lunes, 21 de diciembre de 2015

Rajoy depende de Sánchez


Si Pedro Sánchez permite la investidura de Mariano Rajoy, será la confirmación definitiva de que Pablo Iglesias tiene razón cuando dice que el PSOE y el PP son casi lo mismo
¿Qué puede más? ¿Un obstáculo insalvable o una fuerza imparable? La pregunta en forma de paradoja viene a cuenta de la difícil investidura de Mariano Rajoy, que depende completamente del líder del PSOE, Pedro Sánchez, para lograr su investidura. No hay otra opción: no salen otros números. Si Sánchez se mantiene firme, Rajoy pasará a la historia
El PP necesita la abstención del PSOE para investir a un presidente. Es la única alternativa con este Parlamento que no sale más enrevesado ni hecho aposta. El líder del PSOE aseguró a sus votantes, antes de las elecciones, que votaría en contra y no se abstendría. Su portavoz y secretario de organización del PSOE, César Luena, lo ha repetido otra vez este lunes. El PSOE –o eso dicen– votará no a Mariano Rajoy, lo que parece bastante coherente después de que Sánchez dijese que no era un presidente decente, o que era un problema para la democracia.
El PSOE sabe que permitir la investidura de Rajoy es su suicidio. Sería la confirmación definitiva de que Pablo Iglesias tiene razón cuando dice que el PSOE y el PP son casi lo mismo, las dos caras de una moneda que se necesitan, se complementan y se defenderán hasta matar o morir juntos. Si el PSOE permite que gobierne el presidente de los sobresueldos y los SMS a Bárcenas, sería el hundimiento definitivo de este partido: el camino más rápido para convertirse en una fuerza política irrelevante en poco tiempo.
El obstáculo insalvable de esta paradoja electoral es evidente. La fuerza imparable también lo es. Ya ha empezado en público –vayan a un kiosco y elijan un periódico al azar, vale cualquiera– y también en privado, donde las llamadas a la “estabilidad”, la “gobernabilidad”, la “unidad” y la “serenidad” sonarán a todas horas en el móvil de Pedro Sánchez.
La presión sobre el líder socialista va a ser tremenda no solo para que se quite de la cabeza la posibilidad de intentar un Gobierno alternativo con la izquierda y los nacionalistas –con vascos y catalanes, al parecer, solo puede pactar la derecha sin que sea traición a España– sino también para que permita que Rajoy siga en La Moncloa como si no hubiese pasado nada.
¿Qué hará Pedro Sánchez? ¿Aguantará, cederá a las presiones o tal vez buscará una vía intermedia aunque igualmente decepcionante: la investidura de otro candidato del PP? Aún no se sabe, pero es en decisiones así cuando se mide la verdadera talla de un político. Hablar suele ser gratis. 

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Ahora se verá si el Psoe da la talla como socialista o la espantá. Si cede y admite que gobierne el pp, adiós Psoe. Si no cede tendrá que pactar con una izquierda inexistente, porque Podemos ya se ha encargado de cargarse IU-UP minando por dentro el electorado y el podemismo, a su vez, se ha certificado como rareza indefinible, o sea, no como izquierda ni derecha sino todo lo contrario: nada, simplemente un apaño instrumental para manejar los asuntos según la demoscopia marque el paso de baile y los avatares del juego de tronos indiquen lo que hay que hacer sin otra referencia que ganar lo que sea al precio que sea y vendiendo al mejor postor el contenido de su masa votante. Sin más. Por llegar a la Moncloa venden el alma al diablo.

El Psoe tiene ahora la oportunidad de dejar claro cuál es su verdadera talla y cuáles son sus motivos reales para estar donde está: si el objetivo es el poder por el poder, como Pablemos y C's, o es la ética social y política del bien común, como fin y como medio. De ello dependerá su continuidad o su derrota definitiva que lo relegaría al montoné de la impotencia donde perdería para siempre su condición de alternativa contundente para convertirse en un grupo-reliquia ya descafeinado, con alma descremada y sin sustancia, cuya fuerza pasó a la historia del fracaso para dejar sin representación a más de media España, que quedaría en manos del azar y de los flautistas de Hamelin ocasionales y trepas. Si es verdad que el P.(s.o.)E. está dispuesto a recuperar de nuevo el contenido de las letras que se le ha ido cayendo de la sigla, ahora es la ocasión de hacerlo, entrando sin miedo, y con energía inteligente, al trapo de la realidad de Catalunya y su capacidad para decidir en un referendum, si hasta Cameron, el carca inglés, ha sido capaz de afrontar y respetar la decisión de Escocia, ¿qué mejor garantía de democracia para los catalanes dudosos del Estado Común, que respetar el derecho a decidir, demostrando que la dignidad y el derecho colectivo de los pueblos está por encima de cualquier barrera sin consenso democrático, por muy "constitucional" que presuma ser? La leyes están para construir la felicidad de los pueblos y su ciudadanía, no para castigarlos por sentirse distintos y plurales. A los pueblos y regiones debe unirles el mutuo respeto a sus particularidades, el cariño y la comprensión de lo diverso, y no las cadenas impuestas de intereses que suprimen la libertad y el derecho a construir su modo de ser y de estar en el mundo. 
Al Estado español le toca ahora el turno de hacer autocrítica y preguntarse qué le está pasando para que más de cuatro millones de españoles de cultura catalana quieran dejar de llamarse catalanes españoles y por qué durante casi cuatro décadas de democracia  han funcionado muy bien con el resto de pueblos hermanos. ¿Qué ha cambiado? La orientación política del gobierno. Por eso mismo el Psoe tiene que revisar y retomar el rumbo cívico de Pascual Maragall y alejarse del pperismo patriotero reinante; marcar las diferencias y abrirse al diálogo sin miedo y con todo el respeto, la escucha y la flexibilidad, para encontrar acuerdos imaginativos y creadores de nuevas vías de encuentro y salida a ese círculo vicioso de egos histéricos fanatizados in crescendo, cada vez más tensos por tanta torpeza soberanista, que son la tapadera de dos líneas igualmente turbias y corruptas: la de Convergencia y pujolandia y la del pp, a las que solo separa la fonética y la morfología, pero que une por completo la misma  sintaxis de la pela corrupta e idéntica semántica ideológica.

Por otro lado, el Psoe deberá marcar líneas rojas bien claras en su política económica compatible con los derechos humanos y reparar la ley de los desahucios, exigir a la banca que coopere con el derecho a la vivienda de los ciudadanos en precario, ya que debe al Estado una millonada por sus rescates. Derogar la Reforma Laboral made in pp y elaborar una nueva ley consensuada entre todo el arco parlamentario, escuchando todas las voces y atendiendo  a la realidad de la calle tanto como al estado de los mercados, anteponiendo los derechos a las presiones de la pela yanky-germánica. Aplicando los recortes donde tocan: en los impuestos a las grandes fortunas, a los privilegios y sueldazos políticos e institucionales, porque no tiene sentido que quienes gestionan los problemas de la ciudadanía cobren cantidades astronómicas y se eternicen en sus cargos, cobrando de lo que se recauda de la explotación y la neoesclavitud de la misma ciudadanía a la que se trata de ayudar y gestionar para que viva con decencia y bienestar. Hace falta dinero para invertir pero nunca al precio de la dignidad de los seres humanos. Un ejemplo bueno son los nuevos ayuntamientos como Valencia, Madrid o Barcelona. Se puede aprender mucho de las buenas prácticas e incorporarlas al gobierno del Ejecutivo.
Volver a restaurar el artículo 135, revisar nuestra posición en el eurogrupo en el tema del TTIP y TISA, en el trato humanitario a los refugiados, en el trabajo por la paz mucho más que por la OTAN y en el apoyo mutuo entre la Europa del Sur, que  ya está bien de ser los PIGS o los GIPSI de la marginación y la mano de obra pagada con limosna, recortes brutales y banco de alimentos, ¿no? Es imprescindible que la Europa del Sur se ponga de acuerdo con ella misma y establezca un cordón sanitario común para protegerse de la Europa de alta velocidad arrasadora que sólo es posible con el ralentí de la Europa más castigada por el poderío especulador despiadado de los vecinos del Norte, una vez convertida en el balneario continental y en la granja de eurotalentos para la exportación que nos empobrece tanto como los recortes impuestos por su troika. 
El Psoe tendrá que afrontar el hecho del laicismo como signo identificador de la igualdad democrática donde ningún credo religioso ni político debe gozar de privilegios ni de impuestos religiosos recaudados por Hacienda y esa especie de IRA (impuesto religioso añadido) del dichoso concordato con la Santa Sede, que si  fuese santa de verdad otro gallo cantaría y jamás exigiría ese tipo de tasa vergonzosa que se saca de esquilmar los presupuestos de la justicia distributiva en los estados para convertirlos en riqueza eclesial, mantenimiento de clero y pederastias varias. Que cada creyente se pague los servicios religiosos en el credo que más le motive y le ayude a ser mejor y más feliz, pero que nadie imponga nada a su prójimo violentando las conciencias con miedo, chantaje, juicios, excomuniones o prebendas, todo ello inoculado desde la escuela pública y pagado con el trabajo y el sacrificio fiscal de millones de personas no creyentes, ateas o de otras religiones, vulnerando gravemente el principio democrático de la igualdad en derechos y libertad de culto y pensamiento. Dios no es católico ni protestante ni musulmán ni budista. Si de verdad es Dios y es amor, es de todos por igual y además es gratis. Dios es ateo e irreverente con las tontunas, por naturaleza. No cree en su ego porque no es necesario. Por eso puede crear y realizar desde un sí mismo que es Nosotros cuando amamos y crecemos sin tapujos ni fijaciones. Sanamente. En la divina libertad de ser plenamente humanos. Y la justicia, rehabilitadora mucho más que humillante y castigadora, es el sello temporal del amor infinito.

En fin, que el Psoe no lo va a tener nada fácil en este mogollón descolocado y  desconcertante para la planicie habitual de nuestra política acostumbrada a los y a lo de siemprejamásamén, para formar gobierno si pretende seguir tan moderadamente asustadizo, remilgado y pisahuevos como lo ha sido hasta ahora. Tendrá que elegir entre ser socialista y obrero o quedarse solo en partido español a secas, muy secas. Tendrá que elegir entre el Pablo Iglesias de pacotilla y el  fetén que lo fundó y nos regaló cien años de honesta honradez hasta que Felipe González con sus mejunjes los puso en modo gato taoísta convenenciero y se cargó el invento. Ahora, al Pablo Iglesias original le ha salido un miniyó que le ha usurpado el DNI para hacer juegos malabares y sombras chinescas en las paredes del caos. Pero las huellas dactilares no coinciden. Menos mal. 
Así que Pedro Sánchez, bonico, ponte las pilas solares que duran más que las otras porque son ilimitadamente recargables con la luz natural y tira p'alante, hacia la  izquierda, procurando evitar las tentaciones de la dislexia con que el pp y C's, querrán pillarte en algún momento bajo. Tú, ni caso, y sigue girando a la izquierda sin dejarte seducir por las milongas y las ambigüedades de Pablemos. Recuerda que la sangre es roja y el corazón humano está orientado a la izquierda y que no es por casualidad sino para recordarnos por donde va el camino que rescata de verdad y humaniza todo, hasta el dinero y la política. Pregúntate cada día y ante cada tentación o alucinación de camelo momentáneo:"¿qué haría Pablo Iglesias, el original, en este caso?" y acuérdate de que un hombre como Mujica ha podido gobernar estupendamente, varios años, desde la Izquierda y hacer de Urugay un país muy digno donde todo funciona bastante bien y sin fracturas sociales ni arribas ni abajos ; y ya verás como por esa vía limpia y sin tapujos todo te sale redondo, carinyet.

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