miércoles, 30 de enero de 2019

¿Por qué la homeopatía y los homeópatas somos peligrosos? Hablando de homeopatía. Doctor Gonzalo Fernández Quiroga. Mil gracias por ser, estar y acompañar sanando


¿Por qué la homeopatía y los homeópatas somos peligrosos?


En una de mis últimas intervenciones en medios, concretamente en “Está pasando” de EITB 2 que conduce Klaudio Landa, me entrevistaron para que opinara sobre la supuesta retirada de medicamentos homeopáticos una vez empezado el proceso de registro de más de 2.000 cepas por parte del mismo Ministerio de Sanidad. Y digo supuesta porque ya sabemos que en realidad esas 2.000 cepas representan la casi totalidad con los que los homeópatas nos manejamos habitualmente.

Pero a lo que iba. Hice la entrevista como mejor supe y puede explicar esta cuestión del registro, el porqué la homeopatía tiene suficiente grado de evidencia para ser considerada un buen recurso para los médicos en según que situaciones, de manera, que como decimos con frecuencia, la homeopatía siempre suma.

Lo bueno vino después, cuando acabé mi intervención.
Una colega del País Vasco que seguía el programa en directo me comentó que en el plató siguieron hablando del tema y uno de los contertulios dijo que yo era muy bueno dialécticamente, de lo mejor que había oído, muy convincente, con muy buenos argumentos y que por eso era peligroso.




Después de ver el corte me pregunto el porqué de ese adjetivo.
Creo que es deseable que uno en cualquier asunto, sea el que sea, se exprese bien, tenga buenos argumentos  y sea capaz de transmitirlos. Para mí, que me encanta todo lo relativo a la comunicación, que digan eso de uno es todo un halago por supuesto. Y más viniendo de alguien que no está de acuerdo contigo.
Pero ¿peligroso? Supongo que el contertulio se refería a que más personas pueden pensar que lo que dije sonaba bastante sensato y podían tomar en consideración mis palabras (cosa que él no querría que sucediera). O cambiar la idea prejuiciosa que pudieran tener sobre la homeopatía.
Como soy escéptico de por sí (sí, queridos amigos pseudoescépticos) no creo que dudar acerca de nuestras presuntas convicciones sea nada malo, al contrario, nos hace más tolerantes y respetuosos con las creencias y prejuicios de los demás y, al final, mejores personas desde mi punto de vista. Y este es un talento que todo médico debería tener y desarrollar porque de ese modo podemos entender mejor todas esas motivaciones extrañas y peculiares que llevan a nuestros pacientes a actuar de una determinada manera,  a primera vista fuera de lo racional y lógico (para nosotros, claro)
Y si alguien me pregunta si me lo aplico les diré que sí. Creo que es sano e higiénico para todos.

Me pregunto también por qué debí sonar convincente. Quizás porque un buen comunicador tiene que prepararse, por supuesto, y manejar muchas claves que ahora no es el momento de detallar. Pero, al final, para comunicar bien sobre todo lo que hay que hacer es ser sincero con uno mismo, transmitir aquello que de verdad cree.
Y yo, claro, creo que la medicina debe ser sobre todo una medicina humanista en la que el paciente es ese ser único y diferente de todos los pacientes que haya podido haber tenido hasta el momento. Que sus motivaciones, sus acciones, sus reacciones son también únicas. Que su historia, en una palabra, es única.

Y que los pacientes te permitan navegar por esa historia, su historia, otorgándote su confianza, esa sí que es una aventura apasionante.
Si a eso le añades el ser una terapéutica con suficiente grado de evidencia, a mi entender, que es suave y respetuosa tanto con el medio como con el paciente, con efectos secundarios poco frecuentes o transitorios y que hace que sean ellos mismos, los pacientes,  los que cada vez mas tomen las riendas de su salud y no se mediquen a las primeras de cambio, pues mejor que mejor.
Y si, además, es empática, compasiva, donde la persona es considerada en su unidad y globalidad y no como piezas sueltas e inconexas entre sí, entonces es que estamos definiendo lo que es la homeopatía.

Así que si hay una campaña en contra, lo cual es obvio a estas alturas, que no solo va contra ella sino contra todo lo que “suena” a eso…

¿Cómo no vamos a estar defendiéndola con buenos argumentos y siendo  convincentes?

Yo creo que, como médicos, es nuestro deber aunque a eso algunos le puedan llamar peligroso.

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