jueves, 25 de abril de 2013

El nuevo mapa de Europa según la visión de Alfonso López

Soberanía europea

Es cierto que Merkel se las trae. Que parece más un Engel que una Angela. A lo Thatcher; pero no podemos quedarnos en la demonización de nadie si queremos salir de ésta menos mal de lo que se está cociendo a nuestro alrededor.

Lo primero es ir a la raiz del problema en vez de enredarnos en la vinagreta de lo inmediato que no se atina a resolver sólo por medio de noticias que cada vez son más desoladoras y desesperantes.

El origen de este desastre es el modo en que se fraguó la UE, que era sólo un consorcio comercial europeo de pocos países. Primero fue el Benelux, Bélgica, Holanda y Luxemburgo los que hicieron un pacto económico, en los años de la posguerra mundial; después se añadieron Alemania, Francia y luego Italia. Eran los siete miembros fundadores de lo que ahora se ha convertido en UE, sin tener en cuenta lo que significan los cambios de orientación política e ideológica que han ido pasando por ese gobierno que no gobierna pero que controla, pesa y mide como debe gobernarse sobre todo, la economía.

El núcleo fundacional fue económico y mercantil. Nada más. El objetivo, crear un núcleo europeo poderoso que regulase y "protegiese" los intereses financieros de ese club exclusivo. El dinero, pues, fue el motor y no la europeidad, la cultura ni las ideas. Era un grupo que defendía sus intereses frente a las importaciones y exportaciones. Los de mi generación recordamos las noticias diarias en que agricultores franceses se atravesaban en las carreteras del sur de Francia para volcar y quemar camiones cargados de frutas, verduras y productos españoles y portugueses que llevaban la mercancía importada por el mercado francés. No había la menor solidaridad entre los mismos agricultores europeos hacia los que no eran miembros del club, aunque fuesen vecinos en la casa de al lado y en el mismo continente. Así estuvimos años y años de la horrenda dictadura aislante y miope absoluta. Cruel y estúpida, mantenida por la misma oligarquía que ha engendrado lo que tenemos ahora en el gobierno. Sólo que ahora, desde que entramos a formar parte de una irreal Europa de "dos velocidades", las cosas han ido de mal en peor.
Cuando España entró en la UE gobernaba Felipe González y en Alemania el PSD, el partido socialista alemán. Todo fue fácil y sereno. Los países del sur e Irlanda, -el flanco católico recalcitrante de Europa-fueron entrando lentamente en el trust. Eran, éramos, los más pobres, los más atrasados socialmente, los que tenían una historia bastante heavy con alternancia de dictaduras, terrorismo, golpes de estado bananero, monarquías irrisorias,  e iglesia-estado. Miseria y cutrerío a saco. Veníamos de la oscuridad y la Europa de aquellos años, era mayoritariamente socialdemócrata. Suecia, aunque no era de la UE todavía tenía un nivel envidiable y una solidaridad de fábula. Oloff Palme era el primer ministro y era un ejemplo de solidaridad. En Alemania los gobiernos socialistas eran una ayuda enorme para los países desfavorecidos como nosotros, lo mismo que en Francia, Europa se abrió al sur y al norte. Y los fondos de cohesión comenzaron  a fluir para ayudar a la integración económica de todos . España ya tenía un régimen autonómico y trece gobiernos más el central. Los dineros europeos llenaron bolsillos a tope y se emplearon para fomentar el pelotazo y la corrupción incontrolable de los nuevos ricos. Pasamos de ser un país de emigrantes a ser receptores de emigración, de ser pobres a ser ricos, pero de prestado, porque esos fondos de cohesión para aproximar las dos velocidades europeas, tenían un precio y una finalidad, que era reconvertir un país subdesarrollado en un país próspero, culto y preparado. Lo mismo que Grecia, Portugal e Irlanda y que ciertas zonas secularmente arruinadas y empobrecidas de la mitad sureña de Italia. 

Quizás el error fue reducir las ayudas sólo al dinero. Tal vez además hubiésemos necesitado una especie de master intereuropeo, intensivo, que nos hubiese acompañado  o tutelado por lo menos una década, una pedagogía para orientar a la sociedad, para aprender qué significa la democracia y sus valores, en todos los campos del desarrollo, no sólo en el económico; además de tener  el Interviú en los kioscos y el cine porno al alcance de cualquier sala. Europa significó ese tipo de libertad, ese poder atravesar libremente las fronteras, sacar un interraill y hacerse una tourné, solicitar las becas Erasmus y salir al mundo exterior. Divorciarse y abortar o tener una ley de Igualdad; pero los mecanismos viejos y rancios de nuestra historia estaban y siguen estando, intocables. El poder del dinero manejado suciamente desde la política, las empresas, la banca y la corrupción hizo el resto. 
Durante las vacas gordas y mientras el trust internacional consideró oportuno, se vivió en la abundancia. Pero por fin las arcas todopoderosas del FMI y el BM, junto con el Capitolio de Washington y Wall Street, decidieron que ya era hora de recortar las alas al euro y salvar al dólar. Que la libertad, los derechos, la seguridad social, la enseñanza, la sanidad, no podían ser patrimonio de todos, sino de los que más paguen. Y entonces Merkel y Sarkozy hicieron todo lo que esas directrices les empezaron a recomendar. Revisaron los fondos europeos y vieron la sangría que el BCE llevaba en los fondos de cohesión a fondo perdido. Vieron que la inversión en los países y zonas más depauperadas se habían malgastado mayoritariamente en fundaciones e inventos privados que sangraban los fondos públicos y sin control fiscal evadía a manta los dineros públicos. Y llegaron las vacas flacas. Se cerró el eurogrifo casi por completo y se revisaron las cuentas de cada país. Alemania paga impuestos altísimos, igual que Francia o Finlandia o Suecia y Holanda y Bélgica, de los cuales, un considerable porcentaje iba a parar a las economías deprimidas del sur, que se estaban corrompiendo hasta las cejas con esos impuestos y ahí comenzó la exigencia de los recortes. 

Estoy segura que en España se habría hecho lo mismo en un caso parecido. Si ya sólo escuchar la xenofobia que producen los inmigrantes "que vienen a quitarnos el trabajo" (que nosotros no hemos considerado digno de  hacer, por cierto, mientras con sus pagos a la ss han ayudado a que las pensiones se puedan pagar con fluidez) cosa que nosotros no hemos hecho hasta ahora, cuando nuestros jóvenes mejor preparados están haciendo lo mismo por toda la Europa del Norte.

Una de las barbaridades -quizá la más grave- es que el PSOE, entonces en el gobierno, flipado por ese "progreso" que parecía una bicoca y la trampa sibilina de los fondos de cohesión, no se atrevió a investigar ni mucho menos a explicar, lo que iba a suceder casi con toda seguridad, al entrar en el euro: el empobrecimiento automático que sufriríamos y la pérdida de libertad monetaria para combatir la inflación y la deflación de nuestra economía. La peseta nunca fue una moneda fuerte y el reto del euro amenazaba con ser la caja de Pandora debajo de su aspecto wanderfull very very happy. Pero eso no se quiso ver y mucho menos decir, en un momento estelar para una España triunfante sobre un régimen criminal que se desperezaba internacionalmente con un gobierno de izquierdas, con las primeras olimpiadas de su historia y una Expo delirante en  la patria de Rinconete y Cortadillo. La bonita y coqueta Sevilla.
Por supuesto que en 2002, cuando el euro se puso en marcha definitivamente, el pp gobernante entonces, no sólo no puso el menor reparo, sino que acrecentó con él la fuerza "moral" del pelotazo con la locura del ladrillo, que, a partir de 2004, con  Zapatero se convirtió en el logo de la falsa prosperidad: la polvareda que fundamentalmente ha producido el lodazal económico de hoy.
Nos regalaron el piso en la UE, nos dieron la escritura y las llaves, pero no nos advirtieron de que el piso europeo estaba hipotecado y que la hipoteca era de interés creciente y que nuestra estructura económica no tenía capacidad ni solidez para absorber las condiciones del compromiso a largo plazo.  Por supuesto que los gobernantes y economistas del gobierno lo sabían muy bien. Pero los votos y la burbuja tenían mucho más tirón y glamour que la realidad monda y lironda.
Nos hicieron con el euro la misma jugarreta  que la banca ha hecho con la compra de los pisos a interés ínfimo o con la venta de preferentes que se van a "recuperar" en el año 9.999, según la letra chiquita pero matona, de los contratos que nunca se leen. Como pasó con la letra pequeña del contrato con el euro.
¿Culpa de Alemania o culpa de los irresponsables que gestionaron en Europa el negocio de sus vidas? ¿Culpa de Merkel o culpa de Felipe el de los gatos negros y blancos y de Josemari alias "er niño de la FAES porcelanosa" o del inocente Zapatero convencido de que la ley de la igualdad nos iba a colocar al mismo nivel del resto de la zona rica del euro a base de seguir la tónica de villacemento?
Si los gobernantes llegan a Europa con un discurso maravilloso de "recuperación" y contando las mil maravillas y los europeos vienen y ven el bombazo turístico de Mallorca, de la Costa Brava, la juerguecita y la copichuela, las fallas, los sanfermines, el tren de vida del su malestad & family, la feria de Sevilla, el Rocío...¿cómo van a pensar que España no es un país perfecto para las vacaciones y el sector servicios? ¿Cómo se van a imaginar que debajo de la divertida y feliz España hay una cloaca de corrupción movediza que se está llevando por delante los fondos de Europa, repartiendo beneficios entre una clientela mafiosa vocacional que desde jovencita ha confundido la política con el negocio del siglo?
Cuando ha llegado una crisis global -inventada, seguramente, pero efectiva queramos o no- se ha puesto en evidencia la fragilidad y el engaño de nuestro sistema. A lo que se une la circunstancia atroz de no disponer ya de libertad para regular nuestra moneda y adaptarla al momento económico, por ejemplo, produciendo más dinero en vez de pedirlo prestado. O retirándolo si hay inflación. Eso con el euro es imposible.
Es la reproducción del cuento de los tres cerditos y el lobo. Los cerditos más tontos se hacen una casa de papel o de madera, pero el cerdito inteligente se la construye de piedra. Cuando el lobo, que es el mercado y su inestabilidad caprichosa tiene hambre, sopla y se carga las dos casas, pero no puede destruir la casa sólida. Entonces los cerditos sin casa y aterrorizados corren a refugiarse en casa del cerdito inteligente y así consiguen evitar que el lobo se los coma.
La tragedia española, portuguesa, irlandesa, italiana y griega es que no sólo hay un cerdito por país, sino millones de cerditos estafados y amenazados. Y que la casa de piedra sólida para refugiarse, que son los países del euro fuerte, acogen a quienes pueden y quieren trabajar allí. A ellos también les sopla el lobo. Pero como han sabido construir muy sólidamente y con mucha previsión social y en vez de malgastar en corrupciones egoístas han invertido en el bien común, ahora pueden soportar los resoplidos del energúmeno.

Es importante que los problemas, por muy graves que sean, no nos quiten la capacidad de analizarlos serenamente para poder encontrar soluciones y salidas ;si nos dedicamos a gastar energía en la furia, la rabia, el rencor contra los que consideramos nuestros opresores sin siquiera conocer lo que ellos también soportan, en vez de emplearla en ideas y posibilidades, buscando culpables por todas partes, nos irá cada vez peor. Cuando hay una emergencia no perdemos el tiempo en buscar al culpable que la ha provocado, sino que vamos a buscar rapidamente la solución. Luego pediremos responsabilidades. Lo primero es cerrar el capítulo de la inminencia. Y eso nos toca a los ciudadanos porque los políticos no sufren lo mismo. La desobediencia civil y la resistencia pacífica son fundamentales. Pero antes que nada, un programa. Un plan que tenga la capacidad de incrementar el bien común y la solidaridad antes que la violencia. Ése el éxito de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Que se sabe organizar. Que crea recursos. Que produce soluciones. Que conoce el terreno que pisa y que va de uno en uno. Que pisa tierra y no fabula. Que su raiz son la personas y no los papeles. Que se basa de tal modo en la realidad que nadie puede rebatirlo sin caer en el ridículo, la demagogia y el destarife. Ante Ada Colau en cualquier Parlamento, los políticos falsos quedan al descubierto de un modo tan patético, como en Madrid o en Bruselas. Por eso van a saco con ella acusándola de todo lo que se les ocurre y quedando a la altura del betún.

Todo este proceso de ruina nos lo deberían explicar mejor los que nos están tapando la realidad objetiva de Europa y tirando balones fuera para culpar a otros de su mal gobierno y lo mismo lo hacen socialistas que pperos porque ambos han permitido el saqueo brutal del patrimonio tanto español como europeo. Alemania y Francia, por ejemplo, no recortan en ayudas sociales, incluso las han aumentado discretamente ante la crisis para que nadie se vea en la calle ni sin lo básico para vivir. Recortan en gastos de otro tipo; por ejemplo, las ciudades están menos pulidas, no se compran cosas nuevas, se recicla mucho y se repara. No se tira nada. Y no cuesta demasiado esfuerzo porque hay un hábito cívico de cooperar para que todo se supere lo mejor posible. La vida es cara. Los impuestos altos, pero quienes más tienen pagan mucho más que los que tienen poco o no pueden pagar nada y hay que ayudarles. Todos lo aceptan con una inteligencia clarísima y te lo dicen: hay que hacer que todo el mundo viva lo mejor posible con lo básico solucionado, para que haya paz social y la gente tenga motivos para trabajar con ganas y alicientes, para que la producción, el trabajo, las pequeñas y medianas empresas no se arruinen ni tengan que cerrar. Por eso se exporta más de lo que se importa. Y el balance el positivo. Ésa es la filosofía social que tienen en ese país que ahora  todos criticamos tanto por pura ignorancia de nuestra propia historia económica. 

El colmo de la ignorancia llega hasta criticar que los españoles encuentren enseguida trabajo en Alemania o en otros países del mismo estilo; hasta les acusan de querer robarnos los cerebros más inteligentes. Qué estupidez, por Dios. Nos dan cien vueltas en educación, preparación e inteligencias bien aprovechadas. En naturalidad y sencillez. En recursos y en organización. En calidad de vida y en elegancia ética. Si tuviésemos ese tipo de cultura social sería una bendición para todos.
Creo que la mala uva, la molestia por no ser los mejores, que se llama envidia, la incapacidad para alegrarse por el bien ajeno, la visión miserable y engañosa y pomposa de nosotros mismos, nos privan de ver la realidad y quienes son los verdaderos culpables de lo que nos pasa. Nuestra manía de ir de sobraos, de "qué me van a enseñar a mí" que soy la caraba de listo/a y de ingenioso/a, ( y de aprovechado/a y de mal pensado/a y de zafio/a y de garrulo/a,  y de chanchullero/a colocador/a de amiguetes, de miserable y fanfarrón/a, y con carrera "brillante", más) Eso nos pierde y nos priva de reconocer lo enferma que está nuestra sociedad y también nos priva de la esperanza para que se sane de una vez por todas.  

Hoy están rodeando el congreso. Mañana todo seguirá lo mismo, quizás con incidentes o quizás sin ellos. Pero el interior miserable y hosco, ceñudo, protestón e incapaz de salir del propio agujero psico-mental-emotivo será el mismo de siempre, tanto en los gobernantes como en los gobernados. Nuestra "lucha" se debe concentrar en cercar a ese mediocre, cobarde, necio y bocazas, que nos ha crecido dentro como una mala hierba sembrada por el kyrie eleyson de la resignada aceptación de que nada se pueda cambiar. Por supuesto que nada puede cambiar en una sociedad donde no se entiende que sólo cambia las cosas quien es capaz de cambiarse a sí mismo y su percepción objetiva y amplia de la realidad. Quien se sacude las telarañas de la mente y del corazón. Y después de verse bien con todo lo que hay y lo que aún falta, aprende a mirar a los otros como a sí mismo.

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