lunes, 13 de abril de 2015

La voz de Iñaki


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El PSOE, a pulmón

EL PAÍS  


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También yo llevo días y hasta años, dándole vueltas al caso del Psoe. Es el grupo político donde, proporcionalmente, he encontrado más personas coherentes y decentes. Con equilibrio, sentido de la justicia, humanidad, respeto por la diversidad, honestidad  para admitir sus fallos, capacidad para el diálogo y el entendimiento y modestia para no darse aires de nada, sin odio de clases ni buscando "enemigos" por todas partes para justificar su existencia. Grandes cualidades que aún le mantienen en pie a la hora de votar algo serio. Han sido ellos los que ante cualquier sospecha de corrupción o de simple imputación, dimiten y hacen dimitir. Excepto uno. El brahamán incombustible y cabeza de león: Felipe González. Es para mí un verdadero enigma la reacción de los socialistas del aparato de partido, ante este totem del tocomocho político profesional, acuñado por la historia del miedo y las circunstancias marrulleras mucho más que por su valía ética y política. Felipe González y sus acólitos, son el tapón karmico del Psoe. Su culpabilidad asumida y usada a la vez como bandera y prueba del nueve del valor propagandístico de un partido que ha hecho muchas cosas buenas sin la bendición de su padrino iniciático, cuya semblanza  de tan sombría catadura resulta más bien un lastre y una muralla que no acaba de derrumbarse entre el Psoe y la sociedad. Un estado de sospecha que en cada abrazo a los candidatos, los gafa, a ellos y al proyecto. Los devalúa, los empastra, como el tratante de ganado que ya todos conocen en la feria, el charlatán que da gato por liebre a las primeras de cambio o un vendedor de enciclopedias defectuosas, con hojas en blanco o llenas de gazapos, pero de las que al vender sólo enseña el primer tomo que está completo y los demás, los cuela. 

La figura y el significado amoral de Felipe González es un estigma que los socialistas y demasiados españoles aún no acaban de detectar como causa remota de los males de ahora. Con Felipe González sufrimos el primer fraude estrepitoso de nuestra incipiente democracia. La inclusión de España en el tratado atlántico de defensa, -que hasta ahora sólo ha sido de ataques-, nos reveló un Felipe chantajista a la altura de Pablo Iglesias: "si en el referendum gana el NO, yo dimito" (y a ver qué vais a hacer sin mí....) El timo de la OTAN desembocó en la primera intervención española en un conflicto bélico  de envergadura internacional  como la Guerra del Golfo, con el epígrafe de González para justificarlo: "nunca Ehpaña ha partisipao en las grandeh guerrah, pero ehta vez, por fin, sí vamoh a partisipah en el reparto del pahtel", con el eco exquisitamente ético que implica tal arenga. Luego vino  el segundo episodio : ceder ante la UE, con una reconversión industrial y pérdida de soberanía tan cruel como los recortes de ahora. De entrada Sí y de salida nanay, que esto es el castillo de irás y no volverás. Nos dejó atados y bien atados a la trampa del euro y a la pérdida definitiva de soberanía a cambio del plato de lentejas de los fondos de cohesión. 
Pero no quedó ahí la cosa, la corrupción generalizada alcanzó unos niveles convulsivos de 9'99 en la escala Richter de la política. La odisea culminó en la perversión absoluta de convertir en legalidad subterránea el terrorismo de Estado con el GAL, cuya justificación en boca del mismo González fue que esas cosas son "lah nesesariah cloacah de la democrasia", en el mismo tono en que Pablo Iglesias Jr. ahora justifica y bendice la guillotina como "la madre de la democracia". Los inocentes e ilusos neodemócratas estábamos convencidos de que la verdadera madre de la democracia era la Justicia de la igualdad basada en la Ética del bien común y en el Estado de Derecho como cuaderno de bitácora; habíamos estudiado a Sócrates, Platón, Aristóteles, a Erasmo de Rotterdam , a Tomás Moro, a Spinoza , a Kant, a Hume, a Hobbes, Stuart Mill, a Hegel y Marx, hasta nos sonaba Habermas y un poco Chomsky desde la lingüítica como trampolín ético y ya llevábamos alguna idea de lo que queríamos e identificábamos como democracia. Pero, evidentemente éramos unos pardillos inexpertos en política de altos vuelos en picado. Un Estado asesino para librarse de asesinos era un recurso estupendo y eficaz para nuestro avatar sevillano. Sin explicaciones, sin consultar ni por un momento con la conciencia social ni con la propia que seguramente llevaba missing a saber desde cuándo. En plan caudillo aberrante y autócrata. Sin indicios de arrepentimiento posterior. Aún hace un par de años este prócer del truco y del birlibirloque, se atrevió todavía a contarnos en una entrevista, que tuvo en su mano cargarse a todos los etarras y aún se preguntaba si no se habría equivocado al no hacerlo. 
Por si el historial andaba escaso de méritos, se nos ha convertido en usuario insigne de la puerta giratoria, con todo tipo de argumentos. Y sin renunciar jamás a su carnet de socialista, y, para más inri, hasta  como miembro del Consejo de Estado, se va a hacer las Américas de la manita con Aznar -otro miembro impresentable, y penoso historial, del mismo Consejo- y además dispuesto a  defender como abogado a los miembros de la oposición venezolana encarcelados por el régimen madurista. Teniendo en cuenta los rifirrafes de la derecha y la oligarquía contra Podemos y sus vínculos financieros con el chavismo sin aclarar, y a un mes y pico de las elecciones territoriales en España y estando Podemos en intención de voto por encima del Psoe y del pp, el asunto canta La Traviata en estéreo y atufa a chamusquina quepaqué. La jugarreta es evidente. El chanchullo del biparty es descarado, la corrupción también es eso: utilizar la institución del Estado, como caciques, para influir en la intención de voto, a favor del partido propio y del más afín en el poder. Dios los cría y, a veces, ellos se juntan para lo más sucio. Antes de hacer ese viaje y esa oferta de defensa en otro Estado, Felipe González y también Aznar como coadjutor, deberían renunciar a su condición de miembros del Consejo, porque NO NOS REPRESENTAN y NADIE les ha refrendado ni autorizado para tal tarea particular en tal desatino político intervencionista de un Estado en otro. 
En cambio sí, hubiese sido un detalle ejemplar y muy pedagógico, muy propio de un buen socialista y de una buena persona solidaria, que cobrando una sustanciosa y millonaria jubilación a cargo de nuestros bolsillos, como ex-presidente de la Nación y como miembro del dichoso Consejo de Estado,  y no teniendo ya gran cosa que hacer nada más que asesorar compañías de gas en plan absolutamente giratorio-amateur, o sea, inútil, pero también muy bien remunerado, hubiese sido muy coherente, por su parte, ofrecerse como abogado defensor en las causas contra los desahuciados y estafados por la banca, o a los ciudadanos que la "ley mordaza" está acusando de terroristas por asistir a una manifestación, como aquellas que salían a la calle al final de los 70 reinvindicando una España donde el socialismo ocupase su justo lugar, y que no pueden pagarse un abogado, porque hasta denunciar a los piratas que nos expolian, les costaría un dinero que no tienen. Pero a Felipe eso no le afecta y si le afecta no lo parece, ya que en los escraches, se pone del lado de los escracheados con toda la razón del mundo, se supone que porque los entiende mucho mejor que a los escracheantes machacados. Corporativismo de casta, se supone. En fin, son rasgos e inclinaciones que definen lo lejos que la sensibilidad social puede estar del socialismo aunque se tenga carnet y un caché VIPs, de toda la vida.

Si el Psoe estuviese a la altura lúcida de su valía política y social, DEBERÍA, enderezar el renglón torcido y eliminar el borrón para hacer cuenta nueva,  privando a González de autoridad "moral" para recomendar a sus candidatos y promocionarlos como si él estuviese capacitado para bendecir a nadie y distinguir a un decente de un corrupto; deberían evitar estos desmelenes al menos en actos públicos y como socialista, de lo que no da la talla ética ni verdaderamente democrática. No hay democracia sin ética. Y eso el Psoe parece olvidarlo cuando se trata de utilizar el icono de González como garantía de algo que valga la pena. Vale y ha valido demasiadas penas y dolores a los españoles, para inflar su propia gloria, condensada últimamente en una fundación personal en honor a su autobombo. El Psoe debe comprender cuanto antes que la mujer de César no debe sólo parecer honesta, sino que sobre todo debe serlo. Y si no lo es, -aunque lo pareciese, que tampoco es el caso-, cuanto más barniz le den para que lo parezca, más se  pringan y descascarillan los barnizadores. 
Puede que ahí esté la clave de que la sombra del viejo y  corrupto dinosaurio haya impedido valorar que la primera legislatura de Zapatero ha sido el mejor  y el más digno y limpio período político del socialismo español, y el menos valorado, al parecer, por  los socialistas encantados y abducidos todavía por el bla, bla, bla verborreico y populista con el que González llegó a la Moncloa y se mantuvo durante casi cuatro legislaturas a causa del más apabullante  engatusamiento al que hemos asistido en nuestra historia democrática, y que los interesados y los ingenuos utilizan como aval y referencia de estabilidad y logros decentes (¡?). El mismo que ha copiado Pablo Iglesias (bis) en vista del éxito perdurable y garantizado de la demagogia, o sea, del poder de embaucar usado a favor del propio beneficio. No sé de qué se escandalizan cuando Iglesias   se confiesa socialdemócrata. Está en plena línea de flotación. Siguiendo los pasos del maestro de novicios y pontifex maximus del cotarro. Quien a buen felipe se arrima, buen porvenir le cobija. No hay más que verlo en todo lo suyo, que como lo del joven Iglesias, es la masa. Y digo yo, que con esa vocación por el amasamiento, en vez de ponerse un negocio político, ¿no se podrían haber puesto un horno o una freiduría de churros, patatas y buñuelos de viento? España habría sido muy distinta con esa decisión del caudillo andalú en sus años mozos. A lo mejor el primer Presidente socialista habría podido ser  Pascual Maragall, Tierno Galván, Cristina Alberdi o hasta el devoto y creyente Pepe Bono, que fue una bendición en Castilla La Mancha, acabó con el caciquismo, implantó la cultura y la educación, el civismo y las buenas prácticas. Quién sabe lo que hubiera pasado si Felipe González en vez de darle por las masas humanas le hubiese dado por las masas comestibles. ¿Tal vez no estaríamos en la OTAN? ¿tal vez aún tendríamos soberanía y peseta para solventar crisis sin arruinarnos? Chi lo sa! Nunca lo sabremos. Pero lo que está claro es que no queremos repetir curso si lo podemos evitar. Y podremos evitarlo si votamos la pluralidad para atarles corto y cambiar el modelo  de Estado, en cuanto haya la más mínima posibilidad y  de una puñetera vez para que esto sea una democracia de ciudadanía soberana y no la zarzuela de El Rey que rabió. Ni una reproducción sine die de El traje invisible del emperador.

No se trata tanto de resistir a lo bestia, no es lo que necesita el Psoe, como de desactivar los mecanismos automáticos viciados que impiden que lo mejor del socialismo se vea libre de sospecha y de trapos sucios que aún no se han lavado y que esconde el armario de Felipe González. Y como lo apolillado que se guarda bajo siete llaves, no se ven, pero huelen y atufan cosa fina. Esa limpieza a fondo sería la única herramienta capaz de dar el corte definitivo a la desvergüenza del "Y tu másh", porque el pp NUNCA podría hacer algo semejante sin hacerse el harakiri. Sería su derrota para siempre. Definitiva. El triunfo irreversible de la honestidad política. Y un ejemplar precedente histórico para una ética pública  real. Posible y activa. La verdadera revolución socialista y moral que todavía está por hacer. Y ahora me pregunto ¿sería el Psoe capaz de hacer esa catarsis? y aún más ¿es consciente el Psoe de que sin esa puesta a punto de la decencia a todos los niveles no van a mejorar de verdad sus posibilidades de gobernar otra vez? Desgraciadamente para España, a los votantes de izquierdas Sí les importa la ética pero a los del pp les importa un bledo. Por eso, aunque sean minoría acaban siendo hasta mayoría absoluta. Repetición perversa del lado más oscuro de la democracia mal entendida y sin afinar. Qué triste destino electoral el nuestro. Ains!   

                                       
Felipe González interviene en la clausura de la Conferencia Municipal del PSOE, ante el aplauso de Pedro Sánchez y el gesto serio de Zapatero, este 12 de abril de 2015.

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