Hay algo muy reconfortante ética y políticamente en el Titanic de Podemos y en la puesta a punto de IU: en la izquierda, afortunadamente, existe el verbo dimitir para la mayoría de responsables, sobre todo de sus actos y sus conciencias cívicas.
Dimitió hace años el ministro socialista de Justicia, Bermejo, por haber ido gratis a una cacería en la que había que pagar por la asistencia,dimitió y entregó el acta de diputado Pedro Sánchez en su día, cuando su cargo se puso en crisis en su partido, que no en el Parlamento por ningún asunto turbio, dimitió Sánchez Mato por desacuerdo con Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, ha dimitido Llamazares y ha dimitido Errejón por no estar de acuerdo con sus respectivas formaciones, dimitió Cayo Lara obedeciendo a la asamblea de su partido, más los ministros socialistas Huerta por impago de impuestos y Montón por un antiguo máster-fraude como el de Casado, quien desconoce el significado y la conjugación de verbo dimitir, como viene siendo lo normal en su partido, sin que inexplicablemente semejante discapacidad democrática e indecente haga mella en su electorado comanditario, y dimitió el Presidente socialista de la Diputación de Valencia, sin que haya sido pillado por delinquir, sino solo por haber sido citado en una peculiar acusación del pp, que seguramente dará negativo cuando la tortuga-cangrejo de la Justicia consiga tener listo el papeleo de sus investigaciones, ya que el curriculum del ex Presidente valenciano y actual alcalde de Ontinyent es impecable en cuestiones manilargas y eticortas. La ciudadanía de su pueblo lo confirma de buena tinta, hasta los del pp incluidos...
No hay mal que por bien no venga; las crisis son el depurativo de la sociedad, el colador que decanta la política, en ellas queda claro quién es quién, o sea, de quienes nos podemos fiar y de quienes debemos estar lo más lejos posible en tendencia y decisiones electorales.
Es decir, que la izquierda de verdad es difícil que nos estafe, antes prefiere retirarse sin causar daños colaterales, mientras que la derechona se aferra al sillón con uñas y dientes aunque ese comportamiento lleve consigo el desastre general para todos, incluida la pérdida de credibilidad en la solvencia de su propia formación.
Las crisis también nos ayudan a enfocar la visión y a no derrapar estrepitosamente en la nueva elección. Lo demás depende de lo que hagamos nosotras con la realidad y los datos palpables de que disponemos. Deberíamos tener muy claro la que nos espera, si volvemos a votar a los mismos truhanes del pasado, -aunque vengan camuflados de lagarterana vox-ciferante- que nos han dejado en el chasis cínicamente, se han fundido la hucha de las pensiones, el empleo y las leyes que protegían a los trabajadores, la igualdad y la educación, la política social de la vivienda que ha terminado convertida en el paraguas de sociedades buitre, estafadoras legales, mientras la banda de chorizos estatales y estacuales, se han subido sueldos y permitido evasiones escandalosas en la hacienda pública y timos colosales así en las cajas de despiporre bancario como en los grandes bancos...
En fin, que las crisis, tienen su valor añadido aunque solo veamos su lado más penoso e injusto, lo que no tiene sentido alguno es que porque lo menos injusto se haya quedado corto y haya sido demasiado torpe en determinados momentos decisivos, haya que castigarnos como estado volviendo a las cuevas rupestres de bajamira (porque de alta-mira no tienen ni noción).
Ojo al parche, que los medios están que se salen con la publicidad retroactiva del cortijo cavernario, haciendo constantemente una parafernalia insustancial y grotesca con esa burla a la ciudadanía que es la a-deontología pepera. El Ibex anda a saco con sus intereses que son los mismos del pp, c's y vox, of course. Tengámoslo presente cuando escuchamos y leemos a los periodistas afines al cotarro, que deben hacer el juego para conservar sus trabajos, poder comer y pagar recibos.
En esta cárcel del capitalismo salvaje y mortífero nuestra única salida está en la libertad de criterio y de conciencia que es justamente la carencia más irremediable del gran capital bulímico y terminator con todo: personas, derechos, sociedad, salud, naturaleza y planeta... y a nada que los dejemos a su aire, hasta el espacio sideral, para cargarse lo que pillen si les da pasta...No lo olvidemos: la libertad de conciencia es el último y único reducto que nunca podrán invadir si no se lo permitimos mediante nuestra atención a sus manipulaciones. No nos creamos nada de lo que no podamos comprobar y pongamos en cuarentena lo demás: rumores, cotilleos on line, noticias horribles y opiniones apabullantes en alud y guasap, que no dejan un respiro para pensar. Antes es nuestra libertad que estar conectadas irremediablemente al último berrido de cualquier manada.
¡No lo olvidemos, porfa!
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