lunes, 21 de diciembre de 2015

No habrá un cambio real y justo hasta que se derogue y se adecente la Ley Electoral



Tras el nuevo apaño electoral de ayer, sigue en pie el gattopardismo españolón, con su injusta y absurda ley electoral que permite que todo parezca que cambia, para que todo siga siendo igualmente tan injusto como arbitrario. La Ley Electoral española es una filial subterránea de la Ley Mordaza. Y no debemos ni podemos seguir consintiendo este tipo de atropello infame. 
Veamos como llegó Podemos al poder: lo hizo en las elecciones europeas, que no están manejadas por la pervertida ley D'Hont que adjudica escaños de los partidos que considera insignificantes a las formaciones políticas con más dinero y connivencia publicitaria en los medios. Por ejemplo, los escaños que se le quitan a IU, mediante dicha norma, que es un partido solvente y eficaz en su ética y en su compromiso social, se le añaden al pp, que todos sabemos lo que es y como funciona. Si Podemos se hubiese presentado primero a unas Generales en vez de a las europeas, ahora mismo no estaría donde está, porque con los 300.000 votos que sacó el año pasado, sus posibles escaños los tendría el pp. 
En las presentes elecciones IU ha superado con más del triple de votos (922.558, casi un 1000.000) el resultado de Podemos en las europeas, y no sólo no se le han añadido los escaños correspondientes a su cómputo de votos, que deberían ser 15, si aplicamos la misma ley que dio cinco escaños a Podemos el año pasado, es que se le han quitado 9 escaños de los 11 que tenía...Es un abuso, una injusticia flagrante y un castigo absolutamente inmerecido si se tiene en cuenta el trabajo, el compromiso, la eficacia, la ética y la transparencia democrática impecable de esa formación. La única que ha sido capaz de limpiar sin complejos la minima inmoralia  corrupta cuando la ha detectado en alguno de sus militantes responsables de asuntos públicos, algo que aún está por hacer hasta en partidos tan "pura sangre" como, por ejemplo, Podemos y C's, por no hablar de los dos de siempre, pp y Psoe. 

Como ciudadanía responsable tenemos el deber cívico y ético de denunciar y desactivar esta canallada democráticamente ilegítima y moralmente ilícita, convertida en "legal"por los poderes absolutos de la oligocracia, camuflada de democracia (recordemos que según el significado etimológico 'oligocracia'  significa 'el poder de unos pocos' y 'democracia' significa 'el poder del pueblo'), una aberración que estamos consintiendo a base de no ver la peligrosa la relación existente entre ciertas causas y ciertos efectos. 

¿Qué se puede hacer?:  Concretar nuestra indignación en un proyecto que empiece por exigir en la calle y por medio de las portavocías en el Congreso y Senado, de los partidos democráticamente sanos, que se derogue cuanto antes la ignominiosa, humillante y caciquil ley D'Hont y que nuestro sistema electoral se constituya desde las primarias, con el cómputo de "un votante=un voto", sin más enredos calculadores por parte de la oligarquía. Y para eso estaría muy bien que ya mismo nos convoquemos en las asambleas, mareas y plataformas cívicas para organizar la defensa ética del voto directo y que en las próximas elecciones todo cambie de verdad, -que tal vez sean muy pronto, debido precisamente al disparate de la Ley Electoral vigente y con un nuevo gasto añadido que no nos podemos permitir tal como estamos, porque son capaces de sacar el dinero para ello, de la hucha de las pensiones-; si es necesario se puede llevar esta ley los tribunales españoles y a Estrasburgo, incluso a Naciones Unidas, como un atropello y una vulneración del derecho a la justa representación política de los ciudadanos marginados y silenciados tan injustamente por los intereses de determinados grupos políticos y económico-financieros, que ya conocemos de sobra lo que se cuece tras la financiación y las puertas giratorias entre la oligarquía de la pela y sus estómagos agradecidos en modo esbirros infiltrados en la gestión política. 

Tenemos que poner en marcha con urgencia una ILP (Inicicativa Legislativa Popular) que defienda con valor y determinación un compromiso ético electoral que garantice la igualdad de oportunidades y la justicia distributiva del voto, no para los intereses de las mayorías, sino para dar voz y voto real en el Congreso a los sectores más perjudicados por los rodillos de la demagogia que están destrozando en realidad la propia dignidad de la democracia, y que al parecer los grandes partidos interesados en el poder más que en conseguir el bien común, no acaban de asumir, por mucho que lo cacareen -incluidos Podemos y C's-.
Sin cambio de Ley Electoral, como sin el consiguiente cambio de Constitución, -además solo el cambio de la Ley Electoral nos garantizará que se cambie la Constitución de verdad y no a base de remiendos y apañitos- aquí no cambiará nada y el "principio Tancredi" que tan lúcidamente definió Lampedusa en Il Gattopardo, seguirá siendo el "alma pater" de un remedo pírrico de democracia, o sea, de una auténtica falacia.
Ahora que tenemos en caliente la agresión amoral de esa fatídica ley, es el momento de dar pasos hacia una regeneración real de este basurero más propio de los enredos enfermizos de El Príncipe maquiavélico y su  monomanía hegemónica, que de un sistema justo y decente en el siglo XXI.

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