jueves, 11 de abril de 2013

Sí, la izquierda existe, como la conciencia

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La izquierda existe

 

Es un poco triste que tengamos que recurrir a eufemismos para diferenciar lo que es ético de lo que no lo es, recurriendo a los hemisferios derecho e izquierdo en que la simetría espacial divide la extensión, el volumen y la masa tal y como los percibimos. 

Derecha e izquierda. Dos términos inocentes en sí mismos que han traído al mundo unas secuelas terribles. Y todo por no mirar dentro del saco o del cajón de sastre que contiene nuestra perpetua confusión mental y sobre todo emocional, ese revoltijo con que las tripas y los impulsos atávicos hacen saltar las alarmas de la ira y a la vez silencian los despertadores de la inteligencia y del sentimiento como la expresión más elevada del alma. Eso que llamamos "corazón" y que con tanta frecuencia se arrincona para señalar las noticias "rosas"y la sensiblería taquillera de show televisivo o del cotilleo sobeteado o del limosneo beatorro, que sustituye la solidaridad, la justicia y el amor al projimo como a sí mismo, por la "lástima y la pena que dan los pobres" mientras uno vive como un marajá y le importa un rábano si hay desahucios, si hay despidos vergonzosos, si hay evasiones fiscales y robos a preferente armada, porque uno es muy católico y comprende muy bien que la condición de "pobre" es la gran oportunidad para que se justifiquen los ricos y poderosos dando rienda suelta a la beneficente limosna y así poderse ganar el cielo con una buena inversión en autoincienso, que nos facilite el acceso al paraíso mientras nos hemos dedicado a promocionar la economía y la sociedad de los infiernos. O sea, a hacer como que no nos enteramos de que estamos edificando un infierno para nuestros semejantes, entre jaculatoria y avemaría, entre cuaresmas y advientos. 

 

Para no ver el panorama, es mucho más ambiguo y cómodo buscar la inocuidad del eufemismo: izquierda y derecha. Así todo queda en tablas. En una asepsia soportable y portátil, como un ordenador. O como un IPhon. Ser de derechas es ser conservador y ser de izquierdas, innovador. Tradición versus revolución. Carcamales frente a "modelnos". Normandos contra sajones. Permisivos frente a intolerantes. Moros y cristianos cada uno en su comparsa.

 

¿Por qué tanto retruécano? De izquierdas dice que es Felipe González con todo su currículum gatuno en blanco y negro, Ling-Piao dixit, mientras se cacen ratones cada vez más gordos y lustrosos. De izquierdas era Zapatero cuando hizo reformas importantes en España a favor de la educación, de la igualdad y de la memoria histórica, pero también seguía siendo de izquierdas cuando nos dejó atónitos con el besamanos al neoliberalismo  y sus recortes. Cuando modificó la Constitución a gusto de Merkel y sin tener el valor de preguntar en un referendum si estábamos de acuerdo con aquella decisión, cuando se dejó invitar por la peña Bildelberg; cuando rescató a la banca con el dinero de los perjudicados por ella, sin poner ni el menor reparo ni exigir unas condiciones a la banca, como aval para obtener el crédito del Estado, que garantizasen la vivienda con un alquiler social en caso de desahucio y el respeto al cliente que la banca había hipotecado con las milongas del "mejor comprar que alquilar" o "esto lo puedes pagar tranquilamente en treinta años a un interés de risa" ( ni te imaginas lo que nos vamos a reir cuando te quitemos hasta la camisa, el nanas y la spontex del fregadero, decía la letra ilegible del contrato) 

 

De izquierdas dicen que son los sindicalistas trileros de supermercados y los sinvergüenzas de los ERES...Como los del ala derecha de la alegoría, que se declaran cristianos en el subgénero católico, eso sí. Católico y antiabortista, aunque de tapadillo aborte la indefensa Cuca que no sabía lo que hacía con Borjamari, cuando decían que iban a la hípica o de tapas o de visita papal,  o a dar una vuelta por Serrano, pero es que no es lo mismo lo de nuestra hija, que lo de esas guarrindongas que se apuntan a las acampadas de plaza en plaza. Por no hablar del "no" al divorcio, aunque luego se tengan líos con la secretaria o el secretario o el chófer o el guardaespaldas, y por supuesto a cargo de los presupuestos generales que mantienen los impuestos. Pero eso mientras no se sepa, no tiene la menor importancia, por supuesto.

 ¿Y qué decir de una aberración como el matrimonio homosexual y de la pederastia? Uno puede tener sus debilidades, que uno no es de piedra, pero de eso a presentar en sociedad al primer bigotes que te tire los tejos de costa a costa y a toda correa mercantil... Esas debilidades deben permanecer siempre a la sombra de la discreción y lo mejor es buscarse la tapadera del matrimonio de toda la vida; una buena chica que trague y calle, a la que pasear de sarao en sarao, de cena en cena, de campaña en campaña; total, no hay vicio ni pecado que un confesión semanal no perdone; todo menos el escándalo. Sobre todo por el qué dirán. Esas cosas públicas, estrafalarias y descocadas son para los depravados y los mariquitas sin vergüenza ni miramientos. Las locazas. No son cosa de buen tono. Puro exhibicionismo ¿Derechos? ¿Igualdad? Pero como exajeran...¿Y además para qué?

 

De derechas y muy católicos también son los que ponen tasas judiciales astronómicas para que los y maltratados/as de tantas formas y además pobres, no puedan reclamar un solo derecho; los que aprueban leyes pro-desahucio, los que recortan en sanidad a los más desfavorecidos, los que quieren cargarse la enseñanza libre y gratuita para que prosperen los colegios del apartheid entre niños y niñas, entre tontos y listos, entre ricos y pobres, entre niños inmigrantes aceitunados o descaradamente negros, vestidos en el mercadillo de los lunes y princesitas y príncipitos teñidos con camomila y diseñados en boutiques de lo más fashion; los que bajan los impuestos a sus amigos y amnistían sus delitos fiscales multimillonarios, pero luego no pueden aceptar la dación en pago de los "otros" porque los amiguetes de la trama bancaria se lo tomarían fatal. Y con la de sobres paradisiacos que se han compartido en tantos años de cooperación, no es cosa de jorobar ahora el florecimiento del negocio con-partido.

 

De izquierdas y derechas, en comandita, son los que siguen cobrando un sueldo por representar a sus propias víctimas. Y los que sabiendo lo que hay se callan y no dimiten por no poder cumplir el cargo para el que los ciudadanos confiaron en ellos o en ellas.

Y ahora, cuando por fin Andalucía consigue dar forma a una ley que pone fin al abuso de los bancos, porque les van a expropiar parte de lo que les sobra, o sea, pisos vacíos e inservibles por pura codicia, resulta que lo hace la misma "izquerda" de los ERES, los recortes, los silencios cómplices y los ninguneos y se monta la de aquí te espero porque "la derecha" se pone hecha una hidra: "el enemigo" se ha atrevido a ponerle al puñetero gato, el cascabel. 

 

No es la izquierda ni la derecha, son personas con conciencia y gente sin ella. Porque una cosa es la persona y otra la gente. Y en todas partes hay de lo uno de lo otro. Hay alcaldes del pp que se avergüenzan y se apartan de esa fosa séptica en la que se ha convertido el reino de la gaviota esquizo. Y hay socialistas que se asquean de sus lideres y cabezas visibles, ante el brote de similar personalidad polivalente y acomodaticia. Y entonces se lía una de órdago. Porque la denominación de origen ya no sirve cuando se ha devaluado su valor y su símbología a base de conductas sucias, irresponsables, cínicas, o tan cobardes, apocadas y éticamente neutras, como cómplices.  Y entonces aparece el panicus politicantis, todos los interesados y salpicados por la misma pringue, se rasgan las vestiduras e invocan el fantasma del "populismo", de la demagogia. Ninguno se plantea de verdad la incoherencia de estar representando, gastos pagados de por vida, hasta en las pensiones, a ciudadanos que te importan un rábano y que no tienes el menor interés en que lleguen a importarte algo más, que no sabes ni cuanto les cuesta el pan, ni el café ni siquiera si pueden permitirse tomar un cortado o comprar cada día una barra de cuarto sin descabalar el presupuesto de la miseria. Y digo "ninguno" porque si alguien lo hiciese, dimitiría ipso facto; pero aquí no dimite nadie. Luego, obviamente, nadie se lo plantea o, pero todavía: el cinismo alcanza cimas estratosféricas y estratofétidas.

Ellos tienen otro tipo de monólogo íntimo: "Pero ¿a dónde vamos a parar? Una cosa es el escrache de los cochambrosos que han perdido su casa porque no se la merecían y por eso no pueden pagarla...Pero que un gobierno autonómico se ponga en el mismo plan, eso sí que no puede ser. Son unos bolcheviques, unos castristas, unos lenninistas, unos rojos de mierda, sí señor, y pretenden que el gobierno que todos han votado, quede  a la altura del betún". 

"Tampoco hay que pasarse con el radicalismo; es mejor ir debatiendo y desgastando al gobierno poco a poco, hasta que pierda todo el apoyo social y caiga por sí mismo. Nuestro socialismo no puede ser tan agresivo...por eso hasta ahora no ha movido un dedo en el asunto, sólo palabras y algún gesto de fastidio...no por los desahucios, que eso es cosa entre el banco y el cliente, y  ya los había durante el anterior gobierno, sino porque hay que ser tolerantes, respetar las reglas del juego a dos bandas, hoy por ti, mañana por mí, gato blanco/gato negro, ¿qué más da, si nadie nos va a preguntar por los ratones caídos en los efectos colaterales, si el sueldo de cada mes nos llega puntualmente y nadie nos va a desahuciar ni a echar del Parlamento?"

 

Quitemos de una vez los eufemismos y llamemos a las cosas por su nombre. Debajo de las siglas hay personas o hay gente. Conciencias o rebaño. Y eso es lo que importa y no despista. Ni confunde churras con merinas. Una sigla no vale nada y se devalúa por sí misma cuando sus componentes roban, abusan, mienten, cohechan y prevarican con tal de que el gato en blanco y negro muestre que sabe cazar y devorar ratones ilusos, cazar votos, sacar pasta a Suiza. De momento nadie se comporta como un santo en la derecha ni como Pablo Iglesias en la izquierda. De momento, el único responsable político que hizo algo válido, valiente y coherente, aún perdiendo por honesto, fue Suárez, un hombre que supo reunir en su forma de gobernar lo mejor de cada ala del espectro político. Venía de un contexto fascista y gobernó como un buen socialdemócrata, pudo ponerse las botas y colocar hijos y amigos en el chollo político; no lo hizo jamás. Revisó los sueldos miserables de los funcionarios. Facilitó el diálogo y el entendimiento entre los polos opuestos. Colocó el respeto, la libertad, los derechos y la justicia por encima de los intereses de su mismo partido. Por eso sus propios camaradas de UCD y de CDS le eliminaron enseguida para sutituirle por lo que vino después. A la CIA americana le preocupaba más un hombre incorruptibe que un "socialista" como González y por supuesto bendecía encantada la nueva versión de Carlos II de Austria, en modalidad Borbón, que Franco se encargó de poner en el escaparate y dotarlo del mismo instinto trepa que el suyo, hasta a inspirar y provocar un show golpista que acabase para siempre con la tentación de sostener una política honesta, transparente y ética dirigida al bien común. Era el modo de que en efecto, todo quedase no sólo atado y bien atado, sino soldado y enquistado por generaciones. 

El joven Zapatero iba por la misma vía que Suárez, parecía reunir las mejores dotes humanas, pero no supo resistir las presiones de la sigla y cayó de nuevo en la gatera, donde se afilan las uñas de cada híbrido depredador entre el blanco y el negro, donde se trabaja a oscuras para que todos los gatos sean pardos, para que no se escape el poder por los agujeros de la decencia residual. Y un gran proyecto de gobierno socialdemócrata, creíble y civilizado se acabó descafeinando en circunloquios, capillismo, banderías y secciones...mientras la "derecha" se dedicaba a calumniar, difamar y ridiculizar cada decisión del gobierno que hubiese podido evitar la debacle de esta crisis si hubiese mirado más hacia la exquisitez de la ética que a la popularidad y los votos. 

 

Otro proyecto estupendo desperdiciado y ninguneado por su propio partido  de "izquierda"fue Julio Anguita. Respetuoso, dialogante y certero en sus análisis como nadie después de Suárez lo ha sido hasta hoy ni en gobierno ni en oposición. Honesto hasta ser capaz de afirmar en el Congreso que prefería un gobierno honesto de "derechas" antes que un gobierno de "izquierdas" corrupto hasta las cachas. Eso le costó que el purismo de los "suyos", estúpido y ramplón, le hiciese la vida imposible hasta apartarle por completo de la política, con lo que los españoles perdimos un elemento de valor incalculable. Lo mismo pasó con Bono. Otra pieza indeseable para muchos "puristas" del socialismo, que aun prefieren sacar en procesión votiva, a un González cínico y amante de la cháchara, de los GAL, de la corrupción generalizada y de la fantasmada sin pies ni cabeza, pero con "carisma", antes que a un socialista que va a misa y que en vez de contar con el expediente curricular de una FILESA, un BOE, una Aida Álvarez, un caso Amedo, otro Marey, otro Inxtaurrondo, Roldán, demás etcéteras, y reconversiones chapuza a la virulé con el hundimiento del sindicalismo en el caso PSV, deja Castilla la Mancha con un nivel social, económico, cultural y cívico, como nunca había alcanzado en toda su historia y que hoy Cospedal está pulverizando sin ningún remordimiento de conciencia (¡?). 

 

Si en la "derecha"  puede haber un Basagoiti y en la "izquierda" un Patxi López, ya va siendo hora de que la nomenclatura del clan y del clientelismo, pierda peso y caché, de que pasemos página y decidamos a la hora de votar en listas abiertas y olvidando el enchufe y la trepa politicastra y caciquil, entre decentes o corruptos, entre éticos inteligentes o aprovechados delincuentes, entre demócratas, cultos y competentes o impresentables patanes analfabetos sociales, bloqueados por el " y tú mash!", con una sensibilidad humana de lija del 9, aunque se hayan licenciado en cuarenta especialidades, entre tener una nueva ley electoral o seguir como hasta ahora, en la crónica constante del desastre anunciado y cumplido. 

Necesitamos con urgencia que se multipliquen, con firmas, en el mejor estilo islandés, las necesarias Plataformas e Iniciativas Legislativas Populares. Nuestra verdadera reválida democrática. La que todavía no hemos aprobado por falta de programa, de método y de empeño. De compromiso serio y responsable de unos con otros para construir lo nuevo y reformar lo viejo y caducado, aprovechando lo bueno que pueda quedar perdido entre los trastos viejos y los escombros del derribo generalizado. Occidente lo hizo en la segunda mitad del siglo XVIII. Ya llevamos dos siglos y medio de retraso. Es algo que nos debemos a nosotros mismos y al conjunto de la humanidad, después de haber arrasado y machacado las Américas que descubrieron los parados y recortados del siglo XV con Colón a la cabeza pensante y los reyes católicos, y descendencia perjudicada y perjudicante, pasando la gorra sinónimo de lucro para recuperar la inversión familiar. Igualito que ahora. También necesitamos urgentemente conocer y estudiar la Historia, comparar, reflexionar y aprender a parar los pies a la peña mandona para evitar el replay  reproduciendo sus mismos tics en cuanto nos subimos al palco en cualquier faceta de la cosa pública, como nos viene sucediendo desde que Don Rodrigo perdió la batalla de Guadalete.

Qué lastre nos lastra. Que costra nos castra... las entendederas, la lucidez y los instintos. Qué vergüenza histórica.  Qué bochonno. Y qué cutrez, poddió.

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