Al hilo del artículo del Profesor Pérez Royo, inmediatamente anterior a este post, sigo reflexionando y escarbando en nuestra realidad social, cultural y política que se refleja en nuestras instituciones renqueantes y cojitrancas, tanto, como para no verse a sí mismas y considerarse siempre por encima del bien y del mal. En ese punto inerte y estéril de la perfección ilusoria e infalible. Un estado infantil degradado,- porque el infantilismo en los adultos es una tara y no una virtud inocente,como lo sería en los niños la adultez de los cincuentones-. Adolecemos de una inmadurez histórica cada día más absoluta.
Tenemos un verdadero problema con la ética. No es posible ser éticos cuando no hay una conciencia colectiva autónoma que sostenga los andamios de una moral pública y privada porque nunca hemos desarrollado nuestra capacidad para caminar por la adultez social sin taca-taca regulador externo. Es decir, sin la amenaza de ser castigados por transgredir lo instituído, no por nosotros, sino por una casta económica y cacique de "listos" controladores, que llama caos y desestabilización a todo aquello que escapa a su control. Esa casta es la que se sirve de tres cadenas con tres bozales muy claros al servicio de una normatitis imprescindible para que todo funcione a gusto del feudalismo simpiterno, que son tres subcastas: la jurídica, la militar y la religiosa. Encargadas de regular todo, al completo, para que no quede ningún cabo suelto al que pueda agarrarse el libre albedrío de la ciudadanía tanto en el plano colectivo como en el individual.
Estas tres instituciones que existen en todo el mundo hay muchas formas de interpretarlas, de organizarlas y de gestionarlas, en España esa gestión es pésima. Es posible que en Europa no tenga parangón su torpeza ramplona y su mediocridad aceptada por costumbre como prestigio y mano de purpurina superficial, que consiste en la pompa y circunstancia del vínculo entre el rebombori teórico y la banalidad práctica.
Lo primero para ver por donde andamos es comprender que esos tres pilares básicos en la arquitectura psicoemocional del estado y de la sociedad, en el caso español son el sucedáneo que se utiliza para rellenar el hueco de algo que no interesa que se despierte: la conciencia en su doble actividad manifiesta: personal y colectiva. La conciencia es el gran enemigo público y privado del poder devorador de cuerpos, almas, inteligencias y recursos de todo tipo menos los cortoplacistas financieros, mercantiles y pseudopolíticos.
No hay mejor sistema para castrar el progreso humano que erradicar la posibilidad de que se despierte y se desarrolle la conciencia individual y comunitaria, que es la llave que permite abrir el presente al futuro, arreglando limpiamente las cuentas con el pasado, eligiendo lo mejor y reciclando y liquidando existencias de lo peor y más dañino del legado recibido y todo ello naciendo de la experiencia y puesto en común por los sectores sociales unidos en la construcción del bien común,por encima de intereses sectarios y egoístas. Es decir, entrando en un socialismo espiritual que se materializa en los logros comunes, de los que nunca estarían excluidos aquellos a los que más les cuesta entender la grandeza del ser humano más allá del dinero y el mangoneo y que en una sociedad despierta cada vez serían menos numerosos en vez de como están ahora, que son mayoría desconcienciada indiscutible.
El sistema controlador tiene su base en el pasado, por eso no entiende la dinámica del presente como creador del futuro sino como prolongación y fotocopia-scanner del pasado. Su mantra es "repite lo que han hecho todos siempre, y nunca te equivocarás ( los absolutos les encantan: siempre, nunca, todo, nada, bueno, malo...Por sus absolutos los conoceréis, y porque nadie les ha presentado la forma gramatical del pronombre relativo). Si a ellos les fue de maravilla, tú también te lo llevarás crudo, Borjamari de La Santa Punición".
Para poder conseguir ese fin, el mejor medio es establecer leyes y normas que le permitan ser legal y hasta legítimo. ¿Qué mejor método para ellos que crear instituciones solventes como caja fuerte para tan gran capital? Pues por ellos que no quede. Y tampoco es que hayan tenido que crear nada, solamente mantener, aumentar y consolidar lo heredado, sin soltar las riendas del poder acumulativo y vistagorda.
Tanto en el estamento jurídico, como en el militar y el religioso, existen códigos independientes entre sí, de modo que a un militar y a un cura se les aplica el remedio de su misma medicina sin tener que pasar por los juzgados como el resto de la ciudadanía, que es carne de cañón y no hay dios que la ampare de las togas y las puñetas de su marca negra.
Convertir la Ley en un tabú intocable para todos los que no la manipulan desde el poder del estado, naturalmente, -ya se encargan ellos de inventar excepciones y dar la vuelta a la tortilla "legal" cuando sea preciso- es una de las condiciones ineludibles para la supervivencia de la casta cacique individual, local y global. Y no se cortan un pelo cuando afirman constantemente la obligación de someterse al imperio de la ley. Todo imperio, por benemérito que parezca en su maquillaje eufemístico, no deja de ser imperialista y controlador Big Brother fashion. Los relatos de Orwell, Kafka y Huxley, describen a la perfección el sistemita de marras, que ahora se está revelando como mucho más que un juego de la imaginación literaria; en nuestros pperos, c's y psoeistas, se están encarnando descardamente todos los estereotipos descritos el pasado siglo por la clarividencia de los grandes canalizadores narrativos.
No sucede lo mismo en la zona izquierda del espectro socio-político, porque la izquierda ha vivido una catarsis global que lejos de liquidarla le ha devuelto la lucidez y la visión, por eso no está degradada por el sistema general del desguace. Valora más el comprender y resistir que el mandar a cualquier precio en una ensalada de egos terminales. Será la izquierda, precisamente, a la cabeza de la cohesión social y abierta a la realización de las nuevas vías, la que podrá cohesionar y gestionar la salida de la entropía hacia la eutopía imprescindible para la vida en armonía con la Naturaleza y la inteligencia.
La izquierda es el Arca de Noé en el colapso nacional, continental y global, en ella están las semillas de la civilización intemporal que germinan en cada época. Ella es la que está pendiente de los que sufren, de los marginados sociales, de las olvidadas, de los desahuciados, de los recortados, de las violadas y maltratados...Y además sin someter su bondad, su justicia, su igualdad a ningún imperio que no sea el amor universal en sus versiones más concretas. La izquierda es esa parte del tejido social que sabe evolucionar sin traicionarse, y hacer del amor práctico, de la empatía y de la verdadera compasión que nada tiene que ver con la lástima ni con la limosna como virtud de hipócritas, su Ley más justa.
No sucede lo mismo en la zona izquierda del espectro socio-político, porque la izquierda ha vivido una catarsis global que lejos de liquidarla le ha devuelto la lucidez y la visión, por eso no está degradada por el sistema general del desguace. Valora más el comprender y resistir que el mandar a cualquier precio en una ensalada de egos terminales. Será la izquierda, precisamente, a la cabeza de la cohesión social y abierta a la realización de las nuevas vías, la que podrá cohesionar y gestionar la salida de la entropía hacia la eutopía imprescindible para la vida en armonía con la Naturaleza y la inteligencia.
La izquierda es el Arca de Noé en el colapso nacional, continental y global, en ella están las semillas de la civilización intemporal que germinan en cada época. Ella es la que está pendiente de los que sufren, de los marginados sociales, de las olvidadas, de los desahuciados, de los recortados, de las violadas y maltratados...Y además sin someter su bondad, su justicia, su igualdad a ningún imperio que no sea el amor universal en sus versiones más concretas. La izquierda es esa parte del tejido social que sabe evolucionar sin traicionarse, y hacer del amor práctico, de la empatía y de la verdadera compasión que nada tiene que ver con la lástima ni con la limosna como virtud de hipócritas, su Ley más justa.
Jesús les auguraba a los de izquierdas, los bienaventurados les llamaba, el mejor futuro por haber elegido el desapego de las riquezas (los pobres voluntarios), por trabajar por la paz, por ser misericordiosos en vez de mirarse el ombligo, por pasarlas canutas a causa de la justicia, (con una doble lectura, por practicar la justicia verdadera y padecer y soportar la justicia-venganza sistémica que siempre ha existido)
La izquierda auténtica, la limpia de corazón, es la demostración de lo que puede hacer la conciencia cuando se despierta. El hecho consciente hace prácticamente innecesaria la Ley. No porque la suprima, que tampoco hay que suprimir nada, sino porque no necesita que le impongan desde fuera lo que ya comple naturalmente desde dentro. La supera con creces. Por eso un estado que pone mucho más interés en crear leyes fácticas al servicio de sus intereses para controlar a todos, que en educar en la libertad y en derechos y deberes humanos, no ayuda a mejorar ni a progresar, sino que retrasa sine die la evolución con una (in)cultura de papagallos que solo cultiva el exterior, el escenario, el trampantojo y los mejores sistemas para burlar desde el poder las mimas leyes que se sancionan para castigar a los pueblos y tenerlos atados y bien atados como los esclavos remeros a los bancos de las galeras y del pastón.
Parafraseando el titular de Pérez Royo, se puede afirmar sin lugar a dudas, que atados a las leyes no por su contenido liberador, lúcido y justo sino por su mazo implacable y sin valor ético alguno, seguiremos estando donde estamos y donde estuvimos, si no hay un despertar colectivo que comprenda la necesidad de salir de una vez de la fosa séptica que el imperio de la Ley protege, acoge y resguarda con uñas y dientes. La ley sana y justa no es un martillo pilón ni una máquina automática de castigar, sino una maestra sabia que comprende a los seres humanos, especialmente a los más débiles, que más sufren y peor lo pasan por culpa de los fuertes dominantes y abusones sin escrúpulos que hacen sufrir ensañándose a quienes no pueden defenderse y con ello, para más inri, lo pasan de maravilla.
La ley justa dejaría libres a los catalanes cuyo delito más horrible, en realidad, es simplemente no someterse a Rajoy -que es elparadigma de lo que España se da a sí misma cuando elige en las urnas taledirigidas por el CIS y el estado catatónico televidente- ,el mismo que, a su vez, si la ley fuera de verdad justa debería haber sido condenado por corrupto, juzgado e inhabilitado de por vida, para ejercer cargos públicos, desde el momento en que su nombre salió en los sobres de Bárcenas y él con su "Luis, sé fuerte" confirmó la calaña de su mediocre, miserable e ineficaz política.
No es creíble ni respetable una Ley que no se aclara a la hora de ningunear delitos de poderosos pro sistema que están destrozando estado y sociedad civil, y ensañarse con los 'delitos' de opinión e ideas políticas inofensivas, que sólo son delitos putativos porque perjudican los intereses de quienes han diseñado un estado de desecho, incluidas las leyes adjuntas que lo justifican todo menos lo que fastidia el plan.
¿No será el delito más grave obedecer como borregos semejantes leyes?
Como ilustración acerca del nivelazo que disfrutamos,y del triunfo absoluto de la "cultura" dominante, recomiendo encarecidamente hacerse un test autocrítico contemplando el vídeo del programa de ayer en El Hormiguero de A3,en el que entré vía zapping, -mientras El Intermedio se sumergía en sus 20' inevitables de publicidad alterna- y donde se entrevistó a dos periodistas nacidos y criados estilo omnibus transicional, el moderador Campo Vidal y su pareja, testigos presenciales entusiasmados del origen de las especies políticas actuales, en las que ya, podridos de nostalgia comprensible en su caso y enfermos eternos del trending topic, topic, no reconcen en el presente la huella de los paladines que dieron lugar a lo de ahora. Como si los efectos apareciesen sin causas paridoras que los hacen posibles, y como la medicina al uso, se quedan enganchados en los síntomas sin descubrir los orígenes de la enfermedad...Ains!
Es el retrato total de lo que hay. La Once a su lado es una fábrica de telescopios y lentillas de precisión. Y lo peor es que no son la excepción, sino el paradigma de la normalidad (¿heins...?). Por eso, seguramente, los entrevistan mientras suspiran con melancolía proustiana, a la recherche du temps perdu...
Diohmmío, what landscape!
La ley justa dejaría libres a los catalanes cuyo delito más horrible, en realidad, es simplemente no someterse a Rajoy -que es elparadigma de lo que España se da a sí misma cuando elige en las urnas taledirigidas por el CIS y el estado catatónico televidente- ,el mismo que, a su vez, si la ley fuera de verdad justa debería haber sido condenado por corrupto, juzgado e inhabilitado de por vida, para ejercer cargos públicos, desde el momento en que su nombre salió en los sobres de Bárcenas y él con su "Luis, sé fuerte" confirmó la calaña de su mediocre, miserable e ineficaz política.
No es creíble ni respetable una Ley que no se aclara a la hora de ningunear delitos de poderosos pro sistema que están destrozando estado y sociedad civil, y ensañarse con los 'delitos' de opinión e ideas políticas inofensivas, que sólo son delitos putativos porque perjudican los intereses de quienes han diseñado un estado de desecho, incluidas las leyes adjuntas que lo justifican todo menos lo que fastidia el plan.
¿No será el delito más grave obedecer como borregos semejantes leyes?
Como ilustración acerca del nivelazo que disfrutamos,y del triunfo absoluto de la "cultura" dominante, recomiendo encarecidamente hacerse un test autocrítico contemplando el vídeo del programa de ayer en El Hormiguero de A3,en el que entré vía zapping, -mientras El Intermedio se sumergía en sus 20' inevitables de publicidad alterna- y donde se entrevistó a dos periodistas nacidos y criados estilo omnibus transicional, el moderador Campo Vidal y su pareja, testigos presenciales entusiasmados del origen de las especies políticas actuales, en las que ya, podridos de nostalgia comprensible en su caso y enfermos eternos del trending topic, topic, no reconcen en el presente la huella de los paladines que dieron lugar a lo de ahora. Como si los efectos apareciesen sin causas paridoras que los hacen posibles, y como la medicina al uso, se quedan enganchados en los síntomas sin descubrir los orígenes de la enfermedad...Ains!
Es el retrato total de lo que hay. La Once a su lado es una fábrica de telescopios y lentillas de precisión. Y lo peor es que no son la excepción, sino el paradigma de la normalidad (¿heins...?). Por eso, seguramente, los entrevistan mientras suspiran con melancolía proustiana, a la recherche du temps perdu...
Diohmmío, what landscape!
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