Es una cruda realidad que la vida rural española se ha convertido silenciosamente en un patíbulo social in crescendo. Sólo hay que visitar a los parientes del pueblo y luego salir de España dando un paseo y ver cómo se gestiona el tema en Europa, para comprobar el desinterés y la poca inteligencia, no sólo de los políticos, sino de toda la sociedad. Es impensable que un granjero europeo, que la "gente de pueblo" francesa, holandesa, alemana o sueca, prefiera vender sus tierras a una inmobiliaria a cambio de un pastón que le permitirá desentenderse del pueblo y vivir en un chaletazo de Majadhonda, a seguir cultivándolas y cuidándolas, de generación en generación, mientras bloques de hormigón van invadiendo lo que antes eran campos de cultivo. Un ejemplo real como la vida misma lo tengo en mi propio barrio. Cuando llegamos a València en 1983 por un destino oficial, el barrio donde ahora vivo era un antiguo pueblecito de la huerta valenciana, incorporado a la ciudad y rodeado de huertos. A día de hoy, a pesar de que el barrio intenta no perder su impronta de "trabajador" y de "implicado social" en solidaridad y vida participativa, apertura y dinámica cultural, lo cierto es que su esencia hortofruticultora y agraria, se ha dinamitado a sí misma. Ahora la construcción enloquecida de bloques y moles espectaculares de viviendas ecológicas de lujo están ocupando los espacios que eran huertos y tierras de cultivo, que los ayuntamientos especialmente del pp, conviertieron en una selva de especulaciones millonarias. Así se han forrado las tramas corruptas y los dueños de los terrenos. Eso ha venido sucediendo en toda España durante más de cincuenta años, sin que la gestión política -social, económica y cultural, lo mismo en la dictadura, que en la democracia- se diese por aludida en ningún momento, excepto en el humor: las pelis de Martínez Soria y los chistes de "paletos de pueblo" de nuestros cómicos. Los versos de Quevedo que cantaba Paco Ibáñez eran la única denuncia en activo: poderoso caballero es Don Dinero. La filosofía española por su excelencia y la graciadediós. En cuarenta y dos añitos de democracia, la cosa no solo ha seguido igual, es que ha aumentado exponencialmente y eso que hemos disfrutado de unas cuantas legislaturas "socialistas", menos mal...
El problema excede lo político e ideológico. El problema es una burbuja enquistada en nuestra querida ppatria desde el presente hasta donde alcanza la memoria: la absoluta falta de conciencia, de inteligencia y de lucidez, que como resultado ofrece en paralelo inseparable una absoluta falta de visión, de sensores conscientes que aten cabos entre causas y efectos, antes de que se ponga en marcha el mecanismo destroyer de las inercias imparables, desencadenadas a su vez por la carencia de inteligencia, lucidez y ética, tanto particular como colectiva. La inteligencia no solo es la habilidad para sacar tajada de las oportunidades, sino la capacidad del acierto en la visión sintética y analítica de la realidad unida a la capacidad de canalizar la percepción cognitiva en realidades materializadas que construyan bienes comunes, es decir, que no enriquezcan a unos pocos mientras arruinan a muchísimos, y arruinar no es solo cuestión de quitar dinero, sobre todo es eliminar la posibilidad de desarrollo personal y social, abortando la conciencia desde la infancia, por una carencia total de educación, que se ha sustituido por un mero adiestramiento de rituales, una domesticación, no una pedagogía. Conciencia, lucidez y ética son un trío inseparable tanto para gobernar como para convivir y asumir que el medio ambiente es parte inseparable de la vida humana, y que depende exclusivamente del libre albedrío humano la elección de que ese medio que nos rodea (nuestra creación, al fin y al cabo) sea sano y empático o que sea hostil, tóxico y letal en todos los aspectos. Aunque se nade en millones la vida será miseria y basura si se desconocen o se ningunean esas materias primas imprescindibles.
Es estupendo, necesario y urgentísimo que los agricultores y la España olvidada se pongan en pie, por supuesto, ya lo deberían haber hecho hace muchos años, en vez de abandonar sus tierras, sus casas, sus raíces, sus derechos y su dignidad, por un escaso y mal cocinado plato de lentejas, que además está costando un ojo de la cara, como por ejemplo, estar comprando fresas importadas de Chile o espárragos de Perú, donde los trabajadores están tan explotados como los temporeros españoles. Esto no sucedería si hubiese conciencia y en escuelas , institutos, universidades, consejerías y concejalías de medio ambiente y en comunidades de vecinos, se facilitase una visión de la realidad que mostrase a la sociedad la importancia del amor a la naturaleza que nos alimenta, lecciones prácticas de equilibrio para conservarla y no destrozarla ni por irresponsabilidad caprichosa ni por dinero, que humanidad y naturaleza bien avenidas son los pilares de la sostenibilidad, y que es mucho más interesante, sano, enriquecedor y agradable ser adeptos a ella que a las redes sociales y a los videos cotillas de internet. Y que la energía que nos dan los elementos como 1 Tierra, 2 Aire, 3 Fuego y 4 Agua, significan mucho más que lo aparente: 1 fertilidad y estabilidad, 2 inteligencia creadora global e intuitiva, 3 inteligencia racional y analítica, 4 inteligencia emocional y sintética, expansión y fluidez, intensidad y profundidad. Y ese potencial lo tenemos directamente disponible en la España vacía. ¿Lo conocerán los agricultores? ¿Si lo conociesen estaría vacía esa España? ¿No estará España vacía porque los españoles están vacíos tanto en las bases como en los sillones del ppoder? ¿No resulta un poco mosqueante que un problema tan viejo y fomentado especialmente por las huestes de la Ley D'Hontd, o sea, las de El disputado voto del Señor Cayo, salte a la palestra, precisamente acosando al primer gobierno normal que está en condiciones políticas de atender y remediar el déficit irresponsable que las empresas corruptas han convertido en un lamentable 'modus gobernandi'?
Hasta el minimalista abucheo a los de vox, en la mani agricultora de Madrid, resulta de sainete, xd. Manipular ideológicamente y todos a coro fachidirigido, hasta con banderas de España, el propio problema para acorralar al único gobierno que puede ayudar a mejorar el estado caciquil que ha arruinado la agricultura, o es ceguera y tontuna o es negocio "político" teledirigido, tratando de sacar tajada a una realidad dramática y dolorosa. Choca muchísimo que no haya ni un sindicato presentable en esa movida, pero en cambio sí les apoyen diputadas del pp o de vox. Huele a tongo que atufa, con todo el respeto del mundo a los sufridores reales del vaciado peninsular.
Es proverbial y está demostrado que hacer demasiado caso al ruido, imposibilita la capacidad para ver y detectar las nueces. La prensa debería hacérselo mirar de vez en cuando a la hora de los campanazos. Ni es oro todo lo que reluce ni tiene la verdad quien más berrea. Al contrario, la verdad y el berrido no suelen coincidir en la compatibilidad, porque ella es evidente sin más y lo otro mera redundancia mecánica y manipulable a gusto de los usuarios.
Es proverbial y está demostrado que hacer demasiado caso al ruido, imposibilita la capacidad para ver y detectar las nueces. La prensa debería hacérselo mirar de vez en cuando a la hora de los campanazos. Ni es oro todo lo que reluce ni tiene la verdad quien más berrea. Al contrario, la verdad y el berrido no suelen coincidir en la compatibilidad, porque ella es evidente sin más y lo otro mera redundancia mecánica y manipulable a gusto de los usuarios.
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