lunes, 21 de enero de 2019

Desde Siria nos llega este S.O.S. En UNRWA conocen de primera mano la situación y nos lo explican desde el epicentro del dolor

 
La vida en Siria se ha convertido en algo tan aleatorio, que hasta una sábana puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte para un niño. Lo cuenta Mohammed, que con 12 años ha tenido que aprender que un trozo de tela le puede salvar de los francotiradores pero al que esta guerra le ha hecho perder la esperanza.
“Tengo el corazón destrozado”, explica Mohammed, que camina dando vueltas alrededor de un edificio en ruinas.
Durante las últimas semanas hemos visto una cruenta escalada de la violencia en Siria: las durísimas imágenes de niños y niñas muriendo asfixiados, la explosión de un coche bomba contra  un convoy de civiles evacuados en el que murieron más de 68 niños. El dolor de un periodista que, tras rescatar a varios bebés y niños de entre las llamas del bombardeo, se derrumba en el suelo, dejando que el dolor le venza… y en medio de todo ello, en el epicentro, los niños, siempre los niños. Las principales víctimas.
Ellos son las verdaderas víctimas de un conflicto que ha entrado ya en su séptimo año. En UNRWA, la misión de ayuda humanitaria más grande en Siria, no sólo apoyamos a los refugiados de Palestina, la población más vulnerable en el país. Apoyamos a todos los civiles, aquellos que nos necesitan. Y vamos a seguir allí, junto a ellos, tanto como seamos necesarios.
Os necesitamos.
 

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