáis a un futuro regido:
Por
los que creen que la vida de una clase vale más que la vida de los
perdedores y por los que creen que una posesión vale más que la vida
otro al que consideran un desecho.
Por los que ven amenazada su supremacía de machos, de poseedores, de ricos y de blancos.
Por los que quieren la vuelta del ojo por ojo y el diente por diente y que la justicia se aplique como venganza.
Por los que no dejan espacio para el diferente.
Por los que no respetan ni las ideas ni los ideales que nos han traído hasta aquí.
Por los que no respetan ni la verdad.
Por los que se creen con el pleno derecho sobre un país que no les pertenece en exclusiva.
Por los que quieren que sus hijos y los nuestros sólo conozcan una verdad que es la suya.
Por los que se posicionan del lado del fuerte y quieren eliminar al débil.
Por los que quieren acallar la violencia machista para que las mujeres volvamos a ocupar el rol al que nos destinan.
Por los que no toleran que las mujeres ocupemos espacio y alcemos la voz.
Por los que quieren censurar a artistas, creadores y disidentes.
Por los que hacen listas del que piensa diferente con una finalidad clara.
Por los que niegan lo innegable y nos arrebatan lo irrenunciable.
Por los que utilizan la rendición y el sometimiento para acabar con los que piensan diferente por muy equivocado que estén.
Por
los que niegan los problemas que nos acucian y prefieren los intereses
económicos a corto plazo que la salvaguarda del planeta.
Por los que... Cualquier otra negación de las libertades y derechos individuales que cada uno recuerde o le indigne.
Esa
es la única cuestión de peso decisivo. Nada que vuestros asesores tejan
para arrojaros el uno al otro en aras de construir la culpa pesará en
nuestro espíritu más que cada uno de esos riesgos.
No podéis jugárnosla de nuevo. Sencillamente sería una felonía.
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