domingo, 6 de diciembre de 2015

Ains!


Little Garden Wreath - Dried 15 inch
Un abrigo de flores le hace falta a Diciembre.
Una ola, una marea, que nos inunde el mundo
de espumas cantarinas de conciencia
y notas musicales de colores. Sinestesias de amor
por las esquinas, caracolas de luz
por los rincones.

Tararear el alma por las plazas
y hacer del corazón esa bandera
que no tiene partido ni aparato
ni ortopedia
ni anquilosis del ego, ni muletas,
ni vive de ilusiones malparadas,
que es inocente y limpia
como brisa de abril,
-y a ser posible aún, con un catorce
prendido en la melena de otra historia-
y que no discrimina
ni divide ni es amiga especial
de la fanfarria. La bandera plural
de la alegría, la unidad en diverso
que enriquece y ennoblece la vida,
la constante sencilla
del abrazo. La ternura del beso
y la palabra
que aterriza por parques y avenidas
y cuece el estofado del cariño
en el simple fogón de cada casa.
Con la masa del pan de cada día.

A este diciembre gris,
adquirido en el chino de la esquina,
todo a un eulo,
minúsculo y escaso de energía
tan sobrado de ruido y alharacas
de pantallas de histeria al retortero,
y -a pesar de los anticiclones-,
tan nublado,
le falta ser verdad y no un diseño
de la pobre entropía empantanada
de un invierno sin lluvias y sin nieve,
otoñecido, perezoso a destiempo,
y adelantado al frío
pero sin convicción,
sino por protocolo estacional
como un rajoy cualquiera,
programado,
de corcho artificial.
De plástico más bien.
Tan desfasado. Tan apócrifo y lerdo
como un vals retardado
y rácano al plasmar compás y ritmo,
en la cámara lenta del mucho predicar
y no dar trigo. Y de aburrir sin más
al respetable, que ya duda de todo
lo que fue, más o menos, creíble
y aceptable.

Un abrigo de flores necesita,
de urgencia, este Diciembre.
Y despertar los versos de la vida
plantados en el huerto
de nuestra inteligencia colectiva,
y dejar de nadar cual monigotes
en la leche cortada de este postre
que bosteza zurcido y tan postrado
en la carne y los huesos de este pueblo
amarrado a la inercia
de la repetición, de fiesta en fiesta,
de estadio en coso, de Herodes a Pilatos,
en el dolor del alma que no entiende,
pasando por cuaresma y carnavales,
desde una navidad de pegatina
a una semana santa impenitente...

Válgame Dios, que historia tan cansina
y qué hostil horizonte nos aprieta
la línea desteñida del futuro
en unas tesituras semejantes.

Sólo las flores, en la hermosa inocencia
del color  y el aroma
de lo limpio y gracioso,
nos pueden dar un soplo de frescura
un toque magistral que nos rescate
con ética de polen fecundante
y poner esa nota de cordura
que al parecer nos falta,
en el portal feroz del manicomio
que preside el desguace nacional.
A cargo de doctores tontilocos.
Un ungüento de ser que nos instruya
y nos arranque al fin
de la patología del ganar
tan solo por trepar hasta el poder
que empuja a resultar
más feroces y horribles
que el rival más atroz. Ser el 'mejor' así,
en esa factoría criminal,
degradado y artero, envilecido,
capaz de recurrir a cualquier cosa
para poder subir al podio del absurdo,
igual que un campeón de la morralla,
es simple y llanamente, demencial.
Abominable.
Que vale más perder
un puesto relevante
en la lista de Schindler del enjuague,
en semejante lid,
que claudicar ante la aberración
que en su sistema
destruye el mejor fin
con el medio peor.
No puede construirse democracia
y civismo
con métodos de obscenas dictaduras
ni con tan repugnantes silogismos
y lógicas de turbia catadura.
Vade retro, esbirros de lo mismo
de siempre, geminados,
Castor y Pollux
de la misma causa
disfrazados
de nuevo Superman
bicéfalo y vivales.  
Vade retro y abur,
que ya se ha visto
vuestro viejo plumero remendado
de joven de rebajas, dominado
por las mismas tendencias a la baja
que muestran los despojos del tinglado.

Propongo convertir en un jardín inmenso
de cultivo ecológico y amable,
en un observatorio de justicia y piedad,
la mesa electoral de la mentira,
las urnas, las encuestas y los censos.
Apagar las pantallas
y encender de una vez
la inteligencia.Y votar lo contrario
de lo que nos ofrece la solvencia,
lo mismo que un dios Jano,
con dos caras -durísimas- opuestas y serviles,
del mismo descalabro,
el mismo que 'solventa' los desahucios,
el machismo, el recorte infinito,
y la deuda perenne de los bancos
que estamos 'solventando' los curritos.
Ese crowdfunding del tejemaneje
que pretende vendernos otra vez
idéntico camelo,
el mismo paripé de aquellos tiempos,
los tiempos de Felipe y del cuplé.
Y ya para  revival de tal laya
no nos llegan la fe ni la paciencia.

Y vamos a votar a los pequeños
a los que se mantienen sin chanchullos
en el nodo decente que denuncia
y actúa, que siempre está a la escucha
del que sufre
y no se vende
a la facilidad de los mercados
ni a la publicidad como prebenda.
No a los que solo miran por lo suyo
sin haber comprendido
que lo suyo no es nada
si no llega jamás a ser lo nuestro
lo de todas y todos,
no por presión y juegos de poder
sino por convicción moral
y por respeto.

Propongo un vis a vis con el futuro
que nace una vez más en el presente
castigado,
no confundir debate con una exhibición
del ego más mezquino,
paciencia y tolerancia
con desgana y bostezo imperdonables
ni a galgos y a podencos con rufianes
que acuden al botín más que al deseo
de mejorar la tierra del jardín
y cultivar sus flores...
Y pensar con conciencia reposada
que no se venden euros a peseta
y que sin la decencia por delante
no es posible salir de la maleza
ni construir algo más valioso
que lo que en esta hora nos aplasta
con afán de rodillo y torpe hegemonía
programada.
Que no es mejor un tigre  en el gobierno
que un nido de serpientes venenosas,
ni una hiena voraz
en vez de una pantera siberiana
igualmente bulímica y falaz.

Un abrigo de flores diferentes
y unidas por amor a la verdad,
y tejido en la calle hombro con hombro
por la ciudadanía convocada,
necesita de urgencia este Diciembre.



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