jueves, 6 de febrero de 2020

Todo tiene arreglo: cerrar el kiosco vaticano, volver al Evangelio tal cual está escrito desde siempre en el corazón de los seres humanos aunque con palabras y nombres diversos, eso da igual, que cada uno lo llame como quiera, y luego, como con tanto acierto, hace muchos años, aconsejó Pedro Arrupe, a Montini, alias Pablo VI: "el último que apague la luz", porque ya no hace falta luz artificial, si la Luz está en el Maestro del Corazón que todos y todas llevamos dentro por el mero hecho de Ser familia humana y por ello divina, en el amor sin límites, que es nuestra esencia y sentido primordial, que todo lo comprende y todo lo transforma a mucho mejor. Lo advirtió, creo que René Guénon: "el hombre del siglo XXI será místico o no será". Ojo, ser místico no es estar en la parra de una felicidad particular y ensimismada, sino tener conciencia experimental y aterrizada de que lo que se vive y se es, es TODO, fluyendo con TODAS y TODOS, eligiendo desde la libertad del espíritu, creando e irradiando bien común en cualquier plano del existir sin exclusiones ni prejuicios, ni dogmas ni enredos

Francisco contraataca a sus 'enemigos' y fulmina al secretario de Ratzinger poco después de la polémica por su falso libro

En otro episodio del 'culebrón' vaticano con dos papas, sus asistentes y poderosos cardenales, Bergoglio sorprende con una 'licencia indefinida' para Georg Gäenswein

El libro 'de Ratzinger' contra Francisco no es de Ratzinger y acaba por beneficiar al papa Bergoglio



El antiguo secretario de la Casa Pontificia Georg Gäenswein junto al papa Francisco.
El antiguo secretario de la Casa Pontificia Georg Gäenswein junto al papa Francisco.
Las elegantes e inaccesibles estancias vaticanas son el escenario de una batalla no tan secreta y mucho menos elegante. El pulso que poderosos cardenales de la Curia –dispuestos a cualquier cosa por mantener el status quo en la Iglesia católica– mantienen con el papa Francisco ha dado un nuevo vuelco este miércoles, en un episodio más de una trama con tintes de culebrón. Bergoglio ha fulminado al secretario personal de Benedicto XVI, implicado en la polémica por el 'no-libro' supuestamente escrito por el cardenal Sarah y el papa emérito presionando a Francisco para que no permita curas casados en la Iglesia.
Dos semanas después de ese escándalo, el secretario personal de Ratzinger –y a la vez, secretario de la Casa Pontificia–, Georg Gäenswein, está oficialmente desaparecido.


¿Dónde está el arzobispo alemán, responsable de las agendas de los dos papas y a quien muchos señalan como máximo responsable del escándalo de la publicación del libro sobre el celibato de Sarah-Benedicto? Desde hace días, Gäenswein no aparece junto a Francisco en las audiencias públicas de los miércoles, ni en las recepciones oficiales. No se le vio, por ejemplo, durante el encuentro con el presidente de Argentina, Alberto Fernández; o con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.

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La respuesta la han dado los medios alemanes, citando fuentes vaticanas, que aseguran que Francisco ha concedido una "licencia indefinida" a su secretario, después de su no aclarada intervención en el affaire Sarah-Ratzinger. Unas "vacaciones sine die" que se achacan a su "desafortunada" participación en la elaboración del libro del cardenal Sarah, la inclusión de Benedicto como coautor del volumen y la posterior marcha atrás, tras el escándalo.
Al parecer, Francisco se habría hartado de la condición de 'espía doble' de Gäenswein, y le habría concedido licencia para desaparecer de los actos públicos, y pasar más tiempo con Benedicto XVI. De hecho, otras fuentes apuntan a que todo obedece al deseo de Gäenswein de dedicar más tiempo a Benedicto XVI en la última etapa de su vida, mientras que otros informes apuntan a que el secretario alemán simplemente estaría enfermo.
Sea como fuere, lo cierto es que el omnipresente Gäenswein ha desaparecido y, aunque permanece como prefecto de la Casa Pontificia, su puesto ha sido ocupado en la práctica por Leonardo Sapienza, de 67 años, y que trabaja como regente de la Prefectura de la Casa Pontificia.
La publicación, a mediados de enero, del libro Desde el fondo de nuestros corazones, del cardenal Sarah (uno de los principales opositores, junto al cardenal Müller, en el interior de la Curia a las reformas de Francisco), con la coautoría (que después se demostró falsa) de Benedicto XVI, hizo saltar todas las alarmas, por lo que sugería de presión a Francisco para que no aprobara la presencia de sacerdotes casados en la inminente exhortación pastoral post Sínodo de la Amazonía.
Después de que estallara el escándalo, y de que Sarah mostrara cartas firmadas por Ratzinger que venían a demostrar su participación en el libro, el propio Gäenswein tuvo que salir a la palestra para negar cualquier participación del Papa emérito en la elaboración del texto –excepto unos folios compartidos con Sarah meses atrás– y para exigir al purpurado guineano que retirara el nombre de Ratzinger de los títulos de crédito y las tapas de la publicación.
Pese a ello, su participación en el escándalo –y, en el fondo, su doble vinculación como secretario personal del Papa emérito y secretario de la Casa Pontificia del Papa reinante– terminó por congelar aún más las ya difíciles relaciones entre Ratzinger y Bergoglio. Desde entonces, Benedicto XVI ha cancelado sus ya contadas intervenciones públicas y, ahora, también ha desaparecido Gäenswein. Mientras tanto, el cardenal Sarah continúa con la promoción de su libro, y asegura, contra viento y marea, que pese al desmentido oficial Ratzinger escribió junto a él la publicación contra cualquier revisión del celibato en la Iglesia.
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