sábado, 20 de julio de 2019

Por fin, la verdadera y lúcida base del movimiento ciudadano, que sí nos representa modestamente en el batiburrillo circusntancialmente obligado de UP, ha frenado a tiempo las alucinaciones del pastiche que Iglesias viene intentando hegemonizar como idea fija, desde que se le subió a la cabeza un efímero triunfo de ida y vuelta, que resultó ser demasiado caldo para tan poca sustancia. Menos mal, que aun nos quedan Albertos Garzones, Carlos Sánchez Matos, Soles Sánchezes, Rosas Pérez Garijos, y seres por el estilo, ejemplares. Que no barren p'adentro, sino que crean bien común desde la sensatez y la lógica más empática. Gracias a todas y a todos. Sin vosotros hubiésemos ido a la hecatombe. Ojalá los ministerios porcentuales de la coalición os los confíen a vosotras; Pedro Sánchez acertaría de plano a vuestro lado, como le ha sucedido a Costa en Portugal. La generosidad es un signo innegable de inteligencia, sobre todo en momentos cruciales, como el que padecemos. Gracias, de verdad, familia de IU y bases territoriales de la España federal y con alma republicana. Sois imprescindibles

La intrahistoria de la decisión de Iglesias

Izquierda Unida y los 'comuns' presionaron a Pablo Iglesias para que cambiara su estrategia y pusiera el programa por delante

Alberto Garzón advirtió a Iglesias de que podría romper la unidad de voto y abstenerse en la investidura de Sánchez



Las negociaciones aún se pueden torcer, pero ya es más improbable. La generosa decisión de Pablo Iglesias –renunciar a un puesto en el Gobierno para facilitar la coalición– despeja el mayor punto de disputa para un acuerdo al que ya no le quedan más excusas. 
En las últimas horas, dentro de Unidas Podemos, han ocurrido movimientos importantes que han influido en este desenlace. La estrategia de negociación de Pablo Iglesias nunca fue compartida por Izquierda Unida y por los 'comuns', cuyos líderes han sido leales en su mensaje público, para no debilitar la posición negociadora de Unidas Podemos, pero muy críticos de puertas adentro. 




Desde la dirección de ambos partidos, según ha podido confirmar eldiario.es, hace semanas que transmiten internamente sus discrepancias al secretario general de Podemos por su posición de anteponer su presencia en el Consejo de Ministros al programa, por discutir primero del "quiénes" y no el "qué". Ambos eran más reacios a entrar en el Gobierno y consideran prioritario hablar primero de las políticas y no de los puestos en el Gobierno. Ambos se mostraban mucho más preocupados que Iglesias ante las consecuencia de una repetición electoral para Unidas Podemos.
En las últimas horas, con lo ocurrido en La Rioja este jueves, la presión interna subió de grado. El coordinador general de Izquierda Unida, Alberto Garzón, advirtió a Pablo Iglesias de que los diputados de IU "podrían llegar a abstenerse en la investidura y romper la posición del grupo" por la presión de sus bases si no cambiaba su rumbo y evitaba el choque de trenes.
No ha sido el único factor que influyó. Pero sí una de las claves.
Con el cambio de estrategia de Iglesias, la pesadilla de una repetición electoral está algo más lejos. Por primera vez en esta etapa democrática, por primera vez desde la II República, la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia se asoma al Consejo de Ministros. No es solo un nuevo Gobierno. Es una oportunidad histórica en décadas y la resolución a un periodo de inestabilidad política que estaba abierto desde hace casi cuatro años y que hoy está más cerca que nunca de cerrarse. 
Falta la letra pequeña, que no por ello irrelevante: el programa. También el quiénes y el cuántos: qué carteras, qué personas. Pero tanto en La Moncloa como en Unidas Podemos saben que han pasado el cabo de Hornos. Quedan flecos. Son los más importantes, especialmente para esos millones de votantes a los que les afecta mucho más el "qué" que el "quiénes". Pero no son los más difíciles de resolver.
PSOE y Unidas Podemos están obligados a sentarse sin más dilación, pues se han desperdiciado 82 días y apenas quedan 48 horas. Encerrarse en una sala. No salir de allí hasta que cierren el acuerdo definitivo. No decepcionar a tantos ciudadanos de izquierdas que no perdonarían que esta oportunidad se malograra. 
Tras el importante paso que hace unas horas ha dado Pablo Iglesias, anteponiendo el interés general a sus intereses, nadie entendería lo contrario.

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