miércoles, 30 de enero de 2019


A ver si nos contenemos un poquito

Ahora resulta que es bueno y necesario que los militares se metan en política porque hay golpes buenos y golpes malos
Por suerte vivimos en un país libre y todos tenemos derecho a decir las tonterías que nos dé la gana. Pero creo que ha llegado la hora de que todos empecemos a cortarnos un poquito en su ejercicio









Juan Guaidó jura el cargo como presidente de Venezuela
Juan Guaidó jurando como presidente de Venezuela Miguel Gutiérrez | EFE
Que vivimos malos tiempos para la verdad y tiempos gloriosos para la perversión del lenguaje resulta una obviedad. Pero que algo sea obvio no debería llevarnos a asumirlo como normal, mucho menos a aceptarlo siempre. Hasta para manipular o pervertir el lenguaje deberíamos exigir unos mínimos de calidad y de esfuerzo antes de tragar sin más.
Con el drama que vive Venezuela, la cosa ya se ha disparado. Ahora resulta que es bueno y necesario que los militares se metan en política porque hay golpes buenos –los que dan los nuestros– y golpes malos –los que dan los otros–.  Igual que Alfonso Guerra nos explicó que hay dictaduras que son un horror pero "al menos son eficaces" y hay dictaduras que son un horror y además son ineficaces.




"Entre la dictadura de Pinochet, horrible, y la de Maduro, horrible, hay una diferencia; que con uno la economía no se cayó y con el otro ha caído" (Hoy por Hoy Cadena SER, 28/01/2019). Claro que sí, compañero, ahora a saquear la riqueza de un país para ponerla en manos de la oligarquía del régimen se le llama así: eficacia. Hay que evolucionar y dejarse de viejos atavismos ideológicos ¿Qué me dicen de Stalin y Franco? Lo suyo sí que era eficacia, y para todo.
Ahora acabamos de ver que a Fernando Savater le sorprende que cinco millones de españoles hayan votado a Podemos porque "no creía que hubiera tantos tontos en España"… Pero oye, no le malinterpretéis, lo dice desde el buen rollo democrático de quien sostiene que "lucho por defender la ciudadanía… una capacidad de participación política que no se tiene de acuerdo a un territorio, un sexo o una ideología".
"Y esto de Vox después de todo es una cosa bastante menor. Lo que hemos visto como cosa masiva, peligrosa y antidemocrática ha sido Podemos" (Fernando Savater en el diario ABC, 29/01/2019). Claro que sí, maestro, si votan bien son ciudadanos y si votan mal son tontos y un peligro; que para diferenciar lo uno de lo otro ya le tenemos a usted, al déspota ilustrado que ignora que la base del propio concepto de ciudadanía reside en el respeto a las opciones de los otros ciudadanos.
Por suerte vivimos en un país libre y todos tenemos derecho a decir las tonterías que nos dé la gana. Creo firmemente en ese derecho, lo defiendo y lo practico. Pero creo que ha llegado la hora de que todos empecemos a cortarnos un poquito en su ejercicio, amigas y amigos, que luego vienen los llantos.

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Querido Losada, desde luego que el momento actual es de lo más friki y que en ese plan, desmadrarse es un riesgo connatural a tal estado de hipersensiblidad, sobre todo, mediática y receptiva, donde el mensaje, el emisor y el receptor corren el riesgo de con-fundirse en una unitaria trinidad disparatada. 
Y ya que el tema va de contenidos desenfocados que danzan entre miopía, hipermetropía y presbicia, conviene repasarlos un par de veces por lo menos antes de intentar masticarlos y digerirlos. Entre Guerra y Savater, hay un mundo entero por asimilar, no cabe duda.  
Afirmas socarronamente, como sueles, que "Ahora resulta que es bueno y necesario que los militares se metan en política porque hay golpes buenos –los que dan los nuestros– y golpes malos –los que dan los otros–", no sé quién ha podido decir algo así, primero, porque en política estamos todos metidos sí o sí, civiles, militares y mediopensionistas. Y segundo porque lo que sí tenemos  que rescatar urgentemente es el concepto y la realidad del término "política", que lleva demasiado tiempo secuestrado por la partidocracia de los "arcontes" y limitado al flanco institucional del estado y la sociedad, de modo que los parte de los "politoi", que constituyen, -constituímos-,  la "politeia" de la "polis", o sea, el 'demos', se han/hemos  quedado excluidos sustancialmente de esa función colectiva tanto en plan "laico civil"  como si forman parte de las fuerzas armadas. Resulta que los partidos transmutados en una casta ya omnipotente se han apoderado, excluyéndonos,  de la función y del nombre. Los militares son ciudadanía también, justamente, se convierten en un peligro cuando en vez de ciudadanía se creen y actúan irresponsablemente como casta a su bola, como un poder instrumental y extra-cívico al servicio de los estados concebidos como bunkers para 'defenderlos', hasta del propio pueblo que los sustenta y al que deben servir, cuando se entiende que el poder en realidad debe ser un servicio y no una prebenda. Como muestra, basta mirar el asedio a Catalunya, por ejemplo, desde las togas a las pporras de un estado registrador y lo que haga falta, de la pproppiedad. Desde los Marianos a las Sorayas, ppiolineando todo lo que se les cruzaba por delante. Pues eso, que lo mismo que la policía, el ejército, es parte del patrimonio humano y de la conciencia cívica de los estados y no son ni deben comportarse como acémilas descerebradas a sueldo de ningún amo partidócrata, por mucho cargo que ostente "legalmente", si no sabe por dónde le da el aire a la democracia y se toma el ppaís como su cortijo pparticular.
Como cualquiera de nosotras, ¿algo tendrán que decir, los militares,no? ¿O es que ser militar supone renunciar al derecho de expresar y exigir lo que se considera justo para su propio país y cuya trayectoria le afecta tan directamente?

El ejército no debe ser jamás una casta disponible para manejar y dar golpes, como viene siendo en tantos países "democráticos", ni una casta más, como lo es la "política", la iglesia, los caciques y el pastón. Porque es un sector de la ciudadanía dedicado a su defensa, sí defensa de las personas físicas y de los territorios si hay agresiones externas, y de los valores necesarios para, precisamente, vivir en paz y hacer posible que esas fuerzas cívicas militarizadas solo sean una UME y no una máquina de aplastar y asesinar en nombre de patrias y banderas, que sin pueblo y ciudadanía no son nada.
El verdadero objetivo de una sociedad sana debe ser que el ejército no tenga razón de ser porque la paz sea ya un bien común asumido por todas, como la sanidad, la educación, el trabajo, las pensiones, y el derecho a la vida. Suiza no tiene ejército, sino defensa civil. Los ciudadanos de a pie, que se entrenan por turnos cuando les toca. Ni Costa Rica tampoco. Luego, es posible conseguir en este mundo una ciudadanía sin ardor guerrero profesionalizado.
De momento, lo menos malo que a que se puede aspirar es a que el ejército esté "civilizado" y comprometido con el bien común porque también está compuesto de ciudadanos y ciudadanas que deben tener conciencia civilizada obviamente. Así que pretender que por ser militares se carezca de conciencia y se comulgue con ruedas de molino y se obedezca cualquier barbaridad que mande cualquier desalmado, tampoco es nada deseable. A la vista lo tuvimos con el franquismo las que nacimos en él y lo padecimos tan de cerca. España era un cuartel general de la fuerza bruta y zafia, el parque temátcio del golpismo vocacional. Y algunas costras (demasiadas, visto lo visto) le quedan todavía pegadas a la desmemoria histórica, porque en cuanto se ponen las cosas difíciles lo primero que salta con toda naturalidad es la liebre dictatorial endógena del miedo y la rabia, que se fue haciendo genética con el gotero eterno de una historia tan atroz como la nuestra, aun sin clarificar, estudiar a fondo ni analizar con inteligencia y objetividad pedagógica en la praxis ciudadana o sea, política, de la polis. No partidista. 

Los que vimos el papel de las fuerzas armadas de Portugal en la revolución de 1974, podemos asegurar que no fue un golpe de estado sino una sana liberación del propio pueblo, en el que las fuerzas armadas no eran nada más que ciudadanía de uniforme. Nada que ver con lo de España en 1936. Esa revolución condujo a unas elecciones legislativas y a la proclamación de una república verdadera y supuso el final de la larga dictadura militar de Salazar. No hubo ni un tiro, ni una condena, al dictador se le dejó vivir en las Azores a cuerpo de rey hasta el fin de su vida. ¿Puede compararse esa revolución con el golpe de Franco, que nos hundió en los infiernos de una guerra fratricida, que a largó a posta para "limpiar" España de rojos y a los que sobrevieron abducirlos y hacerles creer que estuvieron equivocados de bando mientras fueron republicanos? ¿Tenía algo en común el compromiso cívico del ejército portugués con el español? Ni de coña. La política necesita ser ética, igualitaria  y democrática para ser una garantía y no una cueva de ladrones y aprovechados en grupetes con sigla. Y el papel de las fuerzas armadas es deseable que sea político también. No necesitamos robots de uniforme ni drones parlantes y obedientes. 
Recuerdo muy bien el dilema que se planteó en 1981, en el golpe militar, cuando los militares acuartelados en las bases aéreas, se preguntaban lo que harían si les mandasen bombardear Madrid, por ejemplo, y desobedecer era la propuesta unánime. No se veían como herramienta de un poder manipulador y asesino de sus conciudadanos. 
No nos conviene pensar ni creer que los militares son como la plastilina en manos de los estados, porque eso es una aberración, sobre todo cuando los estados actúan contra su propio pueblo usando al ejército como instrumento de castigo civil. 

Hay que rescatar con civismo y ética, la sana política de las garras demagógicas y sofistas. La demagogia es la alfombra roja por la que se pasea la corrupción. 

Contenerse y ser prudentes ante el insulto, el despropósito, la estupidez y el desatino es de sabios, pero contenerse en la denuncia de lo injusto para quedar bien y ser "equidistantes", es de irresponsables y mezquinos, cuando la vida, la justicia y la legitimidad de los pueblos o de las personas, están en peligro hay que tirarse al agua para ayudarlos a salir a flote, y no quedarse en la orilla a ver qué pasa porque no llevamos puesto un bañador de Paco Rabanne y vamos a quedar fatal. Claro, que primero hay que saber nadar para que el salvamento no acabe siendo una hecatombe. Of course


                    

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