martes, 9 de julio de 2019



Demasiados pavos reales juntos

Demasiados pavos reales juntos.





Como desde la noche del 28 de abril en el mismo momento en que se conoció el resultado de las elecciones generales di por supuesto que el PSOE y Unidas Podemos tendrían que entenderse y sumar sus votos, como desde la noche del 26 de mayo di por supuesto que el trío de Colón sumaría los suyos, y en el caso de Madrid sin el menor género de dudas, nunca he podido tomarme en serio el alarde táctico de bravatas, de gestos feroces, de palabras de honor, de no nos moverán que andan lanzándose unos a otros, con destino sobre todo a sus propias clientelas.
Me parece penoso que con la importancia de las tareas que aguardan unos y otros estén perdiendo el tiempo en gallear como si tuvieran alternativa, que no la tienen, como si se lo pudieran permitir, que no pueden. Creí y creo que se van a arreglar antes de que acabe julio, pero, de repente, en el día en el que Sánchez va a verse con Iglesias, y Abascal con Casado y no sé si también con Rivera, me pongo a pesar egos, a los que hace tres meses hice referencia, y lo inverosímil parece menos. Demasiados pavos reales juntos y mal avenidos. Abascal tiene la gallardía legionaria en sus genes y el matrimonio Rocío Monasterio-Espinosa de los Monteros es de casa bien y lleva fatal los desprecios. Rivera se ha instalado en el trono virtual de pre-líder de la oposición y pre-presidente del Gobierno y solo se habla con Casado, el único al que los desastrosos resultados le han bajado los humos.
Y en la gran liga de la gobernación nacional, pues más de lo mismo. Sánchez, desde que se mueve en el Olimpo de los grandes coros internacionales, ve más pequeño a Iglesias y quiere que este lo note. Y Pablo, que vaya si lo nota, se encoge pero solo por fuera; tiene orgullo por arrobas. Los que le han retado lo saben. Así que la lógica nos dice que todo tendrá que resolverse en julio, pero mucho pavo real junto y mal avenido, peligro.

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