lunes, 17 de febrero de 2020

Lamento que al desaparecer de You Tube los videos de Iñaki Gabilondo no se le pueda escuchar; ahi queda "su voz" impresa


Sánchez, Casado, y la aluminosis institucional



¿Sería concebible que una comunidad de vecinos discutiera ardorosamente sobre todos los asuntos que le afectan y no prestara la menor atención al hecho de que el edificio padeciera aluminosis? No. Sin embargo, España sufre aluminosis grave, conocida y reconocida ante la indiferencia general. Fernando Ónega, en un brillante artículo la semana pasada, repasaba la situación: la jefatura del Estado, maltratada y ninguneada; el Congreso, ni respetándose ni haciéndose respetar; el Senado, a la espera eterna de saber para qué sirve; el Consejo General del Poder Judicial, pendiente de renovación desde hace más de un año; el Constitucional, pendiente de nombramiento de cuatro magistrados y, ambos, Consejo y Constitucional, desacreditados por manoseo. El defensor del Pueblo, cubierto en interinidad, etcétera, etcétera. Ni en el examen más complaciente obtendríamos el certificado de habitabilidad institucional.
Son realidades que nadie ignora y menos que nadie Sánchez y Casado, que este lunes se reúnen en La Moncloa. Si se reunieran en su calidad de presidente del Gobierno y líder de la oposición, es decir, conscientes de su representatividad y responsabilidad, se esforzarían en acercar posturas en los temas fundamentales y acabar con los bloqueos, pero, si se reúnen como máximos mandatarios del PSOE y del PP, y con las maniobras dibujadas habilidosamente por sus aprendices de brujo para el juego corto, no ocurrirá nada de eso, y Sánchez y Casado terminarán su reunión sin avanzar un paso.
Ya sé que la mesa está abarrotada de problemas de todo tipo y que hablar de lo que hoy hablo parece irse por las nubes, pero no es así, todo lo contrario. No hay nada más concreto. Los cimientos no se ven, pero de ellos depende la estabilidad y la seguridad de todo edificio. Estaremos siempre en equilibrio inestable porque no valoramos ni respetamos las instituciones del Estado. De hecho, no valoramos ni respetamos al Estado y no hablo solo de los nacionalistas, con el Estado nos ocurre lo mismo que con cualquier espacio público: lo tratamos como si no fuera de nadie y es de todos.

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Es cierto lo que Iñaki dice acerca de la bajísima valoración de que en España "goza" el Estado con sus instituciones. Pero ¿qué podemos hacer ahora en esta situación? Las quejas solas no son herramientas de trabajo, sino solo denuncias paralizantes y desmoralizadoras que desbordan las posibilidades disponibles para cambiar el sistem in failure estatal.  

A ver, tratemos de aclararnos con una alegoría: cuando un paciente enfermo va al médico porque se siente mal, se queja y le cuenta lo que le duele y no funciona, o sea, lo que le pasa; el buen médico le escucha sin penalizarle por hablar, deja que se exprese, luego le reconoce, le hace analizarse, radiografiarse, ecografiarse y todo lo que sea preciso para poder disponer de una información veraz y directa, y sobre todo y antes de nada, y porque le interesa de verdad la salud del paciente, le pregunta por los síntomas , y se interesa por su forma de vida, por su alimentación, por su descanso y las horas de sueño, por su vida laboral, por su relación con las dependencias como el tabaco, el alcohol, la droga de cualquier tipo, el juego y demás adicciones, por su carácter y por cómo se relaciona con su entorno familiar y laboral, por su tiempo de ocio y qué tipo de problemas le impiden vivir en paz e influyen indudablemente en su salud, tanto en modo directo como indirecto. 
Bien, pues nuestro Estado está enfermo. Muy enfermo; lo peor del caso es que un Estado normal es el médico legítimo y legal de la ciudadanía, que normalmente le elige para que regule, oriente y prevenga los problemas. 
La dificultad para España consiste en que aun no ha podido elegir de verdad el médico de cabecera,- o sea, el modelo de Estado-,  solo dispone del que le impusieron a la  fuerza, hace cuarenta años los auxiliares de clínica del franquismo y su 'servicio social' a las órdenes de los cuarteles, de las cloacas institucionalizadas y de los banqueros;  como la sociedad se veía acosada por la última pandemia sufrida durante otros cuarenta años de sierva de la gleba y generaciones enteras desconocían lo que es un Estado digno, ético, eficiente y humanitario, eligieron lo primero que se les puso delante con la amenaza constante de que si no era ese el modelo elegido lo siguiente sería el caos, otra guerra civil y un desastre terrible, con el Grapo, la ETA y Terra Lliure dando caña a bombazos y atentados. Por un tiempo se pensó que esa especie de pasarela histórica era algo temporal, que poco a poco desaparecería en el buen hacer de un Estado democrático con un pueblo libre y cada vez más inteligente como responsable de sí mismo, que superaría el lastre tóxico de un pasado demencial.


UCD abrió la esperanza: los fachas tenían arreglo y un ministro franquista como Suárez se podía reciclar, y arrepentir de su pasado, dimitir y pasar a formar parte de otro presente sin podredumbre ni cunetas, con un mejor futuro a la vista. Poner de acuerdo las diferencias, unir las mejores voluntades, comprender y reparar los fallos del pasado sin rencores ni vendettas, legalizar los DDHH, quitar la pena de muerte, aprobar la ley del divorcio, reformar el sistema penitenciario, legalizar la pluralidad política de partidos y sindicatos, ir quitando privilegios con mucha suavidad, reconocer la legitimidad territorial de las autonomías abriendo camino a una sana federalidad que nos fue negada desde la tiranía de los Reyes Católicos hasta el franquismo, nada menos que cinco siglos de reyescatoliquitis crónica, con dos paréntesis republicanos que no dieron de sí nada viable ni perdurable, tal vez por la cantidad de anticuerpos almacenados en la rebotica del ppoder, que son una vacuna siempre a mano. De todos modos hubo logros importantes. La libertad de expresión. Se podían contar chistes sobre Franco sin que te llevasen al cuartelillo y a la cárcel ain que te tirasen por una ventana de la DGS, incluso podías manifestarte en la calle sin que la poli te atizase, aunque  te podían atizar en su lugar los fanáticos nostálgicos de Las Navas de Tolosa, del imperio hacia Dios,  y del caballo de Santiago, por alzar una bandera republicana o defender el aborto, pero ellos en cambio usaban la libertad de expresión para montar un pollo delante de una iglesia protestante gritando "¡Muera Lutero!" (estaban tan a gusto en el pasado como para ignorar que Lutero llevaba muerto casi cinco siglos). Se agradeció una ligera reforma de la educación y la tibia voluntad de hacer desaparecer el analfabetismo estructural y la incultura social.

Tras la mascarada del 23F y la llegada al Gobierno de la supuesta corriente socialista, todos creímos que el rumbo nuevo ya no tendría marcha atrás. Pero nos equivocamos de medio a medio. El médico-estado, era el mismo de siempre. No habíamos podido elegir el adecuado, solo aceptar el único galeno disponible que el franquismo nos impuso: la monarquía que el dictador manejó a su gusto. Nunca la quiso reponer en vida, pero nos pasó el marrón. No quería abandonar el chollo del cortijo mientras iba rebañando fondos estatales para dejarlos en herencia a sus descendientes. Otra 'monarquía' paralela en el tema del pastón, mantenida por millones de lelos y de lelas.
Otro fiasco fue descubrir, despertando a leches, que  el socialismo español era cuento chino. Nos arruinó con la reconversión industrial y eso le valió que González recibiese en pago su galardón Carlo Magno, en Aquisgrán, mientras nos entretuvo con obras e iniciativas megalómanas para ricos y millonetis como la Expo, los JJOO o el AVE cepillándose así los  fondos de cohesión europeos, que se ahorró impulsando el crecimiento de la España vacía en vez de impedirlo con inversiones en el sector agropecuario y hortofrutícola, y manteniendo infraestructuras sociales para impedir el éxodo imparable de la población. Se desentendió de Marx y de la igualdad social en cuanto pudo. Se hizo taoísta como el gato de Lin-Piao, el maestro zen del Presidente y su boedeguiya.
Descubrir Intxaurrondo, el GAL, Roldán, El BOE, Aida Álvarez PSV, Juan Guerra (inolvidable su axioma en TVE: "elloh han robao cuarenta añoh, ahora noh toca a nozotroh")- Y  mientras tanto el Jefe del Estado se paseaba por el mundo llavándoselo crudo a Suiza y adonde fuera. Pillaron a uno de sus escuderos con un coche lleno de pasta y cuando le interrogaron en la frontera dijo que él solo era un fiel testaferro-emisario de su señor. Y ahí quedó el tema. Sin más. Poco importaban la amoralidad del supremo avatar. Las amantes y las aventuras por el mundo, navegando en su barco velero, -el Bribón para más descaro- y más adelante, teniendo que gastar el Estado una millonada para rescatarle de su cacería y andanzas en África mientras en España el pueblo se había quedado en el chasis por la crisis y en la calle por los desahucios. ¿Merece respeto y veneración un Estado así? Un estado, ya sin mayúscula, que  no solo no era el médico social y político de la ciudadanía, sino su enfermedad más traicionera, chupóptera  y destarifada.


Pasaron décadas en ese plan hasta que el nacimiento del 15M acabó por dejar a la vista la imparable y urgente necesidad de un Estado sano y medicinal para la sociedad española. Entonces el Borbón padre decidió dejar el chollo a su heredero junto con el ya inocultable marrón paralelo de su herencia ética y políticamente devastadora.  

¿Acaso no aceptó este pueblo con una indiferencia y una resignación de imbécil, la proclamación del nuevo figurín dinástico? ¿Cuánta gente abarrotó las calles de Madrid para vitorearle a su paso entre unas fuertes medidas de seguridad, totalmente desproporcionadas e innecesarias, haciendo el ridículo en el vacío de aceras y calzadas? 
Si algo ha hecho fatal la izquierda en España es pasar del problema de salud que implica tener un modelo de Estado impresentable, ineficaz y en proceso de demolición insostenuible.

Un Estado, con una Constitución que se contradice a sí misma no da una en el clavo. Si se es un estado democrático ¿por qué si eso es cierto, el demos protagonista de la crazía, está sometido a una corona mono-arjonte, impuesta por un dictador genocida que lleva tieso 45 años, sin que nadie haga nada por revisar el batiburrillo estatal?
Se supone que las generaciones que padecen este desastre sin haberlo votado, tienen todo el derecho del mundo a reclamar esa elección y a poder expresar si quieren seguir en este plan o que una república con mucha más capacidad de maniobra estatal, tome el relevo de semejante destarifo, totalmente inadecuado y anacrónico en un tiempo que se debe reinventar porque lo viejo ya ha tocado techo y fondo, no da más de sí que aplazamientos insostenibles y desesperación ciudadana. Lo de Cataluyna, Euskadi, Galiza, Andalucía, lo de la España arruinada y abandonada a su suerte, ese Teruel que existe junto a esa Soria, ese León, esa Mancha, esa Extremadura, esa Rioja, esa Navarra, ese Aragón, esa Valencia, esas islas, esa Cantabria, esa Asturias, esa Murcia, se merecen una nueva y actualizada oportunidad republicana, un federalismo municipalista del siglo XXI, sin señoritos del cortijo gastándose en Madrid lo que se ahorran en su lugar de origen; es  urgente una nueva estructura estatal más flexible y eficaz, más próxima a los ciudadanos  y que además,  lejos de separar y enfrentar territorios  trabaje para hermanarlos aun con más energía y vocación.

No hay verdadera democracia sin una república libremente elegida sin presiones ni manejos impuestos por una momia insaciable de poder hasta más allá de la muerte, el poder del pueblo es cosa (res) pública (plural, de todos), pero los españoles no tenemos en absoluto esa experiencia. La tenenos prohibida por la misma constitución oxímoron que nos ha vendido la cabra de una democracia que solo lo es de boquilla y paripé. Ser monarquía es lo contrario de democracia, como es un disparate y un timo total ser un estado laico y aconfesional y seguir manteniendo a una iglesia multimillonaria que no paga impuestos por sus bienes incontables, como religión privilegiada que controla la educación, la sanidad y el miedo a un dios más falso que Judas con el que controla y manipula el estado enfermo y sin rumbo, al que ya ni el mismo pueblo valora ni respeta.


 Se ha convertido el engaño institucional en constitucional irreformable e intocable, al parecer es lo más "estable" a que se puede aspirar sin montar un cisco monumental, y que solo puede disolver y resolver un referendum sobre el modelo de Estado, una elección verdadera del médico y del tratamiento  imprescindible para un Estado agonizante, zombi ya a estas alturas del desgaste sin posibilidad "oficial" de cambio ni mejora. Irrecuperable, cuyo mejor servicio a la ciudadanía sería que se disolviese cuanto antes dejando  paso a la nueva conciencia social, a la inteligencia colectiva.
Ojalá ese cambio se haga posible antes de que España se convierta en la prolongación geopolítica del Sahara...Al paso que vamos, lo tenemos cada vez más cerca en todos los sentidos.

Los problemas no se arreglan solos.Pero los pueblos tienen ya mucha más madurez y buenas ideas que sus caciques rebosantes de soberbia y de tontuna mangante. El pueblo salva al pueblo, sobre todo cuando despierta y apaga la tele, para pensar y sentir por libre y solidario, claro. Exijamos ya hasta en el  Parlamento ese  referendum, el cambio de modelo de estado y construyamos la España que nos merecemos, no la que se merecen los manipuladores vivales que viven y medran a costa nuestra. 

Para que un Estado sea digno de respeto, tiene que hacer posible el respeto de sus instituciones hacia la ciudadanía, con unos gestores decentes, lúcidos, honestos, sanos y justos, empáticos y responsables, mucho más dedicados al bien común que a sus sectas ideológicas, financieras y giratorias. Se comprende que con lo que hay sin arreglar, sin limpiar ni consultar, se haya roto sin arreglo posible esa unidad indispensable para ser un Estado respetable y no un vodevil sin fuste, al que llevamos encadenados la tira de años.
 Hay algunas  pelis que se deberían ver y meditar antes de hablar de España y de su épica estatal: La lengua de las mariposas, El Reino, Mientras dure la guerra y Tiempo después... Todas ellas son el diagnóstico exacto de la enfermedad terminal del estado español. Para tener la mayúscula hay que ganársela y merecérsela. De momento no es el caso.

Ainssss....






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