El informe de APETP sobre muertes en España por pseudoterapias, un fraude
La Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) ha difundido el Primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias en España. La cuestión es que se ofrece como un informe riguroso y algunos medios se han hecho eco del mismo, con repercusión en redes sociales. El martes, el presidente de la Comisión Deontológica de Cantabria se refería a este informe y sus cifras en un debate, así que se ha convertido en un documento relevante.
¿Está la repercusión a la altura de su calidad? NO.
Y no se trata de que nos gusten o no sus resultados, sino de que los datos han sido manipulados a través de una metodología deficiente por no decir interesada y fraudulenta. ¿Cómo puede una Asociación que dice defender lo científico y que ataca agresivamente cualquier metodología que no sea “perfecta”, atreverse a publicar un documento como éste? Lo mismo se preguntan algunos de sus propios compañeros de campaña antihomeopática, que ven cómo la credibilidad de este colectivo se viene abajo.
La APEPT se justifica explicando que no es un artículo científico, pero hasta ahora siempre ha criticado todo aquello que no estuviera basado en artículos científicos. Es más, esos artículos debían responder a una metodología rigurosísima. Explica también que sólo se trataba de evidenciar la falta de datos para impulsar iniciativas que los recojan, pero para eso no hacía falta inventar un dato falso y lanzarlo a los medios de comunicación, en un documento maquetado de manera muy profesional pero con un contenido nada profesional. Por otro lado, esa excusa es simplemente una mentira fácil de exponer ya que el propio informe dice:
Este documento ha sido realizado por la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) para obtener una primera estimación del número de fallecimientos a causa de las terapias alternativas. Se trata de una primera aproximación para abordar un problema que, como se verá a lo largo del informe, causa miles de muertes al año.
Por si fuera poco, Elena Campos ha continuado participando en los medios de comunicación y aunque aclara que el informe no es científico en términos estrictos, mantiene las estimaciones e incluso matiza que probablemente los números son mucho mayores. Eso, aunque ya conoce los datos que expondremos a continuación y que demuestran exactamente lo contrario.
Podemos poner muchos ejemplos de los errores que se han cometido en el informe, ya los han descrito conocidos blogs científicos como éste del filósofo de la ciencia y divulgador Angelo Fasce o éste más amable del periodista científico Javier Jiménez. En el caso de Fasce, nos confiesa que ha decidido dejar de ser miembro de la asociación, incluso aunque ha sido miembro de su propia junta directiva.
Extractos del texto de Angelo Fasce en el blog La Venganza de Hipatia:
Entiendo la motivación de la APETP:
lanzar un número redondo de muertes para impulsar el plan legislativo
contra estas prácticas que lleva tiempo anunciando el gobierno del PSOE.
Pero la idea se les ha ido completamente de las manos y han acabado
publicado un documento que suda fanatismo y politiqueo de la peor
calaña.
Un informe sobre muertes es algo muy
serio que ha de colmar expectativas científicas con datos sólidos en
lugar de cubrir expectativas políticas lanzando datos falsos pero
fácilmente rentabilizables. Pese al efecto inmediato de haber generado
titulares y la consecuente histeria social, tan provechosa
políticamente, un informe tan falaz como este hace mucho daño a la
credibilidad de discursos perfectamente racionales como la defensa de la
práctica clínica basada en evidencia.
Por mi parte, si en su momento
abandoné la junta directiva, ahora me he convencido de abandonar
definitivamente la APETP como socio. No todo es política, impacto
mediático y manipulación de la opinión pública. Defender el pensamiento
crítico, bien, pero no así.
Extractos del texto de Javier Jiménez en el blog Xataca:
(…) el informe también tiene serios
problemas. Sobre todo, en la estimación de fallecidos. Y no es que los
autores no lo sepan. Casi al contrario, son plenamente conscientes de
las limitaciones del trabajo (y lo dejan por escrito reiteradamente). Da
la sensación de que la búsqueda de una cifra que llevar a los titulares
les han llevado a concretar unos números que podrán ser verosímiles, pero no sabemos si son veraces.
Bajo mi punto de vista, es un error
leer el informe como una estimación de fallecidos a causa de las
pseudoterapias en sentido estricto. Es más bien una llamada de atención a la falta de información que
existe sobre el asunto. Sin embargo, el formato escogido y su
comunicación pueden dar lugar a malentendidos: no creo que se pueda
“concluir” nada a partir de él.
(…) hay mucho que mejorar si quiere convertirse en una herramienta útil que vaya más allá de una campaña mediática.En las Redes Sociales la crítica también ha sido demoledora por parte de algunos médicos divulgadores muy conocidos, como por ejemplo estos:
Quizás a algunos les apetezca profundizar en la clase de errores que cometen, y los enlaces que se han proporcionado dan buena cuenta de ellos. Para no tener que leerlos de cabo a rabo, anticiparé que lo más importante que hace falta saber es que:
1.- Se utilizan estudios antiguos y realizados con un tipo de pacientes y diagnósticos muy concretos, para luego aplicar las mismas conclusiones a la generalidad. Así, se inflan los números escandalosamente.
Es decir, que el estudio de Johnson sobre el aumento de muertes en pacientes con cáncer que se tratan con medicina alternativa escogió pacientes raros de encontrar: los que rechazan la medicina convencional y se tratan con técnicas alternativas en manos de no-sanitarios. Estos pacientes suponen sólo un 0,01% de la población (sin embargo, sabemos que el 40-60% de pacientes con cáncer usa tratamientos no convencionales y convencionales simultáneamente) y sacó conclusiones sólo sobre 3 tipos de tumor (porque no había un aumento de muertes en los demás) que suponen el 38%. Lo que no se puede hacer es aplicar su porcentaje de muertes adicionales (470%) pero amplificándolo falsamente a todos los pacientes y con todos los tumores. Así se multiplica la cifra por 17 (diferencia entre 0,01% de Johnson y 1,7% de FECYT en España) y luego por 2,6 (diferencia entre el 38% de los tumores y el total). Las 800 muertes por cáncer tratado de manera no convencional se convertirían en 18 (si obviáramos otros problemas de los estudios y cifras que se manejan).
De la misma manera, el estudio de Rothwell en quiropraxia se refiere a un tipo de problema bastante raro que había sido más frecuente entre quienes habían ido al quiropráctico la semana antes. Pero esas conclusiones (que no establecen relación causal) establecidas sobre 6 personas (no es un error, son literamente “seis”) se aplican como si fueran causales al 1,7% de la población española que acudió al quiropráctico (o al fisioterapeuta o al osteópata) en el último mes. Y aunque se refieren a un tipo de problema cerebrovascular muy raro, lo aplican a la totalidad de muertos por ictus en España. De ese modo la cifra final (660) resulta completamente increíble para quien está acostumbrado a manejar esta clase de datos, es algo que no hubiera podido pasar desapercibido hasta ahora (mayor que la incidencia de muerte por gripe en España la mayoría de temporadas).
2.- Utilizan los únicos estudios que han encontrado para justificar un aumento de las muertes, y ni siquiera se molestan en mencionar todos los estudios que descartan esa relación. En el caso del cáncer ya hemos aportado estudios en esta entrada de nuestro blog. En el caso de la quiropraxis algunos ejemplos son este estudio de 2008 o este estudio de 2015. Os aseguro que son muy fáciles de encontrar para cualquier científico.
3.- Ante la falta de datos científicos, tampoco han recurrido a otras fuentes. El Defensor del Paciente hubiera sido una fuente muy interesante, lo que pasa es que su presidente Carmen Flores ya ha declarado que no ha recibido denuncias y se ha posicionado a favor de que al paciente se le permita acceder a los tratamientos no convencionales.
Otra de las críticas más frecuentes se centra en el hecho de que no hayan pedido la colaboración de ningún médico o epidemiólogo, a pesar de que cuentan con el apoyo de unos cuantos. ¿O será que éstos no han querido realizar un trabajo sesgado bajo condiciones metodológicas mediocres ni manchar su nombre firmando esta farsa?
Me pregunto si una metedura de pata de esta envergadura tendrá consecuencias. ¿Seguirán el Ministerio de Sanidad, el Ministerio de Ciencia y la Organización Médica Colegial considerándoles sus mejores asesores científicos después de esto? ¿Dimitirán de la Junta Directiva los autores? ¿Recibirán una regañina por parte de las universidades y centros de investigación para los que trabajan?
A vosotros, ¿qué os parece? Porque yo ya me he quedado “sin palabras”.
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