Conde Roa, tras declarar ante la juez: “Solo le temo a Dios”
PEPE SEIJO Lugo 4
El exalcalde de Santiago está imputado por supuestos delitos de prevaricación, cohecho y tráfico de influencias.
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Qué chocante este exalcalde, se expresa como una canción latinoamericana de los setenta, parafraseada al estilo ppero-espiritual: "Sólo le temo a Dios, porque lo humano me es indiferente. Desahuciado está quien tiene que arruinarse por un banco que le vende preferentes".
Estas adaptaciones conceptuales son el poso de lo que hoy denuncia Gabilondo en su video. En efecto, es el resultado también de esa falta de laicidad que sufrimos los españoles desde siempre. "Temer a Dios", parece que es el lema de los que deberían más bien amar a ese Dios que tanto nombran, como Dios -según el catolicismo- ama a todos los seres y, para completar la terapia, temerse a sí mismos más que a nadie. El "temor de Dios" como tic y cama elástica que permite ser "creyentes" militantes y al mismo tiempo unos sinvergüenzas de tomo y lomo. El "temor de Dios" como escudo y justificación. Como dique contención. Como si fuese posible y compatible la divinidad con la profesión de gendarme cósmico.
Al menos eso es lo que llevan repìtiendo milenios sin que el contenido de la beata verbalización influya lo más mínimo en sus conductas cotidianas, teniendo en cuenta que el verdadero y más completo ateo no es el que niega a Dios con sus palabras, sino el que lo nombra constantemente para justificar todo lo contrario de lo que sus palabras repiten en plan papagayo y sin el menor atisbo de coscarse de la antítesis de tal rutina convertida en dogma, en ideario y en sofisma perpetuo. En el fondo, el exacalde con sus hechos, lo que confirma es que no le teme a nadie, porque ese dios al que cita como vigilante de sus límites, ya está devaluado y ninguneado por las prevaricaciones, cohechos y tráfico de influencias perpetradas contra la ciudadanía -hija del mismo dios al que cita-, y por supuesto, hermana machacada y pisoteada por el mismo tipo que va a dios rogando y con el mazo, dando. Y al que se supone que habitualmente llama "padrenuestro" cuando va a misa. Estas cosas son el fondo abisal del sinsentido religioso, anti y contra espiritual. Son las que de verdad matan el alma y la convivencia. Matan la esencia del hombre y le dejan hecho un guiñapo mecánico y teledirigido.
Es lo mismo que el gesto de Rajoy regalando al papa Francisco una camiseta de La Roja y besando su anillo. Rajoy es muy posible que también le "tema" al mismo dios que cita el exacalde de Santiago. Por eso, para tenerle contento, le lleva baratijas a su representante, le regala cada año una pasta de los presupuestos generales del Estado, le perdona los IBIs y los IRTPs a su empresa multinacional con aspiraciones infinitas y le ofrece en pepitoria, como un Abraham borderline, el sacrificio humano de los recortes, desahucios, suicidios, abusos, leyes y decretos a favor de los "sacerdotes" banqueros y millonetis que van adaptando el lenguaje divino de los terrores de catecismo al tejemaneje de la población especulatoria y especulativa. Un dios prêt-a-porter siempre es un consuelo y una referencia para la autoestima. Un dios de dibujo manga...por hombro. Ay, si se parasen un poco. Si se pudiesen ver como son y como están, qué distinto sería todo esto. Podrían ver lo que hay y lo que nunca ha habido, pero podría haber si parasen y aprendiesen a mirar por dentro, a construirse un "dentro" donde todos los "fueras" adquiriesen la luz y el valor que necesita la conciencia para despertarse y fluir sin "temer" a ningún ídolo filibustero y pidecuentas de miserias añadidas y estúpidas. Crueles e inútiles.
Si el papa quiere cambiar la iglesia, podría hacer un repaso del evangelio pasado por Gandhi y ver la semejanza entre lo que Jesús predicó y Mohandas Gandhi llevó a la práctica mucho mejor que cualquiera de los "vicarios" que han pretendido a lo largo de la historia representar al Irrepresentable, sin comprender de verdad, que su esencia está repartida en todo ser humano, que guarda en sí mismo la chispa de ese amor que le hace existir y ser, al mismo tiempo.
Gandhi recibía a los grandes de este mundo cuando le visitaban, en su humilde casa, en un ashram, entre los animales que cuidaba, la tierra que labraba y la rueca con la que tejía la ropa que usaban él y su familia o le tocaba fregar los platos o guisar. Mientras conversaba y escuchaba las propuestas de los políticos y diplomáticos, intelectuales y gobernantes, les hacía moverse con él, acompañarle a la cocina, sujetarle el ovillo de lana o de lino que tejía, sujetarle la escoba con la que estaba barriendo el porche...en fin, que quienes le visitaban salían siempre transformados, no sólo por la "predicación" teórica de la noviolencia, sino sobre todo, por la práctica directa de la paz y la coherencia en cada cosa que vivián junto a él.
Desde luego, si el papa hiciese algo parecido, lo primero que iba a notar es que no hacen falta concordatos político-económicos ni sacar pasta de países al borde del abismo, como están ahora España, Portugal, Irlanda e Italia, -Grecia ya tiene sus popes y su cruz a cuestas propia- para mantener un estado "pontificio", que más bien es "pastificio"; que se puede hacer el reino de Dios mucho mejor sin tanto overboocking político-profesional. Es más, que con tantos tinglados, el reino de Dios no es posible en el mundo tal y como se quiere servir a todos los señores de los anillos habidos y por haber. Vamos, que se es más un estorbo que un cooperante.
Está claro que ni el Vaticano, ni Rouco ni Rajoy ni el exalacalde temeroso del dios-policía se han enterado de que ninguna martingala dogmática, meapilas y farisea, tiene porvenir en el futuro de la humanidad, que cada vez es un presente más nítido. Más filtrado, más decantado. Más real. En el que hay que descubrir lo que uno es por dentro antes de empeñarse en obligar a los demás a cumplir lo que él mismo no comprende y considera un "misterio", algo que es tan claro como la luz del día para quien es capaz de abandonar lo viejo y caduco para aventurarse por el horizonte de otra vida mucho más solidaria, humana, simple, bella, plena y , por eso, divina.
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