El síndrome de Boabdil.
Javier Aroca
Moreno afronta su investidura pendiente de cerrar su Gobierno con Ciudadanos
EFE
O de
su augusta madre. Tiene razón Fernando Álvarez-Ossorio cuando afirma que
la irrupción de la extrema derecha en Andalucía, y pronto en España, no
es otra cosa que la vuelta de los opositores al régimen del 78. Es
decir, ya sigo yo, de los que se opusieron a la llegada de las
libertades y también de la Constitución como texto de compromiso. De los
franquistas, ahora repintados con una mano de Steve Bannon y otra mano
de maque de la prensa sinfónica , de trumpismo peninsular y
carpetovetónico.
Hasta hace casi nada, todos o
casi todos, estaban en el PP, ahora efluyen y confluyen , -algún
diputado popular ya se ha apresurado a engrosar sus filas-: no será el
único. Recuerdo a uno de su promotores, Alex Vidal-Quadras, cuando
decidió abandonar hace unos años; acusaba a la nueva formación de
debilitar al PP frente al auge del populismo de izquierdas; anotaba el
político catalán, de manera crítica, la proximidad con los fascistas
franceses y nazis alemanes. Ahora, hasta iraníes.
De aquel 78, la resistencia espiritual siempre se ha autodepositado en
los guardianes de la Transición. Hoy, los González, Guerra, Cebrianes,
hasta Borbolla y Escuredo, y todo el vargasllosismo cortesano, guardan
silencio ante la amenaza a los valores de aquella gesta y su Titulo
VIII, vendidos como ejemplo en conferencias, foros, asesoramientos
ultramarinos y cancillerías, a golpe de suculentos emolumentos. Ni el
Ibex parece estar preocupado. Quizá muy ocupado con sus trapacerías de
espías. Echo de menos hasta a Javier Arenas. Quizá el más legitimado de
todos, resistió y mucho al madrileñismo político y fue el único que
pudo ganar en las urnas al socialismo rutilante y, con más mérito, a
los suyos.
Esta semana habrá gobierno, legítimo. Ni
sorpresas ni indignación postural ergonómica. Tienen mayoría
parlamentaria. Son las reglas .
Hasta el periodismo indígena, siempre en la orilla, donde hay pie, se
muestra indignado, sorprendido. Ingenuidad, desconocimiento, no se. Como
si Moreno Bonilla o Marín hubieran sido elegidos en un cónclave, es un
poner, en Utrera . No entienden, a buenas horas, que todas las
decisiones se tomen en Madrid, como si fuera en la sede central de sus
medios de comunicación. Como si a la colonización política no se
correspondiera otra colonización mediática y de ideas. Maldita
precariedad.
Como si en las elecciones recientes no hubiéramos tenido de ración, y
ellos contado, otra cosa que el conflicto de Catalunya o las
repercusiones de estas elecciones en España. Como si no hubieran
propagado el carácter superespañolísimo de Andalucía y su candidata a la
presidencia.
Ahora veremos, tanto hablar del artículo 155, de la insurrección
catalana, y resulta que a quien de verdad van a aplicar un 155 total es
a Andalucía. Ni 28-F -atentos a sus medallas y fastos- , ni ná .
Enmienda a la totalidad, nada de autogobierno. ¿Más Andalucía , más
Europa? No. Más Madrid, más España, más centralismo, más colonización,
mediática también. Devolución de competencias, intervención de la radio
televisión públicas, derogación de leyes , algunas de las cuales a la
vanguardia de España, y ¡viva el rey! Las capitulaciones de Andalucía.
Toros , zorros y zorras , venados, jabalíes, -de esto, mucho-, ciervos,
caza mayor. Todo, eso sí, ya lo decía Manuel Chaves Nogales, referente
ético del periodismo andaluz, con incienso y palios. Venga lo que
venga.
Y
ahora, a la oposición, directamente, sin autocrítica de por medio.
Oposición enérgica, espero, pero sobre todo oposición orgánica, mirando
también a Madrid, a los “comiteles” centrales, y pensando más en volver
y ,de camino, amenazando a sus propios con más de lo de antes. La
izquierda, es un decir mobiliario, no se habla . Desde Madrid, leña a
las dos titulares derrotadas e inmutables. Sin discrepancias , discutir
el susanismo es morir, incluso sin BOJA. El elaborado núcleo
intelectual de la resistencia consiste en conseguir en la calle lo que
solo se puede lograr en las urnas.
Solo hay dos
certezas, de momento, tras un mes de tomadura de pelo y cachondeito: la
presencia en las instituciones de Andalucía de la extrema derecha y la
permanencia en la oposición, ahora, de la izquierda, de la extrema
estupidez.
Y a llorar. Ya lo dijo Aisha , la sultana
mamá de Boabdil, dicen que un dos de enero, fecha a retener. La verdad
es que no era muy feminista que digamos. Cosas de la realeza.
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No creo, desde mi modesto entender, -descendiente de andaluces por vía paterna y habitante transitoria por algunos años en ese inigualable y magnífico territorio andaluz-, que Andalucía ni siquiera metafóricamente, esté padeciendo el síndrome de Boabdil, una tentación muy propia de las madres patriarcales, que las sigue habiendo en las dos versiones: feminista y machista. Pero en realidad, el estallido derechil andaluz es minoritario. Es una gripe estacional del hartazgo, que se ha producido mediante una irritante vacunación cansina por goteo durante casi cuarenta años de un socialismo rarito, a bajísima cota de vuelo social, de ese que sigue el patrón patriarcal de mantener en la infancia a los hijos adultos cronológicos, a loh niñoh, a lah shiquillah, pobresitoh miah...Andalucía está jarta de figurar sin ser y no sabe cómo librarse del mal fario y, claro, como una adolescente se ha ido de casa, se ha escapado de la tutela pegajosa de una familia patriarcal que no le daba nunca las llaves de casa porque no se fiaba de que las perdiera y dejase la casa a merced de cualquiera que las encontrase. Así que ha pillao la puerta y s'ha pirao. Se ha ido. Por eso solo se han quedado bajo la custodia patriarcal las y los hijos menos críticos y más sumisos. A los que les faltan unos cuantos hervores. Los que no piensan y se contentan con ir de romería, feria, semana santa, toros, tapas, finos y birras. Vamos, que solo les interesa el espíritu del botellón populachero, que no del pueblo ni de su hermosa conciencia en hibernación forzosa.
A lo mejor me equivoco, como tantas veces, pero creo que no es tan mala esa crisis andaluza de conciencia, como parece a simple vista. Cuando una sociedad se ha estancado porque no atina a mejorar y se conforma con repetir la misma receta médica tenga la enfermedad que tenga y nunca se cura del todo, sino que le aparecen nuevos jamacucos cuya etiología no se relaciona con la casuística, es normal que se pregunte por qué, si ella obedece siempre al mismo médico, su salud no se recupera y cada vez necesita más cantidad de la misma receta. Entonces, por eso ha decidido mayoritariamente no tomarse el mismo potingue de siempre. Es natural que, de momento, los síntomas se hayan recrudecido y que el voto renuente y evasivo haya dejado paso al voto devoto y minoritario per se que en casi cuatro décadas apenas ha tenido relevancia política ni eco serio en la sociedad andaluza, si no era para contar chistes sobre él.
Y es que Andalucía está buscando el modo de crecer en madurez y verdadera autogestión y auto-responsabilidad. Se ha dado cuenta de que pasó de una humillante dictadura de derechas a una estupefaciente dictablanda de izquierdas mediopensionistas, donde mamá autonomía se ha encargado de pagar asistentas y cocineras para que las criaturas no tuvieran que pensar en hacerse la limpieza ni la comida. Y claro, eso es fatal para el desarrollo de los seres humanos en particular y los pueblos y sociedades en general. Lo equilibrado es que los pueblos y sociedades maduren a base de implicarse en su propia educación, porque una "educación" que no nos implica y simplemente se nos aplica, es simple domesticación de rebaño. Y todos los rebaños necesitan pastores que los guíen para que no se pierdan por el camino, primero de la cuadra, del establo y luego, ya creciditos, del matadero.
Ahora mismo Andalucía ha manifestado que se ha dado cuenta mayoritariamente de su situación deteriorada y anacrónica. De que la "política" va por un lado y el pueblo por otro. Y se ha abstenido por mayoría de participar en el juego maldito entre el síndrome Boabdil-Reyes Católicos y el de Curro Giménez-Derechona. Y claro, era de esperar que la cosa haya derivado por esos derroteros. Pero es seguro que hay muchos más andaluces hartos que fachas. Por eso las negociaciones en Santa Fe han durado tanto y no está claro que vayan a ser más estables y algo mejor de lo que ha habido en el susanato tardo felipista.
En realidad el problema no es qué partido gobierne y lo haga peor, sino que nunca pueda gobernar el pueblo organizado desde la municipalidad solidaria e igualitaria, justa y libre, como muy bien lleva demostrando Marinaleda desde hace esos mismos casi cuarenta años. Justamente la diferencia es ésa: en Marinelada el pueblo sí participa cooperativamente en la gestión de su autogobierno (hasta se construye sus propias viviendas en común y adquiere tierras para ser independiente de los ducados sátrapas de los que jornaleros y jornaleras eran esclavas) y el ayuntamiento es la herramienta operativa de la voluntad popular, la asamblea el método de entendimiento y de acuerdo y el bien común el logro de la inteligencia colectiva. Pero, claro, eso significa que hay que trabajar juntos para lograr los objetivos comunes y no dejar todo en manos de una oligocracia, por muy demócrata y socialista que se predique. En plan pasivo, desconectado de aquello que se quiere mejorar, y cómodamente en la postura del limosneo social, no es posible madurar ni crecer como cultura, como civilización. Si la Revolución Francesa se hubiese limitado a la guillotina y a cambiar un poder monárquico por otro cacique político, no hubiese nacido un tejido social ciudadano, cohesionado por buscar el bien común, no habría servido de nada. Pero no era el poder el objetivo, sino la implementación desde la base social por la propia base social de valores como la libertad, la igualdad y la fraternidad, donde otros pueblos se han pasado la historia colocando los contravalores de dios, patria y rey. Por eso Spain is different y en Andalucía ha aparecido la caricatura de Atila. Que el resto de España lo comprenda y deje de regalarle a ese despropósito una atención y un rebombori que no merece. Andalucía, mayoritariamente, no tardará en demostrar lo que de verdad quiere y necesita si se le permite experimentar su propio jarabe de palo.
No se merece envejecer en plan chuchurrío sin haber sido joven y adulta primero. Mejor respetarla como al hijo pródigo, hasta que tras la experiencia de comer bellotas con los cerdos como único sustento, "entre en sí misma y se diga: volveré a mi casa,porque allí no me faltaba lo necesario" En este caso: volveré a mi conciencia porque esto es un camelo corrupto y degradante, gobierne quien gobierne si desde la base no nos gobernamos nosotros para poder convivir dignamente.
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