miércoles, 19 de febrero de 2020

La voz de Iñaki | 19/ 02/ 2020 | Contra la penalización de la exaltación...



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Totalmente de acuerdo con Iñaki. Ese es el objetivo principal que está clarísimo, creo que, afortunadamente, para una gran mayoría ciudadana, al menos en teoría. Ahora se trata de llevar a la práctica ese objetivo y para ello es imprescindible una gestión tangible a la altura ética y política de la finalidad, y que los fines no justifiquen los medios, sino que los fines se conviertan en  la sustancia materializada de los medios. No combatiendo lo distinto sino haciendo que, hipocráticamente, lo igual cure lo igual. Es decir, un procedimiento entre la homeopatía y la vacunación. Porque la enfermedad es evidente que existe, si no fuese así no estaríamos como estamos.
El pueblo no es en absoluto un bebé enfermito, todo lo contrario, el enfermo sin diminutivos, es el estado que padecemos y que debería ejercer su responsabilidad, -lejos de ser una niñera cantamañanas-, como el imprescindible médico de cabecera. Adulto, sano y con recursos no solo materiales, sino especialmente cognitivos, empáticos, justos, de mirada amplia, madurez de adulto, responsable, ético, y libre de intereses espurios. De momento en España eso todavía no lo hemos catado en el menú político/social del plano estatal. Es más, cada vez que hemos dado un paso al frente como ciudadanía capaz de auto-organizarse y muy bien, por cierto, lo hemos -demostrado en ayuntamientos, en sindicatos, en comisiones de organización asamblearia, en iniciativas como las mareas, la PAH, LegalSol, observatorios municipales, ILPs...- nos han colado finalmente el mismo gol en el corral: lobos disfrazados de pastores, muy colegas, muy listos, muy leídos y titulados, precarios y empáticos, justo, hasta que consiguen votos suficientes para pillar escaño y poderío desde una hegemonía determinada, que viene exactamente a apartar de su misión como derecho y deber, a la ciudadanía y eso sí que es ser niñeras: "representar" lo que los niños no alcanzan a balbucear, pobrecitos! Entonces, una vez llegados al mango de la sartén, les da un ataque de amnesia, pierden el oremus, y desde Vallecas se mudan a Galapagar. Se les votó como portavoces, justo, porque en el hemiciclo no caben millones de personas, no porque esos millones les consideren "sus representantes". Cada ciudadana/o, se representa a sí mismo y es insustituible como pieza en la muralla de Tucídides. 

Es muy curioso que los mismos fans mediáticos de la democracia, sorprendentemente, se vuelvan desconfiados y hasta hostiles contra cualquier iniciativa ciudadana que intente abrir en las instituciones la más mínima brecha participativa de verdad, en vez de unirse a las propuestas que hacen avanzar la sociedad, se apuntan a lo contrario: al predominio apisonador de la institución, sea como sea, el caso es que siempre haya un equipo de mangoneantes muy preparados, esos sí, con cayado y báculo, que una vez "asumidos los plenos poderes" reconvierta la ciudadanía demasiado despierta en dócil manada obediente y estupenda, encantada de tener ahora unos pastores majísimos, tan bonicos ,apañaos y "constitucionalistos", que, por lo menos han completado sus estudios 'estatales' sin trampas ni enchufes en la URJC, como mínimo, no podía ser en otro lugar más ad hoc, of course. Mientras tanto la conciencia colectiva se diluye entre obediencia y agradecimiento. Qué bonito. Lástima que la realidad se empeñe con obstinación en zurrar de lo lindo y sin miramientos, a  tantas iniciativas relajantes y kukis. Qué pesadez de realidad, xd! Con lo bien que se vive en el limbo dorado de los bebeses...

Lo peor que le puede pasar a una sociedad es confundir la utopía con el IBEX35 y a los mandados beneficiarios con sus "representantes". La corrupción, las tarjetas black, la tentación constante del parné y la facilidad, las excepciones que se cargan la igualdad en la misma constitución, las prebendas y la compraventa de voluntades no tienen líneas rojas si no las exige una ciudadanía responsable de sí misma y capaz de decir basta a la pringue de una tradición comodísima que dispone de unas tragaderas insaciables y muy bien camuflada de lagarterana estatal y estacual . 
Es una pena que cuando las cosas se ponen imposibles a causa de no haber movido pieza cuando se pudo, quienes pudieron hacerlo no lo hiciesen, quienes pudieron facilitar el cambio se apuntasen "a la estabilidad" de la falacia consuetudinaria, tomándola por verdadera y segura, apostando porque todo siga igual antes que por el compromiso político adquirido en las urnas. Dando con ello un  poder infinito a las mafias estatales, pero eso sí, muy, que muy constitucionales, en vez de reconcérselo a la ciudadanía, que es, además de la verdadera esencia de cualquier constitución, la primera interesada en el bien común, sin camelos dogmáticos ni paparruchas especuladoras de por medio. Es una pena que sobren tantas ideologías y conquistas celestiales, y falte pisar el suelo nuestro de cada día.

Y ahora, vamos a lo práctico:

1) Reorganización barrial de grupos constituyentes.

2) Volver a la dinámica asamblearia en las plazas.

3) Recoger las demandas más urgentes votadas en común.

4) Establecerlas como ILPs (iniciativas legislativas populares)

5) Hacer, a partir de las asambleas, un índice de propuestas sociales, políticas y económicas, para presentar en el Parlamento, mientras se van implementando en la base cívica y así, al mismo tiempo, establecer una pedagogía social que de verdad sustituya las tripas emocionales y las ideas obsesivas heredadas, por el nacimiento regenerador de la conciencia auto-responsable en lo personal como auto-suficiente y solidaria en lo colectivo. Cambiando así el paradigma del bien particular separado del bien común como nos inculcaron desde siempre, e incluso hasta considerarlos como opuestos entre sí. La realidad nos está demostrando que el bien particular convertido en absoluto y de espalda al nosotros/as, a medio y largo plazo agota los recursos y destroza a la misma humanidad, tanto en lo privado como en lo público.

6) Urge reconocer oficialmente y superando miedos absurdos pero que están ahí, la insuficiencia del modelo de estado actual y proponer de común acuerdo y sin complejos, un referendum plurinacional para legitimar ese estado y darle la vida y la consideración que debe merecer todo estado decente. Si por mayoría todos quieren una monarquía lo aceptaremos como mandato del pueblo. Y trabajaremos desde las bases para que sea lo más sana, civilizada y decente posible. Siempre que el rey o reina, mediante la firma de un convenio, se considere un servidor/a del pueblo y no un semidiós parásito del mismo pueblo. Un pueblo que avanza y evoluciona ya no cabe en un cajón de sastre, en el que  acabaría siendo un pueblo desastroso. O sea, lo que nos está pasando ahora y que nos debe hacer reaccionar lo antes posible para el bien de todos, incluidos hasta los fachas que han impulsado la crisis del sistema estatal pillado con alfileres hasta que ellos soltaron al monstruo  oculto en la caverna, a pasear por Catalunya con los mordiscos al Estatut, entre 2006 y 2010 y que acabaron de rematar en 2017/18 con la Operación Piolín y la intervención ppeppera para distraer la atención de los jueces en el tema de la corrupción del propio estado-cloaca, y no solo del Gobierno, aunque con su eficacísima cooperación. Provocando que haya quedado en evidencia cristalina la discapacidad estatal del momento para hacer frente a su propia obsolescencia imparable.

7) Ese cambio comprometido con el presente, superando lo aprendido en el pasado es imprescindible si queremos tener futuro y no una constante diáspora exponencial, como la del antiguo pueblo judío tras su demolición por el Imperio Romano. Una diáspora que lleva ya años en acción y de la que los gobiernos y el estado no parecen ver ni valorar: si la España vacía se hace insolvente social, como lleva trazas, nadie que tenga dos dedos de frente se quedará a vivir en ella. Es importante saber que la mayoría de los refugiados y migrantes, más preparados, con estudios y dominando como mínimo tres idiomas, solo nos usan como plataforma de salida, muy pocos declaran querer quedarse aquí y no por la acogida que agradecen muchísimo, sino porque ya saben de sobra que aquí no siquiera los españoles que no sean millonarios, tienen futuro, y que hasta esos millonarios, tienen su capital a salvo en otros estados más seguros. Ellos y ellas prefieren cualquier país de Europa, menos Grecia, Italia y España...¿Por qué será?

8) El panorama es muy parecido al de 1898, cuando EEUU nos declaró la guerra imperial y salimos de Cuba y Filipinas hechos puré, por los suelos en todos los sentidos, y claro, con el peso muerto de una monarquía en tenguerengue, como todo el conjunto. La historia se repite, aunque esta vez la guerra es financiera. USA contra todo estado o comunidad que intente vivir al margen de Wall Street y exprimiendo como limones a las comunidades que le compran la cabra de la dependencia. Lo de China, Irán, Venezuela o Bolivia, canta La Traviata. Tenemos al "enemigo" descarado y establecido desde el FMI hasta la UE. No es nada fácil. Pero hay salidas: reducir consumismo de todo tipo, sobre todo tecnológico y farmacéutico, cortar dependencias y acrecentar la autogestión de los pueblos, desde la alimentación y la economía hasta el plano energético, en el que nuestro clima es un aliado genial si aprendemos a gestionarlo. La gestión responsable de la España vacía, el cambio climático asumido desde la inteligencia social y económica (la palabra ya lo expresa oikós significa casa y nomos/nomía, organización, normativa, ley) puede revertir en una nueva forma de vida mucho más inteligente, sencilla, agradable, ecológica, solidaria y eficaz. Podremos dar cobijo y trabajo digno a los migrantes que deseen quedarse con nosotros y evitar la emigración en estampida de españoles con recursos científicos y capacidades suficientes para crear y poner en marcha otro plano de vida y con ello evitar el abandono de nuestras bases y fundamentos naturales de los que depende la supervivencia: ni la tecnología punta ni el dinero millonario que trafica con ella, son materia comestible, potable ni respirable. De nada sirve la riqueza si el Planeta se destruye y pierde la biosfera y la salubridad de la atmósfera, si se se van matando las especies animales y vegetales que hacen posible el equilibrio de la cadena biológica. Y ese fenómeno es inseparable de las migraciones ajenas y propias, que al fin son el mismo fenómeno. Somos una familia global. Cuanto más tardemos en aceptarlo, más duro será el tortazo.

9) Es imprescindible una readaptación constitucional con las enmiendas adecuadas a los nuevos tiempos y circunstancias que han venido para quedarse. Una constitución y un modelo de estado deben responder a la dinámica de la vida ciudadana que los hace posibles, no pueden ser eternamente intocables sin morir por falta de adaptación a la realidad, como si fueran monumentos arqueológicos que todo el mundo venera y admira pero en los  que es imposible vivir.
Una de las más urgentes revisiones de la Carta Magna española es la  de las funciones del Pueblo Soberano, en los casos en que las portavocías y representaciones políticas no se correspondan con las necesidades y reivindicaciones mayoritarias de ese Pueblo Soberano, hasta ahora solo en el papel, no en la realidad.
Otro punto importante es la revisión del papel de las ideologías y dogmas en los gobiernos. La ideología, como la opinión o la creencia, en la intervención política, se deberían limitar por la Constitución, al terreno personal o grupal, sin el valor añadido de servir de catapulta hacia el poder institucional, y sin otorgarle poder ejecutivo alguno, y mucho menos dinero público "para forrarse" sicut pp dixit, porque a la hora de gestionar la cosa pública lo que debe primar sobre cualquier tendencia es el bien común para toda la ciudadanía y no los manejos ideológicos que acaban generando conflictos y rechazos inevitables, porque todo lo que nace del ego, sea personal o colectivo, en las guerras del ego fenece. Y que quede muy claro, que votar ideas dogmáticas en la política es boicotear la ética del bien común, porque se da el poder a un bando que beneficia a los suyos, y deja en absoluto desamparo al resto de la ciudadanía, no por tener menos votos se merece ser castigados. Los derechos y deberes deben ser protegidos en igualdad, por el pack estado-ciudadanía, que en ese caso, sí sería la misma realidad. Las ideologías podrían ser como agrupaciones culturales, benéficas,sociales, artísticas, pero sin poder interventor alguno como tales en los asuntos de estado, y que sea la ciudadanía libre de ataduras y llena de proyectos en limpio para compartir, la que se organice sectorialmente, se presente a las elecciones y se remangue políticamente sin que la pertenencia a ninguna secta arrope su "carrera" que nunca debería serlo, solo un servicio en limpio y con fecha de caducidad. Que la política recupere su sanísimo sentido original y deje de ser una mafia ideológica, una agencia de colocaciones para quienes no valen para nada si se les saca de la mamandurria.
Una vez reconocido el verdadero valor auténtico de ese Pueblo Soberano del que habla la Constitución, pero que hasta ahora y a efectos prácticos es papel mojado y un simple eufemismo para dar la imagen de democracia de cara al exterior, debe crearse un reglamento concreto y claro que contemple  la intervención práctica y frecuente, elevada a tarea institucional, de comisiones ciudadanas como las ILPs, por ejemplo, al margen de diputados y senadores, en las Cámaras Alta y Baja del Parlamento, no como algo excepcional, sino como derecho y deber participativo, con sus convocatorias y cumplimento, cuya frecuencia se decida por la normativa. Eso educaría a la sociedad civil, le haría  ver que su intervención directa en los debates y en el logro de las soluciones, es además de un derecho, también su responsabilidad, y que tiene el peso político que le corresponde para cambiar el derrotero de la inercia que tantas veces es la tónica general de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, al comprender que en una democracia real no se  puede ni se debe reducir exclusivamente la actividad cívica a las manifestaciones, las protestas en la calle,  y la aparición de algún o alguna ciudadana de vez en cuando, en las cámaras legislativas como cosa excepcional, hechos que nunca dejan nada concreto sobre el papel, solo la anécdota y el acta del día, pero que a la hora de la verdad son voces sin voto, un hecho absurdo si se tiene en cuenta la condición de Pueblo Soberano que define la Constitución sin aclarar ni explicar qué medios prácticos y qué normativa confirman esa función a la hora de la verdad. Sería fundamental que miembros de la sociedad civil sin acogerse a ninguna ideología, hiciesen mensualmente por ejemplo en el Parlamento y ante las cámaras de TV,una rueda de preguntas a los diputados y diputadas encargados de gestionar los asuntos más decisivos y más urgentes para los colectivos sociales. Y que las comisiones cívicas turnasen a los agentes encargados de preguntar, para que la participación sea de verdad democrática. Que no sean siempre los mismos para que la implicación sea real y bien concreta, sin rastros de apaño.
Son sugerencias que podrían conseguir el cambio de verdad, saliendo por fin de esta España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía/devota de Frascuelo y de María/ de espíritu burlón y de alma quieta. Antonio Machado vuelve a la carga, con su mirada intemporal. Con lo chulo que sería leerle ahora y comprobar qué distinta era aquella España, de la nueva...Ojalá eso ocurra algún día, a no tardar, porque el horno global ya no es el mismo y no está para más bollos.
Se me ocurren un montón de sugerencias al respecto, pero lo dejo aquí. Todo está por hacer. Por hoy ya vale. Ahí dejo la invitación para quien lea y quiera apuntarse al equipo energético del cambio...Ningún pensamiento ni deseo que lleven luz y amor desinteresado, caen en saco roto. La vida me lo ha enseñado, y ella es la mejor coach que existe.


Por ahí, en esa dirección, sí que se puede salir del bucle tóxico, de la burbuja del desconcierto, del laberinto social depresivo y del quejío como modus inoperandi o del cabreo estéril y devastador, como de la leyenda de un pasado que anunciando maravillas manipuladoras, eso sí, "con las mejores intenciones", ha terminado en ratonera, pero indudablemente superable, si se cambia de perspectivas y de viejas milongas que ya solo son el humo que ciega la visión imprescindible  para construir la vía de salida.

Se puede, claro que se puede; solo es necesario restaurar desde dentro la vida aparentemente muerta, y dotarla de movimiento. La vida es infinita y puede darnos sorpresas impensables y estupendas, siempre que trabajemos en la dirección adecuada del bien común, olvidando el colocón del ego, sin dejarnos camelar por la cáscara de lo aparente y el flash apabullante del momento. No podemos elegir lo que nos pasa. Pero somos lo que elegimos hacer con lo que nos pasa, para eso somos libres, si así lo decidimos, claro.

Ante retos vitales de este calibre, como el que tenemos encima, las apologías de lo que sea, se quedan en nada. Se diluyen en el consomé de las distracciones. La verdad acaba poniendo en su lugar cada urgencia y también  las piezas de la manipulación, venga de donde venga y con el color que sea.
Como dice la canción de J.B Humet: Hay que vivir,amigo mío, antes que nada hay que vivir, hay que burlar ese futuro que empieza a hacerse muro en ti...

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