Acabo de leer en la columna de un periódico on line que la política española está en las últimas y acompaña su soflama con una foto de Pablo Iglesias, e ignorando al resto de responsables que han provocado la hecatombe. Es algo así como culpar a Keynes de la crisis de 1929 o a Fleming de las infecciones bacterianas.
Le recomendaría al autor que escuchase el mensaje de este video. No porque sea una rareza, sino porque este conjunto de propuestas y realizaciones en la política municipal a partir de 2015, viene siendo la tónica general en los ayuntamientos del cambio; primer punto a considerar es la miopía total de miras que aporta la consideración de que Podemos ha sido tan poderoso como para cargarse él solito toda la política fantástica precedente y tan llena de cosas buenas para todas y todos. Tan completita ella.
Está clarísimo que si esa política hubiera sido tan decente, justa y adapada a las necesidades de la ciudadanía, no habría habido un 15M ni un Podemos subsiguiente. No habrían sido necesarios. También hay que estar en la higuera o haciéndole el juego al establishment para pensar que el Ibex35,las derechas fanáticas del pastón y sus medios de comunicación beneficiarios, iban a escuchar y a valorar en positivo lo que el 15M y Unidos Podemos aportaron con su llegada a las instituciones. Hay que seguir en la parra para creer que acabar con el poder del bipartidismo era acabar con la izquierda y con la derecha y no todo lo contrario: recolocar a uno y otro flanco en su lugar, pecisamente el biparty a lo largo de cuarenta años lo que ha conseguido es despolitizar a la polis. Desciudadanizar a la ciudadanía para convertirla en una manada de máquinas votantes, resignadas y acomodadas a cualquier cosa para poder seguir consumiendo y entrampándose para toda la vida. No es ésa la función de la izquierda, sino todo lo contrario, su función es la de despertar y educar a la sociedad para que se valga por sí misma y los caciques pseudopolíticos pierdan el poder que acumulan a base de manipular. ¿Cómo manipulan? Mintiendo, haciendo creer a los pueblos que sólo ellos pueden resolverles la vida. En cambio la izquierda está comprometida y empeñada en que sean las personas, los sujetos sociales en común, quienes consigan y desarrollen la capacidad de autogestionar colectivamente su presente y su futuro, sin depender de sectas ideológicas y empresariales, sino creando y poniendo a funcionar las Ideas que nacen de la inteligencia colectiva.
Nada tiene que ver con la función de la izquierda perder el tiempo en luchas intestinas, en chanchullos sempiternos, inmaduros y rastreros. Nunca verán a los portavoces de Unidos Podemos pelearse por ser el jefe más molón, sino enfrascados con transparencia en sacar adelante mociones y popuestas para el bien común, y eso exige debate y superar diferencias también, pero no rupturas ni peleas sin pies ni cabeza que son más propias del ego partidista. Es cierta clase de prensa infectada por el virus de buscar tres pies al gato que no existe, la que pone constantemente en tela de juicio cualqier iniciativa sana que pretenda el bien común y venga de la izquierda naturalmente, para la derecha el bien común es una idiotez. Sólo cuenta el valor de lo indivudual.
Mientras Podemos les resutaba mediáticamente rentable lo convirtieron en Spiderman, cuando el Ibex35 cagado de miedo viendo el percal les ha impuesto a C's, han cambiado el discurso, a nadie le importa que los ayuntamientos del cambio estén siendo el terror de la banca sucia, de los negocios mafiosos y la solución de innumerables problemas como el déficit, las deudas, los números rojos, los desahucios, los barracones escolares y las desigualdades que rayan el delito de lesa humanidad. Todo eso es lo que la izquierda está trabajando. Se puede comprobar a pie de calle, pero es que mola mucho más cacarear que Carmena se ha comprado un bolso que la de problemas que el Ayuntamiento de Madrid resuelve cada día y que estaban pendientes de resolución desde hacía décadas, las mismas en que el pp ha destrozado los derechos de los ciudadanos y los presupuestos del municipio delegando en empresas privadas de decencia y forradas en negro y en pringoso. Y como en Madrid, en cientos de pueblos y ciudades a lo largo y ancho del mapa ibérico.
Hay una cosa clarísima: en cualquier asamblea de la izquierda el tema principal nunca será la importancia de un partido sobre otro, tampoco se hablará de los partidos opuestos, ni se calumniará ni se inventarán infundios acerca de estrategias puercas para hacer caché a costa de despellejar a nadie. En esas asambleas sólo hay un protagonista, una obsesión: trabajar a fondo perdido por el bien común y buscar alianzas con la decencia, llamar al diálogo, aunque eso implique perder agresividad y batallas; si la izquierda ha sido derrotada en Catalunya no ha sido porque no se haya mojado, -¿a qué formación en asamblea en Zaragoza buscando e invitando al diálogo para evitar la ruptura acorralaron los fascistas, acaso al Psoe, a C's, al pp?- sino porque ha sido la única que no ha apoyado al independentismo ni al gobierno, porque trató de explicar que ser soberanistas y tener derecho a expresarlo sin ir a la cárcel no implica delito alguno y que, por otro lado, la izquierda no valora en positivo la ruptura de un estado cuyo equilibrio, para la idea socialista de verdad y no de boquilla, es la república federal solidaria de los pueblos ibéricos, cuya propuesta en referendum es una deuda moral e institucional del estado con los pueblos de España. Por eso no le han votado los extremistas de la independencia ni los extremistaas de la demagogia engatusados por discursos más propios de Macron y LePen que de una verdadera democracia igualitaria y justa.
Menos mal que la realidad supera a la ficción, y que basta con investigar in situ, con acercarse a la realidad de a pie, no desde la especulación, para que las pompas tóxicas de jabón interesado estallen por sí mismas dejando en evidencia una trama impresentable psicoemocional, -parafraseando a Antonio Machado-, "entre una España que muere y otra España que bosteza" y habla desde la ignorancia y/o la prepotencia de las suposiciones, envuelta en tópicos que se propagan desde la taberna, el chiscón o el escritorio. Menos mal que aunque los augures a sueldo de lo de siempre se empeñen, la verdad siempre acaba por descubrirse y brillar con luz propia. La luz comunitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario