lunes, 7 de diciembre de 2015

Martes 8 de Diciembre.Perdió la política sana y ganó el show de la demagogia


El tan maravilloso debate de anoche fue, ante todo y sobre todo, un espectáculo potente y desacostumbrado. El panem et circenses de siempre, sublimado por el ambiente artificioso de la ilusión mediática basada en lo presuntamente novedoso frente la carcundia de lo "viejo". Sólo eran nuevas las formas. El hecho de que la prensa, los periodistas, representaran un papel distinto como fuerzas más vivas de lo habitual hasta ahora en estos escenarios, solamente fue un detalle técnico. Y digo 'escenarios' y 'técnico' con el convencimiento de que todo se redujo a una exhibición muy bien organizada, que no significa en absoluto que introduzca la variante de un verdadero cambio de rumbo político intencional. 
Siguió viva y más que nunca, la enorme diferencia entre izquierda y derecha. O sea, que se derrumbó  por completo el hechizo de esa aspiración podemita en modo zuppa inglese. Ni izquierda ni derecha. Igual que la tesis de Rivera en el mismo plan pseudocentrista a lo Miquel Roca de los tiempos de antaño. Primer desmentido de la noche: izquierda y derecha eran más evidentes que nunca, hasta debajo de los disfraces. Pero democráticamente insuficientes. Faltaban voces muy decisivas e importantes en el mapa ideológico y cívico de una política prêt-a-porter, dibujada a la medida de los mismos intereses biparty de toda la vida. Faltaron las mareas. Faltaron las plataformas e iniciativas ciudadanas, faltó la España del cambio real y faltaron Unidad Popular, UPyD, Compromís, BNGA, Amaiur y tantos etcéteras y una verdadera portavocía ecologista, faltó la democracia práctica en medio de la especulación de la democracia teórica. Perdieron la República de Platón y la Política de Aristóteles. Perdió la Utopía de Tomás Moro y la reflexión de Erasmo de Rotterdam. Ganó la demagogia de los sofistas. Era previsible. La farsa resultó impecable. Como farsa, claro.

 Lo que quedó evidente es que la manipulación de los emergentes no se distingue en nada de la manipulación de los 'inmergentes'. También ha triunfado como viene siendo el estilo politicante que padecemos, el gattopardismo de la lampedusiana Casa de Salina. Que todo parezca que cambia para que todo siga igual. Y todos tan contentos, ¡cómo no! Pues menudo cambiazo, pordiós. ¿Quién hubiera pensado hace 30 años que los españoles podríamos alcanzar este nivelón en los debates mientras en Francia triunfa el nuevo fascio Le Pen y en Grecia lo de Syriza, Tsipras y Varoufakis se ha quedado k.o.?
Allí no contaban las ideas sino el juego retórico. A ver quién machaca mejor al contrario. Como en una vulgar gallera. Es decir como siempre. Allí no contaban los verdaderos argumentos sino el que mejor torease al morlaco del momento periodístico y le echase, a lo Floriano, más piel y camisa que coraza y chaqueta. Imagen y prou. Allí nadie citó las propuestas geniales  y perfectamente realizables de Yanis Varoufakis, que no solo no son antieuropeas sino fortalecedoras de una Europa mucho mejor que ésta. Lo que significa que ni siquiera le han leído en serio y se han quedado sólo con la moto y la chupa de cuero. Allí soló discurría el imperio del tópico como arma arrojadiza. La horterada cognitiva ninguneante perpetrada una vez más contra la ciudadanía, tratada, al modo tradicional, como rebaño mediático.

¿Lo peor de la velada? Que sigue en activo el boxeo electoralista sin más innovaciones de enjundia. ¿Lo mejor del evento? Lo clara que brilla la verdad hasta detrás de las mentiras mejor contadas e incluso recicladas como verdades de mercadillo.
Soraya fue el chivo 'explicatorio', y machacón, de Rajoy con una impecable determinación de debacle que se agigantaba a cada intervención que era, a su vez, la repetición de sí misma: la misma batallita justificadora de todas las barbaridades, "hace cuatro años...","ustedes ni se imaginan cómo estaba esto hace cuatro años...", "nosotros hace cuatro años...",estaba cada vez más clara la atracción fatal que el pp siente por el pasado y el wért-igo que le produce el presente y no digamos nada el futuro...que para el pp está encasquillado en el revival constante del pasado, cuanto más remoto, más cómodo y confortable.

Pedro Sánchez fue lo previsto. Igual que Rivera e Iglesias. Sólo la fortuna del sorteo en las intervenciones concedió a la coleta de Iglesias el incienso suficiente para acabar el truño con las verdades del barquero. No es que estuviese brillante, es que se limitó a relatar lo que hay. Y la verdad es la que es,la diga Agamenón o su porquero. Cualquier candidato que hubiese terminado la sesión con el relato simple de la realidad social de España hubiese hecho el pleno en la diana. 

 El debate no aclaró nada que no fuese ya más que meridiano. Pero hizo de escaparate estupendamente, es cierto. Muy bien decorado. Con muy buen gusto y sobriedad. Profesionales como la copa de un pino, tanto los periodistas... como los políticos. Y tal vez eso mismo fue la clave de la verdad: descubrir una vez más y con muchísima más contundencia que la política de la ciudadanía no coincide con la política de los "políticos profesionales", ni siquiera la de los políticos con coleta adjunta y pretensiones de representar lo que en el fondo, es simplemente la excusa para que sus personajes signifiquen algo y les procuren, además, un salario decente, que no sean los 900 euros de mala muerte, como profesor interino en una universidad pública, pudiendo estar en un escaño parlamentario con otras perspectivas salariales y profesionales mucho más decentes y brillantes. O transformar el futuro gris de un joven asesor ya forrado per sé, en una plataforma de triunfo en todos los ámbitos de la vida profesional, como líder treintañero de una nueva España y olé, sin veleidades territoriales ni pueblerismo lingüístico, ni inmigrantes sin papeles ni putas de tapadillo, sino pagando con toda decencia sus impuestos laborales, su fiscalidad que dignifica la esclavitud sexual solo con el privilegio, otorgado por ley, de pagar por ella... Y si eso además te convierte en el Obama celtíbero, con su we can y todo, pues miel sobre hojuelas. No se hable más. Las new frontiers del momento están ahí. Repitiendo la escena de siempre. El mercadillo en pleno esplendor y los vendedores a grito pelado..."Vamos, mujeres, animarse, que me lo quitan de las manos...que lo mío no tiene color...mirad que lechugas tan frescas, qué rábanos, qué filetazos...mirad la cara del rape, que está diciendo "cómeme"... y deja que te coma, mientras me aplaudes y ni te enteras...Hale, comprad, comprad, malditas...que cuando se acabe, se acabó!!!"
Mucho ruido muy bien orquestado y nueces, ni una...William Shakespeare.

Nos está faltando la nuez de la democracia y nos está sobrando el ruido insoportable de la demagogia. Como siempre. Nada hay nuevo bajo el sol, dice la Biblia. Pero se equivoca en su sentencia. Se puede crear lo nuevo bajo el sol y sobre él. Pero primero hay que aprender a dejar los personajes y los forros del ego en la percha y asumir la humanidad que somos de verdad. Sin pegatinas ni fanfarrias comecocos. Crecer  y multiplicarse en conciencia, no en dividendos ni en enjuagues ni en seducción ni en ilusiones fofas, que siempre acaban como lo que son: falacias sin fuste y decepciones cansinas. Como el rosario de la Aurora, pero sin aurora ni rosario. Ni más ni menos.

Antes que parecer hay que ser. Y anoche el ser no era ni estaba por ningún lado. Sólo había en el plasma helado de la pantalla un enorme guiñol muy entretenido.


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