martes, 30 de julio de 2019

Resiliencia


se regala
parada de autobús con vistas
al descampado  de la libertad
con árbol a la izquierda y  banco a la derecha
porque nada está escrito sobre ese folio en blanco
posado en el bordillo

tuí tuí tuí resuena el aire
inesperadamente
es el canto de un mirlo que flota en lo invisible
completamente ajeno al ruido y al CO2. Tuí, tuí, tuí...
otra respiración
otro latido a ritmo inalterable
un rugido de asfalto enmaraña las voces
resbala el mismo polvo gris enrarecido
por las cornisas viejas
y por la arquitectura de vanguardia
los ojos del cansancio doblando las esquinas
mientras tanto
pesan los cuerpos  sudan las almas
se desmaya una niña en el supermercado
y se hiere  la sien (la sien derecha)
con el canto del móvil que llevaba en la mano
derecha por supuesto que nada es casual
y de fondo ese cielo
pleno final de julio al portador
y algún cúmulonimbo de rebajas
con ínfulas de corte populista
retórico y cansino

tuí, tuí, tuí sigue el mirlo a lo suyo
tomando posesión de un espacio sonoro
sin tiempo ni distancia
que se funde en la nada de este todo aparente
en el orden caótico
y de pronto rezuma la armonía
una felicidad inesperada
tuí tuí tuí esto se llama amor
si así lo quieres
ha decretado el mirlo refugiado
en la invisible torre vegetal
de un gozo autónomo

y mientras
da la una  otro reloj ausente
en los tejados
en huelga indefinida de horarios
 y de empeños
midiendo sin contar la entrañable certeza
de quien tan solo aspira a que el mirlo traduzca
en medio de  la prisa y del absurdo
el beso de las hojas y las ramas
tuí, tuí, tuí...
que amasa lo caduco con lo eterno

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