La intrahistoria de la decisión de Iglesias
Izquierda Unida y los 'comuns' presionaron a Pablo Iglesias para que cambiara su estrategia y pusiera el programa por delante
Alberto Garzón advirtió a Iglesias de que podría romper la unidad de voto y abstenerse en la investidura de Sánchez
Las negociaciones aún se
pueden torcer, pero ya es más improbable. La generosa decisión de Pablo
Iglesias –renunciar a un puesto en el Gobierno para facilitar la
coalición– despeja el mayor punto de disputa para un acuerdo al que ya
no le quedan más excusas.
En las últimas horas,
dentro de Unidas Podemos, han ocurrido movimientos importantes que han
influido en este desenlace. La estrategia de negociación de Pablo
Iglesias nunca fue compartida por Izquierda Unida y por los 'comuns',
cuyos líderes han sido leales en su mensaje público, para no debilitar
la posición negociadora de Unidas Podemos, pero muy críticos de puertas
adentro.
Desde la dirección de ambos partidos, según ha podido
confirmar eldiario.es, hace semanas que transmiten internamente sus
discrepancias al secretario general de Podemos por su posición de
anteponer su presencia en el Consejo de Ministros al programa, por
discutir primero del "quiénes" y no el "qué". Ambos eran más reacios a
entrar en el Gobierno y consideran prioritario hablar primero de las
políticas y no de los puestos en el Gobierno. Ambos se mostraban mucho
más preocupados que Iglesias ante las consecuencia de una repetición
electoral para Unidas Podemos.
En las últimas horas,
con lo ocurrido en La Rioja este jueves, la presión interna subió de
grado. El coordinador general de Izquierda Unida, Alberto Garzón,
advirtió a Pablo Iglesias de que los diputados de IU "podrían llegar a
abstenerse en la investidura y romper la posición del grupo" por la
presión de sus bases si no cambiaba su rumbo y evitaba el choque de
trenes.
No ha sido el único factor que influyó. Pero sí una de las claves.
Con
el cambio de estrategia de Iglesias, la pesadilla de una repetición
electoral está algo más lejos. Por primera vez en esta etapa
democrática, por primera vez desde la II República, la izquierda a la
izquierda de la socialdemocracia se asoma al Consejo de Ministros. No es
solo un nuevo Gobierno. Es una oportunidad histórica en décadas y la
resolución a un periodo de inestabilidad política que estaba abierto
desde hace casi cuatro años y que hoy está más cerca que nunca de
cerrarse.
Falta la letra pequeña, que no por ello
irrelevante: el programa. También el quiénes y el cuántos: qué carteras,
qué personas. Pero tanto en La Moncloa como en Unidas Podemos saben que
han pasado el cabo de Hornos. Quedan flecos. Son los más importantes,
especialmente para esos millones de votantes a los que les afecta mucho
más el "qué" que el "quiénes". Pero no son los más difíciles de
resolver.
PSOE y Unidas Podemos están obligados a
sentarse sin más dilación, pues se han desperdiciado 82 días y apenas
quedan 48 horas. Encerrarse en una sala. No salir de allí hasta que
cierren el acuerdo definitivo. No decepcionar a tantos ciudadanos de
izquierdas que no perdonarían que esta oportunidad se malograra.
Tras
el importante paso que hace unas horas ha dado Pablo Iglesias,
anteponiendo el interés general a sus intereses, nadie entendería lo
contrario.
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