La Sicav de la Universidad Católica de Valencia de la que la fundación salió en 2015 llegó a tener siete millones de patrimonio
La universidad propiedad del Arzobispado de Valencia retiró los fondos de la Sicav en 2015, meses después de destituir al anterior gerente, Juan Morote
La entidad académica llegó a tener el 99,9% de Agrocartera, Sociedad de Inversión de Capital Variable, SA en 2013 y 2014
Las Sicav son instrumentos de inversión similares a los fondos que tributan al 1% y deben estar formados por al menos cien inversores
Fachada de una de las facultades de la Universidad Católica de Valencia.
La Universidad Católica de Valencia
participó, al menos en 2013 y 2014, en una sociedad de inversión de
capital variable (Sicav). Las sicav son instrumentos de inversión que se
utilizan para obtener beneficios con una tributación del 1%, muy
similar a los fondos de inversión. La diferencia es que en este caso son
necesarios como mínimo 2,4 millones de patrimonio y cien inversores,
algo que mirando las cuentas de la sociedad no se cumplió en todo su
periodo de existencia.
Fuentes de la actual dirección
de la Fundación que gestiona el centro universitario explican a
eldiario.es que retiraron los fondos de este instrumento financiero en
el año 2015. Justo un año antes, en 2014, fue destituido el gerente de
la universidad Juan Morote por desavenencias con el rector. Morote fue
consejero delegado de la Sicav hasta julio de 2014. "De acuerdo con lo
previsto en la legislación vigente, la Fundación UCV cumple
escrupulosamente la legalidad, rinde cuentas con carácter anual,
respetando los fines fundacionales así como la legislación española",
añaden.
La Sicav de la Universidad Católica de Valencia se
llamaba Agrocartera y en ella la institución religiosa tenía en 2013 y
2014 una participación en el accionariado del 99,9 %. En esos ejercicios
el patrimonio que atesoró superó los siete millones de euros, según las
auditorías depositadas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores
(CNMV). Los propietarios de las Sicav suelen utilizar estos instrumentos
para invertir los beneficios -que ya habrían tributado- o los
excedentes de tesorería. En el caso de este centro religioso no tributan
al ser una fundación pero deben ser reinvertidos.
La
Sicav Agrocartera, según las auditorías colgadas en la página web de la
Comisión Nacional del Mercado de Valores, tuvo un política de inversión
conservadora, consiguió rentabilidades de hasta el 5,7 %, y perdió un
4,2 % en 2018. La Sicav se registró en 2004 y fue gestionada por el
Banco Popular. En la actualidad, ya con la universidad fuera del
accionariado, es BBVA la entidad bancaria que realiza las inversiones.
En
2014, cuando la totalidad del patrimonio de la Sicav era de la
universidad religiosa, la plantilla de la sociedad de inversiones era de
16 personas con un salario fijo en reemuneraciones de 708.000 euros, a
lo que se sumaron 63.000 euros para empleados por 11 de esos empleados.
En ese ejercicio de total control de la sociedad, la Sicav invirtió en
bonos del Estado, multinacionales como Yahoo, Walt Disney o Kellogs y
numerosas empresas del Ibex 35. También en productos de grandes bancos
como HSBC.
No fue la única Sicav que abandonó la Iglesia valenciana
El
Arzobispado de Valencia, propietario de la universidad, fusionó su
Sicav Real Colegio Seminario Corpus Christi 1604 en 2017 con un fondo de
inversión gestionado por Banco Mediolanum. El argumento que dieron en
su día para el abandono de este instrumento fueron los cambios
regulatorios y la incertidumbre respecto a las polémicas sociedades de
inversión -Pedro Sánchez llegó a anunciar que las eliminaría-.
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